Foto de la semana

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José Cendón

NO PUEDO PARAR DE CREAR

El fotógrafo gallego José Cendón escribe "Billete de ida". Es la historia de una persona que no deja de luchar por la suerte de África.

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miércoles, 10 de junio de 2009

Lo que hay que ver....

Nuestro protagonista va caminando por las calles desiertas una tarde de sábado, a primera hora... cuando de repente se encuentra con su profesora de clases teóricas de la autoescuela, sentada junto a una amiga en un escalón, con gesto impaciente.
Tan sólo hace unos pocos meses que se ha sacado el carnet de conducir y no guarda un buen recuerdo del trato recibido en dicha autoescuela, especialmente por parte de la elementa con la que acaba de toparse.
Ella le saluda y él corresponde, deteniéndose un segundo y preguntándole qué hacía ahí parada, en medio de la nada.
-Pues ya ves -contesta ella- aquí, esperando el bus...





El chaval observó desde lo alto a aquella insensible mujer que en enero tuvo la desfachatez de cobrarle tres euros por la "L" , tras haber soltado los meses anteriores una pasta gansa entre prácticas, tasas y demás telares.
-Esperando el autobús eh... -sonrió maliciosamente- ¡Qué ironía!

La profesora hizo ademán de agachar la cabeza, pero su cara de cemento armado estaba tallado a prueba de bomba, nada de lo que le pudieran decirle lograría que el sonrojo se apoderara de sus mejillas... sin embargo abrió el pico para murmurar un apenas inteligible: -Jeje, ya...-
-No -concluyó él mientras se despedía burlón con un gesto en la mano- si ahora me dirás que ni siquiera tienes el carnet...ya sería lo último!!! -

La amiga de la profesora soltó una sonora carcajada y nuestro protagonista prosiguió la marcha.

"Cabronazo" pensaba la instructora... "Japuta" se repetía él...

miércoles, 3 de junio de 2009

Cuatricomía

Notaba en la cara el calor y en el alma la indiferencia que proporciona el alcohol en dosis mayores de las que puede aguantar el cuerpo humano, asi que supongo que ahí fue el momento donde sin apenas darme cuenta de lo que hacía, vendÍ mi alma al diablo por ser capaz de consolar los sentimientos que bañaban en lágrimas el rostro más dulce que podre ver en mi vida, mientras todo a mi alrededor se fundía en las vacias e inexpresivas luces que llenaban el interior de aquel mal,llamado bar de copas. Mientras cuerpos sin sentimientos se movían al son de una música carente de sentido, todo mi universo se concentró en una mirada triste que llenaba aquel local, mientras Yo, desgranaba mi alma buscando solo algún tipo de señal que diera sentido a la aberración que de aquellos ojos tristes se hacía , permitiendo unas lágrimas tan amargas.

Sólo el afán de poder recomponer un corazón roto, me guió a través de aquella noche en un sinfín de intentos para lograr tan solo una sonrisa vacia que para mi, significaba el más dulce de los premios que la vida me brindase esa primera noche del último dia de mi vida como ser dotado de la capacidad de los sentimientos.

Esa noche de intenso sentimiento e incansable esfuerzo por lograr mi objetivo me llevó tiempo después, a carecer de toda simpatía por ese tipo de locales y gentes que los frecuentan, así como me trajo al tiempo a este lejano balcón, desde el cuál recupero hoy amargas noches de lejanos tiempos.

Sólo quedan recuerdos, viejas canciones y una mirada al pasado que hoy me remueve el pensamiento y el corazón, recordando una mirada que se llevó la esperanza y un corazón que se llevó cualquier imbécil , como el aire se lleva lo que queda en la noche que contemplo frente a mí.

En el cielo una luna primaveral ansiosa por recobrar su terreno , acaricia una pradera vacía de todo lo artificial.