Foto de la semana

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José Cendón

NO PUEDO PARAR DE CREAR

El fotógrafo gallego José Cendón escribe "Billete de ida". Es la historia de una persona que no deja de luchar por la suerte de África.

Envía una foto de actualidad y sera publicada.

viernes, 25 de julio de 2008

La Cuadrilla (Supermegafabulilla de la hostia)

Muchas historias ya han visto la luz en el “blog” de fabulillas, y muchas de ellas esperan en nuestras desvariadas cabezas o pequeños garabatos de papel hasta el día que sean publicadas y puedan darse a conocer al mundo. Aunque al final solo lleguen a un par de personas, el hecho de escribir suele llenar muchas veces más al que las crea que al que las lee, ya que como en cualquier otro lado, pueden salir verdaderas obras de arte. O por otro lado (abundantemente), son historias que pensamos y que a terceras personas no pueden significar nada, pero el hecho de escribirla nos ayuda a sentir que esas ideas nuestras puedan cobrar un significado.
Algunas de estas aventuras han sido realmente vividas, pero narradas con un cierto toque surrealista y otras no tan reales pero que suelen estar dentro de nuestra imaginación en la cual los protagonistas suelen ser personajes conocidos de un pequeño colectivo de amigos. Son muchos los que pueden disfrutar de estos cuentos, y en algunos casos de poemas, y en los cuales muchos de ellos los protagonistas o los personajes suelen ser los miembros de una cuadrilla ubicada en la provincia de Burgos, así que es normal que muchas veces las historias, aunque de por sí ya buenas, carecen de una presentación más exhaustiva de estos personajes.
Esto, más que una historia en si, es una biografía de la cuadrilla y de los personajes que la componen, contando sus inquietudes, sus gustos, aficiones y relaciones al igual que de sus temores, claro, contados desde un punto de vista un poco subjetivo, pero intentando darles más vida.

La presentación:
Como en todos los grupos de amigos o colegas, estos se crean ya sea por aficiones comunes, por vivir en un lugar común, haber ido al mismo instituto, colegio, guardería y demás causas que se os puedan ocurrir.
En el caso de la cuadrilla esto es debido a varios factores anteriormente dichos, lo que da un grupo bastante heterogéneo.
Los individuos:
Sin más chorradas vamos a ir presentando a cada uno de los personajes de esta “peculiar” historia, fabulilla o lo que sea:
Gabriel
En primer lugar, por empezar por alguien... empecemos con nuestro gran amigo Gabriel, Gabi para los amigos, aunque algunas veces le pueden llamar Gabinio, que creo que es porque alguien dijo: “¡¡cuadrilla!! Sabéis que Gabi vinio ayer por fin de Miranda de Ebro (ciudad que huele mal de la provincia de Burgos) a Burgos”. Entonces muchas veces se le llama así, aunque es poco habitual.
Gabi es un gran Comunicador Audiovisual, pero siempre ha sido hábil con la plumilla. Capaz de escribir 47 fabulillas en un día (da igual la calidad de las mismas y si hay leones y hienas mejor que mejor). Por ese motivo le cogieron en Miranda de Ebro para trabajar de cuenta cuentos de la ciudad ya mencionada. En la foto podemos ver su periódico mostrando su titular más famoso.
Su vida ha sido un no parar de recorrer los diferentes rincones de Castilla y León, siendo su actual ubicación la más favorita, ya que viene muy poquito a Burgos. Eso quiere decir que le encanta, digo yo.
Su principal fobia son los aviones, sobre todo los que tienen el morro afilado ya que según él son los que más duelen (los atrae como el Javo los cardenales), pero su afán de reportero nunca le impediría acudir a un aeropuerto si allí podría conseguir una gran noticia, o posible fabulilla.
Le encanta la música y es uno de los tres componentes del grupo de gran éxito The Naas (se dice fonéticamente “de neis”). En el grupo es el guitarrista-cantante, al bajo nuestro amigo Boja y por último el loco de Koncreto en la batería, no os preocupéis, ya tendréis ocasión de conocerlos.
Gabi se encarga de componer la música de las canciones, comprar “amplis” para guitarra y de convencer al resto del grupo de ensayar.
Por último, podemos decir de Gabi que le encanta el cine. Su película favorita es Talitá kum. Lo único que me queda por decirle es que se mejore y que se recupere su ojo derecho, el último avión era un B-52, la atracción de los aviones esta aumentando.


Jorge (el de Montejo)
Uno de los personajes más entrañables de la cuadrilla es Jorge Martinez².
Se le conoce también por Koke, pero se está haciendo un espacio importante su actual nombre: Koncreto, o Diskoncreto porque está siempre disconcretando.
Digo que es un personaje entrañable porque tiene la personalidad de 7 añitos, ¡qué majo es Koncreto! No os dejéis engañar por su aspecto mayor.
Le encanta currar en la Caja de Burgos y ponerse de portero para el equipo en el que juega, el Quintanilla FC.
Últimamente su bebida preferida era la tónica, pero con eso de que estamos en verano y que empiezan las fiestas ha vuelto, señoras y señores, al KALIMOTXO, su gran amor, y como no sus rigueletes (consiste en hacer un agujero, de tamaño variable, en el culo de cachi con el fin de poder beberlo a modo de porrón, consiguiendo llegar a casa con más kalimotxo en la ropa que en el estomago). Es un gran perfeccionador del riguelete, capaz de tirar el hilillo de kalimotxo (últimamente también vale JB) a la frente y que este consiga llegar a la boca, todo esto es posible porque a medida que Koncreto crece también lo hace su frente.
Abofetea la batería como nadie en el grupo musical The naas, y le encanta la panceta, el picadillo, la morcilla, el chorizo, el jamón, el chuletón, el solomillo, las hamburguesas, el choped, el salchichón, las chuletillas, la oreja, las costillas, la papada, el codillo, los filetes de ternera, de lomo, la pechuga de pollo, alitas, muslitos, el morro, el morro otra vez, y repitiendo con el morro,.... seguro, vamos, fijo que me olvido de algo, así que voy a poner que le gusta todo aquello que tenga ojos, y como no, el primer animal es el cerdo, ese animal mágico.
Después de esta indigestión podemos decir que Koncreto es un chico peculiar un poco, bueno, bastante loco, al cual le encanta hacer el mono, literalmente, que le gusta la fiesta de los pueblos, sobre todo Montejo de San Miguel y hacer la mitad del trayecto del Camino de Santiago en solitario, así que vamos a pasar con el siguiente personaje ya que de este podríamos hacer un libro de solo hablar de su “coletilla”.

Borja
Ya que hemos empezado con los dos componentes del grupo The Naas (se me ha olvidado decir que viene el nombre de un pueblecito irlandés, no se porque se llamaron como los de Eurovisión pudiéndose llamar “Los kalatraba de la buena” o algo así) toca el turno a nuestro amigo Borja de Miguel Iriondo, de Elgoibar y de la Real Sociedad, bueno y también del Quintanilla FC.
Le encanta tocar el bajo con su grupo... calla Gabi, ya lo he dicho mil veces... vale está bien: el gran grupo THE NAAS (tanta publicidad no tiene que ser buena).
A parte de jugar muy, pero que muy bien, de lateral en el Quintanilla FC, también le gusta hacer el Camino de Santiago en bici hasta la mitad.
Le encanta las chicas que hacen medicina y también ir a Madrid, en particular a Tres Cantos, donde tiene una amiga que hace medicina y que vende calendarios muy chulos y bonitos.
Le encanta el mes de agosto, empezando por la derecha (aunque con la última actualización del calendario quien sabe).
También responde al nombre de “Boja” que es como le llama su perro “Escubi”, el cual se le parece mogollón en todo, sobre todo en las orejas (no de peludas sino de grandes) y se le parece también en que es capaz de mear 20 veces en un minuto.
Su principal temor es el agua, la mar de Alicante le arrebato su bañador más preciado (no se como se puede perder un bañador que te hace daño a los ojos, de lo feo y de lo fosforescente que era).
Suele enfatizar mogollón la “r” (lo contrario que otro integrante del grupo) como: “que prrrrrrrrrrronto hemos venido”.

