Hoy es el día del señor. Yo soy la rebanada número dos, la más madrugadora. Es de esos días que decides disfrutarlo. Te despiertan los cánticos de los orkiplateriscos y el colchón es una mezcla de hierba fresca y margatrislas. El sol empieza a escupir vida y un aroma libertino recorre el bosque. No soy de esos que contemplan los amaneceres. Simplemente miro al cielo mientras vacío mi interior de líquido.
Es un pequeño bosquecillo pero frondoso, donde decidimos matar el sueño. La mayoría de los árboles son panotecos, yo nunca había oído hablar de ellos hasta que lo comentó el Javo.
- Mirad, un quebos de panotecos. Ideal para pasar la cheno.
Según él, estos árboles eran idóneos para dormir, ya que se dan en suelos secos pero con abundancia de minerales utrícsenos. Por lo que estas condiciones hacían crecer abundante hierba y margatrislas, que son flores idénticas a las margaritas pero que han desarrollado la sabiduría del amor para su supervivencia. Como dijo - Con sólo arrancar uno de sus pétalos blancos te dice si tu amor te quiere o no te quiere. Las podéis distinguir porque en la roseta amarilla se divisa una forma en corazón rojo.
- ¿Y cómo te dicen si te quieren o no?- Preguntó Giorgi, mientras observaba las flores.
- Hablando, como quieres te lo digan. –Respondió.
- Ahh!!
- Pero si una puta planta herbácea no puede hablar joder!!! - Les comento. - Además aunque sólo las quites un pétalo, ya la has arrancado del suelo y morirá.
- Si claro.- Dijo Javo.- Pero debes tener en cuenta las raíces supratéticas que desarrolla después del desmembramiento.
- Ahh!!:
- Pero, pero... si eso es imposible. Es antinatural, ¿cómo desarrollan las raíces esas? - Le pregunté.
- Ahí es donde entran los orkiplateriscos. Son pájaros que sólo hacen sus nidos en los panotecos y se alimentan de pétalos de margatrislas. Aquí empieza la simbiosis. Comen dos o tres pétalos por flor y mientras llenan sus estómagos, las flores elevan desde la colorida roseta sus trompas falopianas hacia los genitales de los pájaros, y se alimentan de sus ladillas. Además estas trompas sirven de aparato reproductor.
- Ahh!
- Pero se reproducirán por el polen ese. - Dije.
- No! Por polvos, como tú y yo.
- Ahh! Quiero saber más. - Dijo Giorgi. - ¿Se pueden fumar las marga…éstas?
- Sólo es fumable las trompas falopianas. - Comentó Javo.- Pero debes ser un buen cirujano para poder extraerlas.
Javo, que es la primera rebanada, siguió hablando. Siempre tiene algo interesante que contar, pero es difícil seguir sus explicaciones llenas de palabras de esas, “palabras profesionales”.
- Bueno hablando de fumar. Las hojas de los panotecos tienen efectos similares al vino tinto. - Explicó.
Luego contó que los panotecos tienen hojas carentes, que son como las perennes pero en invierno caen todas al suelo. Ese es el momento ideal para fumarlas.
- Ojalá fuera invierno. Dijo Giorgi, el jamón de york.
El anteriormente conocido como el jodido mental de mi izquierda, comentó que las hojas de los árboles son abrigos invertidos, y los trocaceos caducos se despojan de las hojas y muestran su desnudez a la madre naturaleza, a así desnudos, se produce la mayor orgía natural del universo. Pero que ningún humano a podido verla o recordarla, porque todo el mundo sabe que la resina seminal del panoteco, entra por las fosas nasales, los pabellones auditivos y los esfínteres provocando la inversión de los polos del corazón. Produciendo una regresión en el aparato circulatorio. Entonces las aurículas se creen ventrílocuas e intentan la emisión de un sonido que revienta las dos cavidades inferiores del corazón, quedando la persona en un schok profundo y perdiendo la sensibilidad en las piernas.
Arranqué una margatrisla y la seccioné un pétalo.
- No te kieruuuu…. Se oyó.
- Corcho lis. Miré al Javo y noté que ocultaba algo. - Has sido tú.
Arranqué un pétalo de otra flor mientras observaba al Javo. Silencio.
- Será muda. Dijo Giorgi.
La idea que tenia el Javo para dormir se basaba en el calor humano. Yo no soy partidario del contacto carnal con los miembros masculinos de mi especie, pero mi compañero apeló a la supervivencia del grupo. La verdad, aunque asusta, es que había demostrado tener razón en todas sus ideas, y además, ésta en concreto era la menos absurda de todas las que había tenido hasta el momento.
En principio y por sorteo, yo debía ser el jamón de york, pero renuncié a tal puesto a favor de Giogi que parecía el que más frió tenía del trío. En verdad cedí mi puesto, ya que no me hacía mucha gracia dormir pegado entre dos hombres que no conocían la libertad desde hace unos cuantos años, y no olvidar el hecho de que estaban encerrados en un manicomio, y ninguno de los dos había demostrado ningún mérito para hacerme creer que su privación de libertad, fue un fallo de la justicia estatal.
