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José Cendón

NO PUEDO PARAR DE CREAR

El fotógrafo gallego José Cendón escribe "Billete de ida". Es la historia de una persona que no deja de luchar por la suerte de África.

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lunes, 14 de julio de 2008

El Cristal de Jama. Cap. 1 El Valle de las Tres Gargantas

Jeremy fue el primer occidental en pisar las sagradas tierras del Valle de las Tres Gargantas después de que éstas hubiesen estado ocultas durante siglos a los ojos del resto del mundo. Lo hizo después de extraviarse en una expedición a través del Tibet. Tras doce días de travesía a lo largo de frondosos bosques y escarpadas montañas que se elevaban hasta donde llega la vista, el joven llegó a la ribera de un pequeño arroyo cuyas aguas discurrían frescas y cristalinas. Durante todo ese tiempo, Jeremy se estuvo alimentando de bayas, frutas silvestres y algún que otro roedor, pero poco a poco iba perdiendo la esperanza de salir de aquellas salvajes y agrestes tierras.
Apenas unos minutos después de su llegada al arroyo, el joven se sobresaltó al descubrir una figura que se reflejaba en un pequeño manso de la corriente. Aquel hombre estaba a su lado, observándole sin pestañear. No le había oído o sentido llegar. Parecía que ni siquiera respiraba.
La primera impresión de Jeremy fue de júbilo al encontrar por fin un atisbo de civilización, pero los sucesivos intentos de mantener una comunicación con su compañero resultaron totalmente infructuosos.
Tras un rato de desesperación que acabó en desidia, el extraño hombre se dio media vuelta y avanzó sin hacer el menor ruido a través de un sendero muy bien disimulado que discurría paralelo al arroyo. Cuando apenas había andado una veintena de pasos, el extraño volvió su rostro a Jeremy y le indicó con un somero gesto que le siguiera.
Dos horas y mucho cansancio después, el joven se encaramaba a una roca desde la que pudo divisar un pequeño monasterio edificado a la orilla de un lago. Sobre éste se precipitaban las aguas del mismo arroyo tras salvar, cascada mediante, un profundo desnivel.
La puerta del monasterio estaba cerrada, pero al acercarse el extraño compañero de viaje se abrió de par en par. En el momento en el que Jeremy se disponía a cruzarla, otros dos hombres ataviados con la misma vestimenta azul le impidieron el paso y cerraron la puerta.
Media hora después, se volvía a abrir y al otro lado aparecieron tres hombres acompañando al improvisado guía de Jeremy. Dos de ellos llevaban el mismo cinturón que él, pero el otro, cuya edad probablemente doblaba a los presentes, vestía un cinturón de cuero distinto.
Este último se acercó a Jeremy y con un perfecto inglés dijo:
- Hola hermano. Hi Jong dice que te ha encontrado totalmente perdido. ¿Es eso cierto?
- Por fin alguien con quien poder comunicarse. Sí, es cierto. Formaba parte de una expedición alemana en el Tibet. Durante un descanso me ausenté para hacer mis necesidades y caí por un terraplén. Perdí la pista de mis compañeros y llevo doce días andando sin rumbo fijo, intentando encontrar a alguien.
Su interlocutor asintió de manera reflexiva y dirimió con sus acompañantes en un idioma que jamás había sido escuchado antes. Tras unos minutos de discusión, se acercó a Jeremy y le puso la mano derecha en el pecho.
- ¿Sabes dónde estás?
- No
- …Dice la verdad. Los labios de un hombre pueden mentir, pero su corazón no. Tu alma es bondadosa… y aventurera. Bienvenido.
- ¿Ahora me dirás dónde estoy?
- Estás entrando en el monasterio de la orden de Jama, en el Valle de las Tres Gargantas. Yo soy el maestro Chow, patriarca de esta comunidad. Hi Jong, Lee Wang y Chun Tao son mis consejeros… pero basta ya de tantas presentaciones. Querrás saciar tu apetito. Pasa y cuéntanos las maravillas del mundo exterior.
Así, de manera tan cordial, Jeremy fue admitido dentro de los muros del monasterio. Allí comió y descansó mientras conversaba con el maestro Chow. A pesar de la concordia, el patriarca de la orden se mostraba distante cuando le preguntaba por el monasterio, como si quisiera ocultar algo a los ojos de Jeremy.
Caída la noche, el maestro Chow acompañó al joven a un habitáculo con una humilde cama preparada para su uso.
- Puedes dormir aquí. Mañana será otro día, y supongo que tengas ganas de volver a emprender el viaje hacia el sur. Si fuera necesario, algunos de los hermanos podrán acompañarte durante un tiempo, pero luego deberás proseguir solo. Que descanses, Jeremy.
- Muchas gracias, maestro Chow. No tiene idea de lo que me ha ayudado. Le estaré eternamente agradecido.
- No me las des, he hecho lo que tenia que hacer –respondió con un extraño brillo en sus ojos aderezado por la mitad de una sonrisa sincera y algo confusa.
Una vez despedido a su anfitrión, Jeremy se tumbó y concilió un profundo y reparador sueño. Mañana sería otro día…

Continuará

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Aquí arranca una historia que será abordada en sucesivos capítulos. Espero que sea de vuestro agrado compañeros

P.D: ¿ensayamos este finde?

Anónimo dijo...

Ni dos ni cuatro. Tres. Por mi tre gargantas que ensayen este finde, bien.

Anónimo dijo...

No será el jeremy de las islas canarias no???...
Qué será lo siguiente...Madeleine?....y la historia de como se hizo churrera?....