Alberto:
Bueno aquí estamos con unos de los ex-bajistas del grupo The Naas (quiero pasta por esta publicidad o su equivalente en kalimotxoàbebida refrescante a base de vino y coca-cola). Su inicio fue muy fugaz debido a que él quería tocar sentado en un sofá, cosa que no logró, así que se convirtió en un verdadero “grupi” del trío musical.
No os dejéis engañar por su aspecto serio y de poseer un corazón gélido, en realidad es un auténtico trozo de pan cuya afición es el humor inglés de Oxford y se lo pasa como nadie, saliendo y armándola de fiesta... pues como todo hijo de vecino.
A Alberto, al que llaman muchas veces “Abuelo” o “Albert” (como le gusta que le llamen), le encantan los acontecimientos culturales, ya sean conciertos o artísticos y no es de extrañar, ya que posee una habilidad artística impresionante, sobre todo especializado en “kalimotxo sobre techo”.
Todo este arte realizado en unos pocos segundos y en un audaz movimiento de muñeca. En la imagen podemos ver la obra “El abuelo”.Localización: techo “bar el Monasterio”; sin duda alguna estamos delante de un gran icono cultural, como lo han sido Picasso, Nacho Vegas y Chechu Rubiera (este más en deporte pero también sirve).
Tiene un hobby: el inglés. Es profesor de ingles y se desplaza por todo Burgos con el fin de enseñar a las personas a como ser un buen inglés.
Le encanta hacer el albatros detrás de pájaros en las playas de Laredo y correr como alma que lleva el diablo, y esa agilidad que le caracteriza, con el fin de provocar una estampida aviar, o de tirarse rodando por las escaleras de la casa de Koncreto, como un verdadero especialista.
Le encanta jugar con los muñequitos que tienen “peanas” en los pies, aunque últimamente, nuestro querido amigo Jorgy le haya dado otro significado completamente diferente y opuesto al que de verdad es.
También le encana hacer el Julio a lo pecho paloma (esto es made in Jorgy) y su principal miedo es quedarse a solas con el Javo, en un monte, ya que para aguantar un día a este personaje, que ya presentaremos más adelante, se necesita mucha paciencia y muchos “vete a tomar por culo” si no se quiere terminar con su vida.
Como conclusión, decir que es un buen profesor de inglés, amante de las buenas comidas (no de los macarrones al Cacique del Koki). Pero no al estilo Koncreto, más bien ensaladitas y demás comidas ricas y ligeritas. Le gusta el café sin azúcar y no entiende como la gente puede meterse un sobrecito de azúcar entero en la boca y masticarlo como tal cosa. También los chupitos: llegado a cierto punto de la noche, la barra de cualquier bar sirve para depositar, uno tras otro, miles de chupitos de todos los sabores y colores.
Es un chico que cuando le conoces te roba el corazón. Si es que en esta cuadrilla quién no.

Oscar
Se le conoce popularmente por el nombre de “Koki”, como el gallo de los dibujos “Los trotamusicos”.
Le encantan la cervezas, tanto es así que se piensa que el color de su pelo es debido a la ingesta masiva de cerveza, en el momento en el que el tupe se le baja significa que ya está destrozado, dispuesto a vacilar a todo el mundo que se cruce con él. Entre los mayores vaciles se encuentra: la cancion del “chiguaga”, que salía en un anuncio de coca-cola y que a todo el mundo que no le seguía la canción le respondía con un “hijo de putaaa”, pero con entonación y todo. A la mayoría no le hacia mucha gracia, pero es ahí cuando entra en juego la diplomacia de Koki, capaz de convencer a cualquiera que en verdad es un hijoputa; otro vacile podría ser el de dame un cigarrillo y juego contigo a que no te lo doy o el de tirar su chupa a la cabeza de la gente madridista, ya que le encanta picar a este colectivo.
Su hobby preferido es la cocina, la de preparar macarrones solamente cocidos, sin sal ni ostias y agregar bastante cacique por encima; una vez saboreados se pueden vomitar con señal de que nos han gustado.
Le encanta saborear la comida. Mastica a tres revoluciones por minuto y es capaza de alimentarse a base de patatas fritas con cerveza, en este último caso es todo lo contrario, ya que capaz de beber tantas cervezas y terminar con los barriles de un bar.
Lo que más le gusta es jugar a los dardos, ya que estas competiciones van acompañadas de cantidades industriales de cerveza. Su último deseo sería la posibilidad de fabricar las maquinas de los dardos con posa-cachis de serie.
Es un ex-jugador del Quintanilla cf. Se retiró para poder beber más cervezas, pero su deseo es el de ser enterrado en el “carricampo”, lo malo es que donde fuese enterrado, la hierba jamás volvería a crecer, o si crece, seguro que el color de la hierba es de cualquier color menos verde.

Jorge (jav)
Comúnmente conocido con el nombre de Joguy, Jorgy, Yorgi, “el que se tiró a una en el concierto de pereza”, etc. Es una persona que se le coge mucho cariño: “pero que majo es el Jorge”.
Tiene muchas aficiones: jugar a la play station 2, play station 3, xbox 360, wii, ordenador, Internet y muchas cosas más como jugar a los dardos con su buen amigo largo, Koki.
Le encanta comprarse camisetas por Internet, y la que más le gusta es la que tiene puesta en su fotografia: un conejo con líneas rojas.
Su gato, que salio del armario cuando le metieron en la veterinaria un termómetro por el culo, lleva el nombre de otro integrante de la cuadrilla: Mon (del diminutivo de Montoya).
Le encanta jugar con mecheros y no deja de encenderse unos palitos alargados de color blanco que una vez encendidos echan humo y responden a nombres tan extraños como “Marlboro”, “Lucky”, etc. Estos palitos blancos los consigues de unas maquinas o de una tienda especializada a dos palés por día.
Es una personita muy dulce y muy tierna, con unos pensamientos tan profundos que no puede dejar de hablar en poesía. Sueña en verso constantemente lo que le da pie a nuevas fabulillas.
Te podría dedicar unos versos:

“Yo quiero ir con vos,
a jugar una play station dos,
y si te gano y luego te sale estrés,
no te preocupes también te venceré a la play station tres.
A la xbox tres sesenta me seguirás rogando,
y yo te diré coge mejor este largo mando.
Cansado de perder todo el rato,
enciendes la wii y apartas a Mon el gato.
De la wii yo cojo su mando,
y a lo largo del juego voy vislumbrando,
nuestro destino final fatal
que terminará en horizontal.”

Todo apunta a que morirá por culpa del tabaco... porque no deja de soñar que una maquina expendedora de cajetillas de tabaco se le cae encima.

Roberto
Roberto, que puedo decir que no sepáis de él. Es un gigoló en toda regla y gracias a su sonrisa “profidel” es capaz de embaucar a la chica más difícil que te puedas imaginar; es un autentico depredador de su especie en el que la fiesta es su elemento y las presas son la jovencitas que no saben que las están acechando.
Su técnica es mirar lascivamente y aunque es un solitario muchas veces se le puede ver acompañado de un amigo de la cuadrilla, Montoya, para cubrir los flancos débiles. Muchas veces se le ven hablando en un idioma que pocos conocen, en el que muecas y risas se combinan.
Vamos a explicar los pasos:


Imaginemos que tenemos una chica A (Rober insiste en tratarlas como elementos de un conjunto) en un grupo, que lo llamaremos Desván.
Como podemos ver, el tono verde (bueno el color depende de quien lo mire) trataría del grupo de elementos (chicas) en donde se encuentra A. El azul es el grupo del ataque. Normalmente suele cambiar los distintos integrantes del grupo pero hay una constante que se repite, el Rober siempre está, para eso es su táctica.
Es en este momento en el que Rober hace contacto visual, está acechando a su presa y esta ya no puede pensar en otra cosa. Una vez la presa esta aturdida (a esta técnica se le suele llamar la técnica de los tres segundos) la remata con la sonrisa de la muerte. En este punto entran al ataque los integrantes del “grupo de ataque”. La presa sabe que está acorralada por los encantos del Rober y por los del grupo, así que sucumbe a la suave, calida, fina y dulce voz del Rober. La embarga con susurros... ¿susurros?, venga si con susurrillos en la que el contenido pierde de interés y solo el hecho de intercambiar palabras eleva la temperatura del ambiente.
Una vez la presa está atrapada, suele haber algo de pirañeo por el “grupo de ataque” pero sin mayores consecuencias.
Podemos ver la secuencia de ataque del Rober. *, **
* (Recomendamos no mirar fijamente lo ojos del Rober).
** (Esta fabulilla no se hace responsable de las consecuencias).