Como iba relatando, hoy es el día del señor. Soy la rebanada numero dos y estoy perdido en un bosque con los árboles más extraños que he conocido nunca y con los dos tíos más tocacojones que te puedes encontrar en la faz de la tierra.
Los tocacojones por excelencia no se atacan entre ellos, sino que unen sus fuerzas, hasta llegar a un nivel desquiciador de hijoputismo.
- El primero que se levante debe preparar el desayuno. Me dice el Javo, sin abrir los ojos.
- Vas listo. contesté.
- El primero que se levanta debe preparar el desayuno. Dice Giorgi.
- Pero que par de hi…
- Dos votos a favor, tú preparas el desayuno. - Dijo Javo cortándome la frase. Es imposible discutir con tales personajes.
- ¿Y qué cojones vamos a comer en este jodido lugar? - Pregunté indignado.
- Para mí un poco de jabalí y leche de cabra. Contesta Javo.
- Yo, un puro habano. Murmuró Giorgi.
Di media vuelta. Caminando indignado mascullaba insultos hacia la pareja acurrucada a la vera de un panoteco. ¡Qué panotecos ni hostias! Estos son robles de toda la vida.
Mientras ando, discuto conmigo mismo la posibilidad de marcharme sólo y dejar atrás a estos dos indeseables. La frase “mejor sólo que mal acompañado” adquiere un significado cúbicamente superior a cualquiera conocido hasta entonces. Pero un algo… alguna cosa, una estúpida sensación desconocida me ata a mis compañeros de huida. Y no me refiero ha que me esté volviendo marica.
Siempre he sido una persona solitaria, sin familia, ni amigüitos… no he tenido grandes fiestas de cumpleaños, jugaba al fútbol con piedras y los reyes magos sólo han sido una posibilidad de empleo basura para la navidad.
Como miembro único de mi unidad familiar individual, me encanta la navidad. No creáis que envidio reuniones familiares llenas de esa felicidad, ese calor humano que fluye por los centros comerciales, esos caprichitos innecesarios imprescindibles en tales fechas. En navidad el egoísmo es tal que la gente se vuelve amable para sentirse bien. Bueno, yo no recuerdo a nadie que me haya sido amable. Ordiga, tanto hablar conmigo mismo, y me pierdo estando perdido en un bosque… Arrea!!! ¿Y el bosque?
Doy media vuelta y veo los árboles a unos cien metros. Pero mi vista se desvía hacia donde nace el sol, para observar a lo lejos una especie de cobertizo. Tras una corta caminata, llego a un recinto vallado. En su interior hay un aprisco. Huele fatal. Me recuerda al sanatorio, cuando “el demente fecal” reventó no se como la fosa séptica esa, donde va toda la mierda. Seguro que el Javo tuvo algo que ver.
Me acerco lentamente a la construcción de madera y quiño un ojo para mirar por una pequeña rendija que hay entre los tablones. Huele a oveja. Pero no hay ovejas. Sólo queda su olor.
La siempre madrugadora luz del sol se filtra por las paredes imperfectas del aprisco, creando en su interior una iluminación prácticamente religiosa. Sigo lentamente los rayos de luz con mi ojo. Ostia! Pierdo el equilibrio y caigo de culo. Dentro hay algo. Una especie de oveja negra humana.
La mano me tiembla y el estomago intenta hablar. Debe ser el miedo, ¿o es el hambre?
Miraré con mi otro ojo no ciego. A ver si me dice lo mismo. Es increíble, la luz lo ilumina, pero la cosa está en la sombra. Antinaturalmente los rayos de sol se curvan para mostrarme su figura. Sin duda es un Hombre-Oveja.
- Eh! Psss! Pero no responde.
- Eh! Tú! Cosa! ¿me oyes? – grito. Sigue sin responder.
Busco una puerta de entrada. Ondia! Ninguna de las paredes tiene entrada. – Que raro. Cojo un palo e intento tocar a la cosa por entre los maderos. No he oído nada igual. El posible hombre-oveja se ha cagado en todo lo cagable, muy por encima de Dios. Sus gritos son bastante graves. Paso de quedarme a escucharlo. He debido correr los 100m pradera en un tiempo record. Me introduciré en el bosque en busca de Giorgio y Javo.
Continuará?
Ediciones MukaMaluga. By KoKe.
4 comentarios:
Proximamente en fabulillas: La leyenda del Abuelo. Capítulo tres.
coño!!!!!! ya me había olvidado del jodido enfermo mental de mi izquierda y sus coleguitas
Pd: no entiendo la mitad de las palabras que utilizas, pero suenan de puta madre macho
tremenda koke , jujujujuju
Estas muy loco. No por escribir estas cosas tan surrealistas ni por pensar en la posibilidad de seguir a un demente como el Javo por el monte, sino... que coño es eso del hombre oveja!! los arboles esos o las margalitras o que se yo!! Que ta pasa por la cabeza, eso ta pasa por comer tanta carne, que estas teniendo visiones surrealistas, como el cuento de Alicia en el pais de las marabillas, estas mu loco pero me ha entretenido Koncreto, tanto que he leido otra vez la primera parte.
Sigue así y te meteremos en un maricomio pero de monos locos.
juajuajuajuajuajua (risa de ultratumba).
Te kierooouououououou!!!!!
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