La vida de John Mcakister había sido ajetreada. De Moscú a París y de allí a la Habana. Un día en Pekín y otro en Sebastopol. Todo el día concentrado. Haciendo trabajo de campo. Jugándose la vida constantemente. Sin mujer y con amantes. Con dinero y sin tiempo en que gastarlo.
John Mckalister era un espía….aunque ya retirado.
Es lo bueno de ser espía. Te puedes jubilar pronto.
Tras dejar atrás a la CIA y al Mossad, John vivía plácidamente en su casa de Long Beach. Y digo casa por no decir palacio.
Es lo bueno de ser espía. Te sobra el dinero.
Un buen día, el ex - agente Mckalister salió de su casa muy bien arreglado. Había conocido a una prostituta en Vietnam y había quedado con ella.
Es lo bueno de ser espía. No tienes que dar explicaciones.
El caso es que en la puerta de su casa había unos hombres esperándole. Eran turcos. Sin entrar en detalles, podría decirse que son los malos, pero en este mundo de locos ¿quién coño son los buenos?
Le cogieron de improviso, le subieron a una furgoneta y le amordazaron.
Dos horas después llegaron a una cabaña en mitad del monte. Ataron a John en una silla. Tres de los turcos salieron fuera. Uno se quedó dentro. Cogió una silla, se sentó frente a Mckalister y le puso un cuchillo en la garganta.
- ¿Sabe? Me encantaría cortarte el gaznate ahora mismo –dijo-, pero me es más útil vivo.
- ¿Qué vas a hacer? –inquirió John.
- ¿No lo imagina?
- ….
- Pues mire. Resulta que ustedes tienen a uno de los nuestros. Y vamos a sacarle de allí. Dentro de unos minutos llamaremos a quien tengamos que llamar y les pediremos que suelten al sargento Sukur… Por cada hora de retraso les iremos mandando un trozo de su cuerpo. ¿Alguna duda?
- …..
- Eso está bien…Es curioso. También lo hacían ustedes.
- …
- No está muy hablador, ¿verdad?...Bueno… le dejaré que piense en todo el mal que ha hecho en su vida…Y rece por que sus ex –jefes le ayuden.
En el mismo instante en el que el turco se levantaba de la silla, la puerta de la casucha se abrió como un resorte. De ella emergieron tres soldados uniformados y armados hasta las pestañas.
- ¡¡¡¡¡¡¡¡Al suelo!!!!!!!!!!!
Sin previo aviso. Sin hacer ruido.
Sin darse la menor cuenta, los cuatro turcos habían caído en una trampa que les iba a salir muy cara.
El sargento Sukur había cantado lo que no está escrito gracias a las sutiles torturas de los agentes secretos. Sabían que si ponían un anzuelo pescarían algún premio. Solo les faltaba un cebo y Mckalister se ofreció voluntariamente…
Eso es lo malo de ser espía. Nunca dejas de serlo
NO PUEDO PARAR DE CREAR
El fotógrafo gallego José Cendón escribe "Billete de ida". Es la historia de una persona que no deja de luchar por la suerte de África.
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lunes, 12 de mayo de 2008
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2 comentarios:
Interesante historieta, pero a mi me hubiese gustado con un poco de sangre y desmenbramientos, cualquiera puede llegar tarde. Bueno eso pienso yo...aunque pensar no sea lo mio. Es lo malo de ser gilipollas, que es para toda la vida.
la CIA nunca llega tarde....ni pronto...
llega justo en el momento necesario (by Grandalf el Turbio)
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