Cuando alguien le hace la competencia tiene la voz más potente que se pueda imaginar, capaz de producir un porrón de decibelios, dejando inconsciente a todas las personas a un radio de “Escobilla” (localidad de Portugal) a Burgos.
Lo último que podemos decir del Rober es que le encanta vestir con ropa con dibujito de caballitos jugando al polo, es del Real Madrid y le gusta mucho hablar del fútbol, le entusiasma Portugal y su animal preferido es la hembra del zorro ya que no puede dejar de decirlo.


David
Con este nombre es como le gustan que le presenten a las diferentes chicas que quiere conocer, aunque es popularmente es conocido como “Montoya”, “Mompo”, “Montoyita” o “Mon” (como el gatito del Jorgy).
Es un personaje muy tierno y muy abrazable, algo así como un osito de peluche y es que él se define como una persona muy cariñosa y un caballero con las mujeres.
Respira amor por todos sus poros y le encanta la película “Bambi”, ya que había un cervatillo herido.
Cuando se presenta a una chica suele entablar conversación con bastante facilidad, aunque a veces le de vergüenza, ya que utiliza la técnica de “es que soy tímido”. Las suele decir “que tal guapa...”, “yo soy un caballero...”, “lo último que quiero es molestarte, te he visto hace ya un buen rato y no he podido evitar el tener que hablar contigo...”; y ellas suelen responder respectivamente: “bien”, “vale” y a veces “ya se te ve” y “si te acabo ver entrar en el bar. ¿Cómo es posible que lleves viéndome un buen rato?”. Es en ese momento cuando sabe afrontar la retirada como un autentico caballero.
Trabaja mucho en la “mina”, como el la llama, en Madrid y en algunas circunstancias es compañero de cacería de Roberto.


Javier Celis
Tarde o temprano sabía que llegaría este momento. El tener que hablar de este extraño personaje, a la par de entrañable, ergo bastante loco e imprevisible, sin dejar de ser un friki en toda regla.
Siempre ha sido el gafotas del grupo. Se le conoce como “Javo” (no confundir con JAV, que son las iniciales de Jorgy) aunque en su pueblo, Sasamón, es conocido desde pequeño como “falta”, por su afición a decirlo cuando juega a fútbol: “falta, falta, falta, falta… ha sido falta.”
Le encanta hacer virguerías con el ordenador, tiene una super-calculadora que hace de todo, menos darle amor ya que la frase “haz algo que no hayas hecho nunca” no es computable.
Tiene la costumbre de salir de fiesta... espera, por donde empiezo, Javo tiene la facultad de salir de fiesta y armarla constantemente, si, si... creo que voy a hablar de la ruta Javobea:
Todo empezó en las fiestas de Quintanilla de Sobresierra... creo que es mejor que primero os muestre un croquis.
Pues esto sería una representación del trayecto del Javo, el croquis es fiable en 98%, claro está, con un margen de error del 95%.
La fiesta se situaba en el punto A, en Quintanilla de Sobresierra. Después de intentar localizar al Javo y que éste nos mandara a tomar por culo, decidimos ir a dormir al punto B, Masa.
Por lo que piensan los expertos sobre el pensamiento humano, llegaron a la conclusión de que Javo quería llegar a través del monte desde Quintanilla a Masa. La línea roja es el camino realizado del Javo, se puede apreciar una pequeña desorientación. Esta trayectoria es teórica, según la ley del “Principio de incertidumbre de Heisenberg”, que dice que a ciencia cierta, no se sabe donde se encuentra exactamente un Javo en el universo. Lo que hace suponer que Javo es más complejo de lo que se suponía, pero no irracional (espero).
Llevando ya un tiempo andando, decidió desistir de la búsqueda del Santo Grial… había que esto es de otra historia, empecemos: decidió desistir de la búsqueda del pueblo de Masa, y en el punto rojo conoció a una pareja. Acechándola detrás de unos arbustos, se abalanzó sobre ella. Se llamaban Hansel y Gretel y volvían para casa en su carro mágico, así que se auto invitó a que le llevasen a Burgos (la línea verde). Esta parejita les pareció graciosa la criatura y accedieron a llevarle (creo que estaban asustados).
Todo esto con un final feliz, aunque todavía, después de las fiestas nocturnas y por la mañana, se le pueden apreciar en su cuerpo manchas extrañas y heridas aparecidas de la nada. Muchos piensan que son estigmas y que Javo debería ser canonizado, otros que son secuelas de un experimento realizado por criaturas extraterrestres y que lo abdujeron en el camino Javobeo, pero esas cosas muchas veces es mejor no saberlas y tampoco se pueden explicar… la verdad está ahí fuera.
Tiene múltiples personalidades. Esto se nota en sus cambios de humor, que derivan en cólera sin sentido y cabezonería, pero se producen en breves momentos de tiempo.
Pero al fin a y al cabo es una persona que entraña muy buenos sentimientos y puede aportar mucho a esta sociedad, como hacer un “looping” en una autovía, ya que estudia para Ingeniero de Caminos y quiere revolucionar su sector.



Daniel
Se le conoce comúnmente por Dani Melou (del carismático jugador de la serie “Campeones” que jugaba con Mark Lenders).
Bueno, seguramente le pille durmiendo y es que lo que más le gusta después de levantarse de la cama por la mañana es seguir durmiendo.
En realidad no puede afrontar el duro día sin un gran tazón de café. Se dice que es un vampiro que ha evolucionado, que no necesita sangre sino cafeína para poder sobrevivir, en caso contrario irá más débil de lo normal, y por consiguiente más lento (como el TDT que llega la señal con retardo).
Es una persona a la que se le coge mucho cariño y si juegas con el al Mus te vas a descojonar. Si quieres ganar dale un poco de café.
Le encanta dar largas siestas después de comer, desayunar, almorzar, merendar, cenar y después de levantarse.
Su peor enemigo es el grifo de las duchas, ya que nunca le hacen caso y no le sale el agua caliente.
Se ha vuelto un gran amo de casa desde que vive solo y lo que más le gusta es cocinar picadillo por las noches, es todo un artista, verle matar el picadillo en la sartén es un privilegio.
Que no os deje engañar su aspecto de perezoso amigable. Cuando lo requiere es capaz de conseguir velocidades de vértigo, ya sea cuesta abajo o en llano, claro está, con el deposito lleno de café y consume un litro por kilómetro.
Por ultimo decir que le encantan los juegos de palabras, destaquemos algunas como:
-¿Te gustan las galupas?
-¿Qué son las galupas?
-Pues pollas con pelucas.

-¿Has visto la foto?
-¿Qué foto?
-La de mi picha en moto.

-¿Has visto el accidente?
-¿Qué accidente?
-El de mi picha contra tu frente.

Y esta es la que le hizo famoso:
-Se vuelve loca...
-¿El qué?
-Tu picha en mi boca... –después del tiempo que tarda una señal TDT en reproducirse...- ¡mierda no!, ¡qué es al revés!
De tal manera que su mente ha derivado en estar en alerta felina cada vez que se le intenta hacer un juego de palabras. Es cierto Dani, se que vivo no te cogeremos nunca pero… ¿vivo y dormido? Nos veremos en tus sueños.



María
Se la conoce también por Mery, Merí y también a veces por “tronca”.
Es bastante popi aunque ella a veces reniega un poquito y lo que más le gusta es vestirse con vestiditos de flores y mariquitas gigantes.
Como toda mujer, tiene una gran percepción del color. Tanto es así que su mayor sueño es la de conseguir todos los zapatitos del tipo bailarina en todos los colores posibles. El ser humano puede apreciar unos 15 millones de colores. Los hombres solo conocen entre 5 y 15 colores a lo sumo pero las mujeres pueden llegar a 1000 o más (porque lo llaman color crudo si en realidad es un blanco desgastado). Con esta conclusión y viendo los zapatitos que tiene no le quedará mucho para conseguir su sueño.
El peor día de su vida fue cuando se tenía que decantar en una tienda por un zapato u otro, al final siempre se les pasa por la cabeza: -Solucionado, me llevo los dos- pero luego entra ahí una serie de conflictos entre ella misma en la que parece que hay una lucha en un mismo cuerpo. Al cabo de una batalla en la que no parece alzarse ningún ganador llega la pregunta fatídica: -¿Tu qué harías si fueses yo?- Y la primera respuesta que se me ocurre, después de haber visitado la tiendo en dos días, una vez para mirar y la otra para comprar, e inmerso en un mundo que se que no es el mío y rodeado de gente con sus propias luchas internas es: -Yo me pegaría un tiro-.



Juan
Zuazo, que es así como le llama todo el mundo, es una persona muy bonachona y alegre. Tiene su propio vocabulario con palabras o frases como: “Que pasa monarcio”, “estás to loco”, “chiqueta”, “e viejo” y demás.
A primera vista puede tener el aspecto tierno de una rubia, pero esto de espalda se acentúa mucho más, tanto es así que su principal miedo es que un chico le toque el culo y diga luego: “le he tocado el culo a esa rubia”.
Le encanta la naturaleza y viajar en bicicleta, tanto es así que no solo ha ido en bicicleta desnudo (que por cierto, tiene que ser mogollón de incomodo, a la par de peligroso, ergo no lo hagáis) sino un día estuvo tanto tiempo pedaleando que llego hasta China y estuvo perdido tres meses, que es lo que tardó para volver a Burgos.
Le gusta mucho jugar con su onda, un día jugando todos con ella en la playa dijo –por favor que no se moje que es un recuerdo de China-. Al cabo de tres segundos ya estaba en el agua, no se quien lo haría.
Le encanta el calor de Alicante y las cervezas del Constan (su viejo) y está estudiando para ser masajista… bueno corrección, está estudiando para ser masajeador… no, así no era, no me sale la palabra, joder el tío que te hace movidas con la manos que te cura que es como un masaje pero no lo es… ¡a, ya se! Fisioterapeuta.
Bueno, espero que todo le vaya bien y que pronto termine la carrera, que aquí en Burgos la cuadrilla tiene ya algunas molestias y es que nos estamos haciendo mayores.



Final
Bueno, y aquí me despido yo, mi nombre es Jaime, aunque a veces me llamen Jaime el Sabio.
Espero que os haya gustado esta especie de biografía rara y que a nadie le haya molestado, a mí por ejemplo no me ha molestado mucho. Si tenéis alguna duda, queréis mandar otra foto en la aparezcáis mejor o cambiar alguna cosa que no os haya gustado, podéis enviar un e-mail a:
correoinventado@correocaaaliente.es
O al número de teléfono que aparece en este documento, sino aparece será que no lo he puesto pero tú busca por si acaso.
¡Un abrazo muy fuete y os quiero a todos!


1. Ningún animal ha sido dañado al realizar este documento... bueno una mosca a resultado herida porque me estaba tocando los cojones pero creo que se recuperara siempre que encuentre otras alas y abdomen.
2. Este documento tiene copyright o eso creo así que pongo el simbolito: ©.
3. Por lo tanto esta fabulilla tiene todos los derechos reservados. Y que cojones los torcidos también, ya por pedir que no sea.


FIN

Macrofabulilla desarrollada por la burbuja de Jaimelón

jueves, 24 de julio de 2008

IGUAL QUE SIEMPRE

Campo de erguido heno
acamado por el cierzo malo,
abrasado por un sol de odio,
un sol ajeno que desea
ver al que te da alegría apagado.

La zarpa de la envidia,
esa envidia cercana y destructora,
piso tus tallos y renuevos;
esa idea tan traidora que surco tu vida cada día,
esa idea de estúpida moral
incierta y calumniosa
que disparó su envenenada daga
sobre ti, como único objetivo,
para ocultar de esa forma
otros pecados, de manos blancas
y uñas afiladas,
de cuerpos miserables y apretados.

Y mientras el lobo se embriaga
con el gozo de la presa fácil
no ve que alrededor pululan
mas presas que se burlan,
que ríen por su engaño,
por su fiereza domada.

Seguir, pese a seguir yermo,
buscando con rabia de deseo
la vida que se esconde
tras esos muros muertos.

lunes, 21 de julio de 2008

A MI AMIGO JORGE

Plasmaremos el amor mutuo
en una bacanal de orgías tinteras,
y abrazaremos el éxito,
que no compartiremos con nadie.
Porque mutuo es tu y yo.
Y eso nadie nos lo puede quitar.

miércoles, 16 de julio de 2008

El Cristal de Jama Cap. 3 El Combate de los DIoses

Ataviado ya como un monje más, el joven rebautizado como Tao Pe comenzó su entrenamiento. A pesar de que él quería desesperadamente iniciar el estudio de los movimientos, el maestro Chow le impuso otra práctica bien distinta.
Durante varias semanas, Jeremy estuvo en equilibrio día y noche sobre unos altos juncos que sobresalían del lago, con el único apoyo de sus pies. Después de varias horas en la misma postura (eso cuando no se caía a las frías aguas) el joven volvía al molino para dar vuelta tras vuelta a la pesada piedra con la que se hacía la harina para después volver a encaramarse a los juncos.
Tan sólo tenía unas breves pausas para dormir y comer, por lo que los primeros días fueron durísimos. Tanto, que llegó a enfermar en varias ocasiones, aprovechando el maestro Chow para endurecer el entrenamiento. Según él, las condiciones físicas dependían del estado mental del individuo. Si se controlaba esto, el luchador no pasaba frío o calor, hambre o cansancio, sueño… o dolor.
Un buen día, cuando el cerebro de Jeremy ya conseguía mantener a su cuerpo en un equilibrio perfecto durante días, el maestro Chow se acercó a él.
- Ya estás preparado para pasar al segundo nivel del entrenamiento, mi joven amigo.
- ¿Usted cree?
- Estoy convencido de ello. Has de saber que nadie había conseguido dominar así su equilibrio en tan poco tiempo. Normalmente, los jóvenes alumnos necesitan años para controlar su cuerpo como lo haces tú.
- Entonces, ¿ahora me enseñará los movimientos?
- Jajaja, no, mi joven amigo. Todavía queda mucho para eso, pero vas por muy buen camino.
Si en la primera fase se entrenaba el equilibrio y la comunión entre cuerpo y mente, la segunda estaba reservada para el fortalecimiento del cuerpo.
De esta forma, el anciano le impuso un durísimo reto. Jeremy debía repetir sucesivamente una serie de ejercicios que englobaban carreras continuas sobre superficies escarpadas, levantamiento de diferentes pesos, saltos, flexiones y demás. Aunque al principio Jeremy pensaba que esta fase sería más accesible para él, dada la fortaleza física que le caracterizaba, tan sólo un par de sesiones le hicieron darse cuenta de lo complicado que sería llevarla a cabo. Y es que mantener una actividad tan exigente durante casi 10 horas seguidas sin comer o descansar es algo reservado sólo para algunos elegidos.
Aún con todo, Jeremy siempre se había volcado con todo lo que iniciaba, por lo que aguantó estoicamente el dolor y el cansancio durante casi dos meses. Un buen día, cuando el joven ya realizaba sin apenas esfuerzo las diferentes sesiones, el maestro Chow se volvió a acercar a él.
- ¿Crees que estás preparado para empezar a aprender, mi joven amigo?
- No lo sé. Eso lo debería decidir usted, mi joven amigo.
- No. Llegado a este punto, nunca permitas que nadie diga lo que puedes o no puedes hacer. Tú eres el único que tiene que establecer tus límites.
- …Sí. Estoy preparado.
- Muy bien. Yo también lo creo.
Aunque Jeremy no lo sabía, era el primer alumno que pasaba las fases previas de su entrenamiento en tan poco tiempo. Eso le hizo merecedor de halagos y envidias a partes iguales provenientes del resto de los alumnos.
Así, bajo el nombre de Tao Pe, el joven empezó a repartir golpes por doquier. Al principio, éstos caían en saco roto, mientras era él el que recibía las palizas, pero como todo en esta vida, la vuelta de la tortilla sólo dependía de la práctica.
A las dos semanas de haber empezado el entrenamiento, Jeremy consiguió devolver la moneda al joven que le venció el primer día, tumbando así a su primer oponente.

Una vez pasado este punto, el ahora conocido como Tao Pe continuó su entrenamiento durante varios años, en los que fue venciendo sucesivamente a los adversarios que se le ponían delante, ante el regocijo del maestro Chow y la condescendencia de Hi Jong.
Día a día, el joven mejoraba su técnica a través de un durísimo entrenamiento, haciéndose un hueco en la vida cotidiana del monasterio. A pesar de todo, la mayor dificultad que encontró durante este tiempo fue la de aprender el incomprensible idioma de los monjes, pero cuando ya se erigía como el mejor luchador de la escuela lo hablaba de manera fluida.
Un buen día, el maestro Chow le llamó a su vera.
- Tao Pe, has mejorado mucho durante estos años. Es hora de que muestres tus habilidades con los maestros.
- No sé si seré capaz de venceros, pero lo intentaré.
El primero en subir al tatami fue Lee Wang, cuyo aspecto febril engañaba a primera vista. Sus puños eran tan rápidos como el aleteo de una libélula y tan duros como el acero.
Saludados los contendientes, la lucha se dirimió en un abrir y cerrar de ojos. Lee Wang sólo pudo descargar su fuerza en un par de ocasiones, a las que Jeremy respondió con cuatro movimientos consecutivos que hicieron mella en el consejero de Chow y el combate se decidió a favor del joven.
En ese momento subió al tatami Chun Tao, de quien se decía que era capaz de vencer a sus oponentes sin ni siquiera moverse, al menos físicamente. Con él, Jeremy se tuvo que emplear mucho más a fondo, pero después de varios minutos en los que los golpes se sucedieron por ambas partes, el joven consiguió tumbar al segundo de los consejeros. Tan pronto como acabó el combate, Chun Tao mostró sus respetos hacia el gran alumno en que Jeremy se había convertido
El tercer combate sería mucho más duro, ya que Hi Jong era conocido como el mejor luchador (sin contar con el maestro Chow) del monasterio. Mientras los contendientes se preparaban para la que podría ser la pelea más interesante en muchos años, todos los monjes se arremolinaban alrededor del tatami. Entre ellos se podían escuchar conversaciones pronosticando quien sería el vencedor, pero en realidad nadie sabía lo que podía pasar.
- Te crees muy fuerte porque has vencido a Chun Tao y Lee Wang, pero todavía te queda mucho por aprender, forastero.- dijo con vehemencia Hi Jong
- Lo sé, pero sólo probando puedo conocer mis límites. Y creo que puedo contigo.
- No me hagas reír. Un occidental jamás podrá vencer a un maestro de la lucha como yo ni con un millón de primaveras de entrenamiento. No eres más que un crío que ha recibido el favor de Chow. Si fuese por mí, no te hubiera dejado entrar nunca aquí.
- Me lo has dejado claro en muchas ocasiones. Sin embargo, el maestro Chow me ha enseñado a no guardar rencor dentro de estos muros. ¿Estas preparado?
- ¿Y tú?
Después de la batalla dialéctica previa a todo gran combate, Jeremy y Hi Jong comenzaron a repartirse golpes a tal velocidad que muchos alumnos no veían los movimientos, mientras que otros se atrevían a afirmar que eran dioses los que estaban peleando y no seres humanos.
Casi media hora después, los dos contendientes sangraban en varias partes de su cuerpo, pero el combate estaba pasando mayor factura a Jeremy. Un mal gesto le hico retorcerse el tobillo e hincar la rodilla en el tatami, momento en el que Hi Jong aprovechó para dar por finalizada la lucha. Con un golpe maestro dejó inconsciente al joven ante el silencio del resto de los alumnos.
Horas más tarde, Jeremy abrió los ojos y se vio tumbado en un confortable lecho custodiado por el maestro Chow.
- No te preocupes. Estás bien, tan sólo has perdido el conocimiento. Tendrás que entrenar más.
- Si… mucho más –dijo Jeremy en un suspiro-. Creo que con el tiempo podré vencerle…

Continuará

martes, 15 de julio de 2008

El Cristal de Jama. Cap. 2. Tao Pe

Después de muchas jornadas sin disfrutar de ello, Jeremy se despertó en un lecho tan cómodo como esperado. El cansancio todavía le pasaba factura y cuando se levantó para vestirse, una armonía de crujidos recorrió cada una de las articulaciones del muchacho. Debían ser alrededor de las 10 de la mañana y tan sólo el canto de algunos pájaros acompañaba el ruido del agua cayendo por la cercana cascada. Desde dentro del habitáculo parecía que no hubiese actividad alguna en el monasterio.
Cuán equivocado estaba, pues cuando salió a la luz del patio, Jeremy se encontró con una treintena de monjes practicando artes marciales, entrenándose concienzuda y sigilosamente. Su visión le recordó a un escuadrón de mimos preparados para batallar hasta el último aliento.
Después de varios minutos observando la coreografía de puños y patadas al aire, el joven descubrió al maestro Chow a su vera.
- Buenos días mi joven amigo. Supongo que querrás llevarte algo al estómago. Acompáñame. –dijo mientras varios de los monjes dirigían su mirada a la escena protagonizada por los interlocutores.
- Gracias. La verdad es que me he despertado con mucha hambre. No tenía ni idea de que se practicasen artes marciales aquí. ¿Qué disciplina es esta? ¿Kung Fu o Wushu?
- Ninguna de las dos –respondió el maestro con una amplia sonrisa-. Ni siquiera tiene nombre. Tan sólo los habitantes de este monasterio tienen conocimiento de ella… y ahora tú también.
- ¿Y en que se basa?
- ¿Por qué preguntas tanto?
- Perdón –respondió Jeremy con un atisbo de vergüenza-. Siempre me han encantado las artes marciales. De hecho, soy todo un experto en mi tierra.
- Jajaja. Perdón que me ría. El concepto de experto me parece muy gracioso. Pero dejemos de hablar del tema, acompáñame a la mesa, pro favor.
Un plato de fideos aderezado con varios tipos de pescado esperaban a la pareja junto a otros tres comensales. Eran los consejeros del maestro Chow. Una simple mirada acompañada del pertinente saludo ya permitió a Jeremy descubrir que su presencia no era bien recibida por parte de Hi Jong.
Durante el almuerzo sólo hubo una conversación entre el maestro y el joven forastero, cuyo tema derivó en sucesivas ocasiones hacia la práctica de las artes marciales.
- Me gustaría poder practicar con algún alumno, si fuera posible.
- ¿Pero acaso no es hoy el día en el que partirás en busca de tus compañeros, mi joven amigo?
- …Bueno….se ha portado tan bien conmigo que me da algo de apuro pedírselo, pero me gustaría permanecer aquí algunos días. –dijo el joven mostrando un total respeto hacia el maestro Chow-. Podría trabajar para pagar mi estancia.
- …De acuerdo. –respondió el anciano con una sonrisa-. Pero te advierto que será duro. Nuestra disciplina requiere una alta dosis de concentración y puedes acabar magullado.
- Eso es algo que creo que podré soportar.
Sin otro tema sobre la mesa, el almuerzo continuó hasta que los comensales dieron buena cuenta del pescado y los correspondientes fideos.
Una vez finalizada, el maestro Chow acompañó a Jeremy al patio y requirió la presencia de uno de los alumnos más jóvenes. Aparentemente, éste no contaba más de 15 o 16 primaveras y su cuerpo aún no se había desarrollado por completo. El anciano le dijo un par de frases en el incomprensible idioma que se practicaba dentro de los muros del monasterio e invitó a Jeremy a bajar hasta una especie de tatami hecho de piedra.
El joven había practicado kárate y boxeo desde su más tierna infancia, y sus músculos estaban cincelados como si de un espartano se tratase. Aún con todo, apenas diez segundos de combate marcaron la diferencia entre los adversarios.
El alumno de Chow le propinó una sucesión de golpes que días después no acertaba a saber por donde vinieron.
- Me parece que todavía no eres rival para mis alumnos, mi joven amigo. Ven, descansa.
- La verdad es que no he podido ni acercarme a él. Domina a la perfección todos los movimientos del cuerpo.
- De eso se trata.
Después de esta primera prueba vinieron otras con similares resultados, pero lejos de darse por vencido, Jeremy se aplicaba más en cada combate ante la atenta mirada del anciano.
Pasadas tres duras jornadas de golpes y trabajo en el molino del monasterio, el maestro Chow se acercó al joven.
- Pareces cansado, mi joven amigo.
- Un poco, pero he estado en situaciones perores.
- ¿Te está gustando la experiencia?
- Por supuesto. Muchas gracias por dejarme pasar unos días aquí maestro. Quizá pasado mañana emprenda ya mi marcha. Probablemente se me dé por muerto.
- Si, podrías irte, o…
- …¿O?
- O podrías quedarte aquí con nosotros. No te voy a engañar, Jeremy, tienes mucho talento. Quizá el mayor de los que he visto en mi larga vida. Me gustaría que te quedaras con nosotros. Aquí podrías descubrir secretos que han permanecido ocultos durante siglos.
- … ¿Me entrenaría?
- Personalmente.
- Entonces creo que la respuesta es sí.
- Me alegro.
- ¿Qué tengo que hacer?
- Tan sólo un juramento… y después entrenar y trabajar como hacen todos los que viven aquí.
- De acuerdo.
A la mañana siguiente, Jeremy juró ante todo el monasterio su lealtad a la Orden de Jama, y a partir de ese día fue conocido por todos como Tao Pe, que según le indicó el maestro Chow, significaba El Forastero…

Continuará

Una mancha sobre ti.

No se cuando tuve la primera señal, el primer indicio de que mi capacidad para el recuerdo se estaba transformando en ese vicio de la memoria y de los sentimientos que es añorar. No es solo recrear una imagen o una escena, sino llegar hasta el aturdimiento, amando todo lo que nos lleve a una situación de dicha que probablemente nunca existió, manoseando nuestra propia concepción de las cosas pasadas hasta destruirlas y crearlas de nuevo, sin colocar un solo fragmento en su lugar original. Es una cobardía esa marcha atrás, ese andar de espaldas por la vida. Pero es necesario sumirse en una utopía para sentirnos vivos, como si el único signo de esa vida fuera el recuerdo oscuro de lo realizado en un tiempo anterior. Y yo, por aquel entonces, estaba vivo.

Fué tal vez aquel día en que entré en un bar, más por sentirme aislado que para protegerme de una lluvia que no molestaba. Y nada mejor que aquel bar repleto de gente anónima e impenetrable. Aquel era un espacio limitado donde nadie miraba a los ojos de nadie. Conocía perfectamente la molesta sensación de encontrarse la humedad de una mirada desconocida en tán solo una fracción de segundo, suficiente no obstante para quedar saturado de contacto humano. La gente, mientras sea algo impalpable y alejado, es una masa de imágenes poco variadas; pero cuando sientes su proximidad, calentando el aire con su aliento, se convierten en objetos viscosos. Era mucho mas real ver a la gente a través de la cristalera mojada. Eran precisamente eso: una masa informe y gelatinosa, ajena a a mi. Pero de repente la gente desapareció y vi aquella frase que dibujaste con el dedo sobre el cristal empañado, hacía diez años. El camarero me preguntó que quería, creo que por segunda vez. Retiré la mano del cristal y froté nervioso mis dedos mojados contra la superficie de la mesa. Pedí una cerveza, aunque lo que hubiera deseado era salir de allí al ver la sonrisa irónica del camarero al leer esa frase sobre el cristal.
No comprendí aquel súbito recuerdo de algo tan trivial; pero supe que era solo el comienzo. A los pocos minutos, entre sorbos cortos de cerveza, todo me hablaba ya de ti, y sentí correr la sangre por mis venas como algo áspero que me abrasaba. Y te maldije y te amé con mas pasión que cuando te tenía cerca.
Cuando llegué a casa iba alimentando ese fenómeno que no sabía a donde me conducía. Tomé el álbum con ansiedad. Muchas veces había ojeado sus páginas; pero sabía que esta vez iba a ser diferente. Iba a ejercer el fetichismo inconfesable que nos hace guardar ciertas fotografías. Iba a desafiar el tiempo viajando a través de el.
En muchas fotografías estabas tu, pero pasé deprisa mi mirada sobre ellas buscando una especial, que estuviera viva, que me siguiera hablando de aquella frase en un cristal empañado. Aquel día un fotografo callejero nos hizo una foto sin darnos cuenta, y pocos dias después nos la dio en el mismo sitio, tan habitual en él, como nosotros en frecuentarlo. Nos pidió disculpas por el atrevimiento con esa sonrisa del que sabe que ha acertado. No hicieron falta esas disculpas. A los dos nos gustó la foto. Le pagamos y nos saludó con una reverencia decadente, doblando su figura de bohemio.
Colocamos la foto sobre la mesa, junto al cenicero, y cayó de mi taza un poco de café al inclinarme hacia ti para besarte. Era la última foto que tenía tuya, y estaba seguida de dos páginas en blanco. La saqué del álbum y acaricié su contorno sin tocarte.
Una vez dijiste que había que hacer una nueva copia. Mientras cerré el álbum comprendí que en todas las copias que hiciera tendría que haber una mancha de café sobre tu imagen.

lunes, 14 de julio de 2008

El Cristal de Jama. Cap. 1 El Valle de las Tres Gargantas

Jeremy fue el primer occidental en pisar las sagradas tierras del Valle de las Tres Gargantas después de que éstas hubiesen estado ocultas durante siglos a los ojos del resto del mundo. Lo hizo después de extraviarse en una expedición a través del Tibet. Tras doce días de travesía a lo largo de frondosos bosques y escarpadas montañas que se elevaban hasta donde llega la vista, el joven llegó a la ribera de un pequeño arroyo cuyas aguas discurrían frescas y cristalinas. Durante todo ese tiempo, Jeremy se estuvo alimentando de bayas, frutas silvestres y algún que otro roedor, pero poco a poco iba perdiendo la esperanza de salir de aquellas salvajes y agrestes tierras.
Apenas unos minutos después de su llegada al arroyo, el joven se sobresaltó al descubrir una figura que se reflejaba en un pequeño manso de la corriente. Aquel hombre estaba a su lado, observándole sin pestañear. No le había oído o sentido llegar. Parecía que ni siquiera respiraba.
La primera impresión de Jeremy fue de júbilo al encontrar por fin un atisbo de civilización, pero los sucesivos intentos de mantener una comunicación con su compañero resultaron totalmente infructuosos.
Tras un rato de desesperación que acabó en desidia, el extraño hombre se dio media vuelta y avanzó sin hacer el menor ruido a través de un sendero muy bien disimulado que discurría paralelo al arroyo. Cuando apenas había andado una veintena de pasos, el extraño volvió su rostro a Jeremy y le indicó con un somero gesto que le siguiera.
Dos horas y mucho cansancio después, el joven se encaramaba a una roca desde la que pudo divisar un pequeño monasterio edificado a la orilla de un lago. Sobre éste se precipitaban las aguas del mismo arroyo tras salvar, cascada mediante, un profundo desnivel.
La puerta del monasterio estaba cerrada, pero al acercarse el extraño compañero de viaje se abrió de par en par. En el momento en el que Jeremy se disponía a cruzarla, otros dos hombres ataviados con la misma vestimenta azul le impidieron el paso y cerraron la puerta.
Media hora después, se volvía a abrir y al otro lado aparecieron tres hombres acompañando al improvisado guía de Jeremy. Dos de ellos llevaban el mismo cinturón que él, pero el otro, cuya edad probablemente doblaba a los presentes, vestía un cinturón de cuero distinto.
Este último se acercó a Jeremy y con un perfecto inglés dijo:
- Hola hermano. Hi Jong dice que te ha encontrado totalmente perdido. ¿Es eso cierto?
- Por fin alguien con quien poder comunicarse. Sí, es cierto. Formaba parte de una expedición alemana en el Tibet. Durante un descanso me ausenté para hacer mis necesidades y caí por un terraplén. Perdí la pista de mis compañeros y llevo doce días andando sin rumbo fijo, intentando encontrar a alguien.
Su interlocutor asintió de manera reflexiva y dirimió con sus acompañantes en un idioma que jamás había sido escuchado antes. Tras unos minutos de discusión, se acercó a Jeremy y le puso la mano derecha en el pecho.
- ¿Sabes dónde estás?
- No
- …Dice la verdad. Los labios de un hombre pueden mentir, pero su corazón no. Tu alma es bondadosa… y aventurera. Bienvenido.
- ¿Ahora me dirás dónde estoy?
- Estás entrando en el monasterio de la orden de Jama, en el Valle de las Tres Gargantas. Yo soy el maestro Chow, patriarca de esta comunidad. Hi Jong, Lee Wang y Chun Tao son mis consejeros… pero basta ya de tantas presentaciones. Querrás saciar tu apetito. Pasa y cuéntanos las maravillas del mundo exterior.
Así, de manera tan cordial, Jeremy fue admitido dentro de los muros del monasterio. Allí comió y descansó mientras conversaba con el maestro Chow. A pesar de la concordia, el patriarca de la orden se mostraba distante cuando le preguntaba por el monasterio, como si quisiera ocultar algo a los ojos de Jeremy.
Caída la noche, el maestro Chow acompañó al joven a un habitáculo con una humilde cama preparada para su uso.
- Puedes dormir aquí. Mañana será otro día, y supongo que tengas ganas de volver a emprender el viaje hacia el sur. Si fuera necesario, algunos de los hermanos podrán acompañarte durante un tiempo, pero luego deberás proseguir solo. Que descanses, Jeremy.
- Muchas gracias, maestro Chow. No tiene idea de lo que me ha ayudado. Le estaré eternamente agradecido.
- No me las des, he hecho lo que tenia que hacer –respondió con un extraño brillo en sus ojos aderezado por la mitad de una sonrisa sincera y algo confusa.
Una vez despedido a su anfitrión, Jeremy se tumbó y concilió un profundo y reparador sueño. Mañana sería otro día…

Continuará

jueves, 10 de julio de 2008

El cometario-fabulilla que me inspiro Gabi

La verdad que yo últimamente sueño muchas cosas. La mayoría de las veces no me acuerdo de lo que he soñado, hasta que cuando casi ya va a terminar el día, zaaas, llega ese recuerdo que no sabes que es, que parece un "dejavu", pero que luego te das cuenta que en realidad es un recuerdo "falso".
Los recuerdos son situaciones vividas en el pasado, y muchas veces me miro las cicatrices de mi cuerpo y me acuerdo que en realidad eso lo he vivido, porque yo no tengo un diario donde escribo mis chorradas de cada día, por ejemplo: "hoy he estado en el zurich de 5 de la tarde a 10 de la noche", a quién le va a interesar eso... La verdad es que a mi no mucho, y seguro si un día nos dicen que solo tenemos la posibilidad de ir a un sitio, haríamos todo lo posible, nos quejaríamos y moveríamos montañas con el fin de poder cambiar de sitio.
Bastante tengo por recordarlo sin querer y sobre todo haberlo vivido también solo una vez; así que lo que me pregunto es: ¿Acaso cuando nos dormimos es como si viviéramos una vida paralela? Aunque no deja de ser irónico cuando alguien dijo que "dormir es la muerte de cada día", cuando estamos despiertos sabemos que no es un sueño, estamos seguros al cien por cien que es así, que estoy escribiendo un comentario largísimo que se ha convertido en fabulilla y cuando empiezo a desvariar sé que no lo estoy soñando...
Pero cuando estamos en ese mundo, en el que el subconsciente se mezcla con nuestras fantasías más oscuras, cuando esas fantasías se mezclan en unos recuerdos ya vividos y los que queremos vivir, es ahí, en ese momento cuando saltar un edificio nos parece lo más normal del mundo, en el que me toca la lotería y en el cual nunca me voy a preguntar que es un sueño porque doy por sentado que es algo que estoy viviendo como ahora, pasando el tiempo, un tiempo que es relativo y me saca de mis casillas, porque ocho horas de sueño solo dan para un pequeño "corto" soñado.

Es por eso que nuestro cuerpo no lo entendemos, y no sabemos porqué soñamos lo que soñamos, y hacemos lo que hacemos, ni sabemos si tenemos alma o no la tenemos porque acaso, ¿no nos diferenciamos de otros animales como el cerdo que comemos y los tenemos aglomerados en granjas? Ni mucho menos nos diferenciamos de los chimpancés ni monos: todos tienen su hígado, su estomago, sus pulmones y su cerebro... ¿Por qué tomamos esa libertad de decir que los humanos tenemos alma, espíritu inmortal y demás cosas y los animales no?, ¿solo por el simple hecho de que uno de nuestros órganos, el cual compartimos en similitudes con todo el reino animal, es un poco más avanzado y grande que el del resto de los animales?
Luego creemos en chorradas como que nuestra vida es infinita, la muerte es el principio y Dios nos está esperando en el cielo, el mismo que creó al hombre y a la mujer y le dió las demás creaciones para saciar su apetito. Vamos hombre, la única razón por la que pensamos lo que pensamos y vivimos lo que vivimos es porque un día nuestros genes siguieron un camino diferente. El camino de evolucionar no garras ni alas, sino nuestro cerebro y por lo tanto nuestra inteligencia, que dio lugar a poder razonar y no amoldarnos al medio sino cambiar el medio a nuestro favor, sin que nuestro instinto entre en el juego salvo en pequeñas situaciones. No sé si creo o dejo de creer, si en mi lecho de muerte me gustará saber que hay una vida después de la muerte.

Sólo se que los sueños, sueños son, y si un día no me despierto no se si volveré a soñar con otro sueño infinito u otra vida diferente.


Fabu de J.G.G. Mediabirra Tomé

martes, 8 de julio de 2008

Manolo

La personalidad del ser humano tiene tantas variantes como personas haya sobre la faz de la Tierra, pero básicamente se puede clasificar en tres grandes grupos, de los que obviamente surgen multitud de subgrupos que comparten ciertas características pero con matices diferentes.
El primero de ellos, al que yo denomino “El Atontado”, es ese individuo acongojado por su alrededor, que nunca toma una iniciativa propia y que siempre se deja avasallar. El segundo gran grupo corresponde a aquellos que responden a la máxima de la bondad humana. Siempre buscando mejorar la vida de los demás, pero sin dejar de atender sus propios asuntos. De vez en cuando se dan un capricho o toman una decisión que afecta negativamente a otros individuos de su entorno, pero siempre buscando la satisfacción de todos. A los que responden a estas características, yo los llamo “Los Honestos”.
El tercero de los grupos tiene por integrantes a ese tipo de personas que lo único que persiguen mientras un halo de vida corre en su interior es el beneficio propio, ya sea materializado a través del dinero, de las mujeres o de la promoción profesional. A estos se les conoce como “Los Jetas”.
Manolo, protagonista de la fábula sin moraleja que nos ocupa, pertenece a este último grupo.
Desde su más tierna infancia, Manolo supo cómo llevarlo todo hacia sus fueros. En la guardería degustaba todos y cada uno de los postres de sus compañeros… En el colegio era el rey del patio… En el instituto era tan popular que hasta le conocían en Garantía Social…. En cambio, en la universidad era un don nadie, pero no porque no pudiese, sino porque nunca se matriculó… Como dicen los que entienden de la materia, él estudiaba en la UVI… no, no. En la Unidad de Vigilancia Intensiva no. En la Universidad de la Vida.
Y al muy cabrón le iba de fábula…qué digo de fábula, de fabulilla.
Tenía dinero, tenía buenos amigos, tenía malos amigos, tenía un perro que le hacía caso, una novia que no hacía lo propio, varias amantes que sustituían las caricias y besos de su chica y hasta un coche deportivo, cuya gasolina pagaba su padre.
La casa era una herencia de su tío Humberto, y las oficinas de cuyo alquiler vivía se las había regalado su madre antes de escaparse con el jardinero a Jamaica y empezar a disfrutar de la vida.
Manolo no pagaba sus impuestos, aparcaba en zona azul sin desembolsar un céntimo y robaba el periódico a su vecino (el cual pertenecía al grupo de Los Atontados).
Todo eso era y tenía el joven, pero sin embargo, su vida estaba triste y vacía. Ni el sexo desenfrenado con putillas tailandesas ni las constantes borracheras aderezadas con algún matiz en forma de polvo blanco impedían que una angustia existencial se apoderara de sus pensamientos.
Después de muchos años participando en esta locura a la que llaman vida, Manolo se sentó a reflexionar. De toda su experiencia vital no se desprendía ni un solo recuerdo tras el que poder llamarse hombre, lo cual le entristeció sobremanera. Decidió que necesitaba conocerse mejor, que necesitaba estar solo e intentar ver el mundo desde otro prisma.
Un buen día, Manolo conoció a un tipo muy extraño. Era rubio como Paris Milton y su melena ondeaba al viento recordando alguna bandera atada al mástil de algún barco sucumbido ante la tormenta. Ese chico le contó cómo había emprendido un viaje en bicicleta hacia China y cómo se había encontrado a sí mismo en el camino.
En ese mismo momento, Manolo supo que hacer. Preparó el viaje en apenas dos días y partió siguiendo las rutas del oeste, hacia lo desconocido. No llevó teléfono, dinero o mapa alguno, sólo su bici, su ropa y un diario donde plasmar la esencia de su gran éxodo.
Dos años después, Manolo volvió, y lo único que había cambiado era su rostro, que parecía más viejo y reflexivo.

Continuó su vida siendo un Jeta, y es que esta fabulilla, como ya he dicho al comenzar, no tiene moraleja.

La vida es sueño....

¿Por qué siempre nos despertamos en los albores del éxtasis de un sueño? A mi me paso el otro día.
Como cada noche, me metí en la cama después de repasar matemáticamente todos los programas indecentes que presentan las cadenas de televisión pasadas las diez. Como cada noche, apagué la luz y a oscuras me apliqué en mis ya tradicionales trabajos onanistas, sin los cuales, conciliar el sueño me resultaba casi impensable. Y, como cada noche puse el despertador y cerré los ojos.
Fue entonces cuando mi cerebro se aplicó en una sucesiva representación onírica de mi subconsciente. Los sueños transcurrían entremezclándose entre sí. De capitán de barco pasaba a ser tenista y ganaba a un Nadal entrado en años la final de Wimbeldon. De perseguido por una informe masa oscura pasaba a ser perseguidor de un famoso delincuente. De funambulista pasaba a estar disfrutando de las olas en la playa donostiarra.
Aunque algunas de estas fantasías sin duda eran maravillosas, el as de la baraja se fue reservando para el final de la vigilia. Yo estaba sentado como cada mañana en la parada que hay frente a mi casa, esperando a que llegara el bus que me llevaría al trabajo. Vaya mierda de sueño, pensarás… Y qué equivocado estás.
Cuando llegó, subí al autobús y sorprendentemente estaba vacío. Tan sólo una figura se alzaba entre los asientos al final del estrecho pasillo. Una vez pagado el billete, y empujado por la curiosidad inherente a todo sueño, me dirigí hasta allí. Cuanto más me acercaba, más detalles conocía de mi único compañero de viaje.
Se trataba de la mujer más atractiva que había visto en la vida. Morena, con los ojos de un color verde que derrocarían imperios, una figura escultural presidida por unos pechos firmes y abundantes y una piel fina y bronceada. A medida que me aproximaba hacia ella, crecía en mí un cosquilleo que pocas veces había sentido. Sus ojos fijos en los míos tenían el poder hipnótico de los grandes ilusionistas. Sus tacones de aguja, la ínfima falda y la escotada blusa que llevaba impedían que mis pensamientos se alejaran del deseo más carnal y lujurioso que un hombre es capaz de conocer.
Cuando ya estaba a su vera, aquella mujer se dirigió a mí con la sonrisa más dulce y pícara que podría haber dibujado Miguel Ángel y me dijo…
- Hola Pablo. Te estaba esperando. Empezaba a creer que no vendrías.
- ¿Cómo sabes mi nombre? No te conozco. Y créeme, porque te recordaría.
- Yo a ti sí. Llevo observándote muchos meses, esperando la ocasión para decirte un par de cosas.
- Pues aquí me tienes.
- ….
- ¿Y bien?
- …Lo he ensayado muchas veces, pero ahora no me salen las palabras. Será mejor que no las utilicemos…
En ese momento, la escultura viviente que tenía frente a mí metió sus manos bajo la falda y se quitó un tanga tan provocador que ni siquiera el gran Ron Jeremy se imaginaría. Me lo entregó y tan sólo dos palabras salieron entre sus carnosos y suculentos labios.
- Hazme tuya…
¡A por ella! Ni un segundo tarde en abalanzarme y comerle la boca desesperadamente. Un par de minutos y frotamientos varios después, noté como sus manos bajaban hasta mi bragueta y la desabrochaban lentamente. Cuando mis pantalones ya estaban a la altura de las rodillas, ella se agachó y….

¡SON LAS SIETE Y CUARTO Y ESTO ES ANDA YA! Tirutiruri LOS CUARENTA PRINCIPALES

¡Mierda, mierda y mierda! El despertador arrancó impasible avisándome de que otro día empezaba para mí. El recuerdo de aquel maravilloso e infructuoso sueño aún estaba marcado a fuego en mi cerebro, y mi coleguita el de abajo me pedía a gritos una sesión extra antes de ir a trabajar.
Una vez terminados mis quehaceres masculinos, tome una ducha y un rápido desayuno, pero la imagen de la mujer no se desvanecía de mi mente.
Así, absorto como estaba en mis propias fantasías, bajé a la parada y esperé paciente el bus rodeado de rostros tan conocidos como anónimos. Como solía ser habitual, el bus llegaba con retraso y hasta arriba de gente. Subí, pagué el billete y me hice un hueco entre la marabunta de trabajadores matutinos.
De repente, una figura familiar se alzó entre las cabezas de la gente. Allí, al fondo del autobús se encontraba una mujer vuelta de espaldas hacia mí y ataviada con las mismas vestimentas que la de mis sueños. No me lo podía creer… Era ella… El sueño había sido real… Ese era el día más maravilloso de mi vida…
Entonces, la mujer se giró y pude contemplar su rostro…. Lejos de ser la chica de mis sueños, ante mí se plantaba una de las hembras más feas que veré en mi vida…

Y es que, como decían mis coleguitas Ortega y Gasset, la vida es sueño y las mujeres de los sueños son mejores que las de verdad.