Es la hora.

Capítulo 1. Es tu hora.

Miré por mi retrovisor, ese hijo de puta seguía pegado a mi culo. No podía creerlo después del recital que le había dado. Pensé que la diferencia de su bólido al mío sería la razón, no tenían nada que hacer frente a su BMW que seguro era alquilado, de todos modos yo era el mejor. Volví la vista a la carretera , según la señal venia una curva en ese , iba demasiado rápido.130km/h y en quinta era algo excesivo para esa carretera de mala muerte. Entonces pise embrague y cambie a tercera, la aguja subió a las 5000 rpm y pise a fondo, parecía que iba a estallar , pero a la vez sentí como las ruedas se agarraban al asfalto. Seguidamente note como se estabilizaban las revoluciones y según entraba en la curva colocando mi rueda derecha delantera al borde de la calzada cambie a cuarta en un movimiento magistral, como un felino, embragando y acelerando en décimas de segundo el cuenta revoluciones se volvía loco, apunto de reventar. Seguidamente giré mi volante para sacar la rueda del límite del asfalto con la cuneta y volví a tirar mi tecnología alemana al lado contrario repitiendo metódicamente la anterior maniobra que me hacía coger la trazada buena Reducir marcha, acelerar a tope y virar. Por fin había sorteado ese tramo de forma admirable. Volví a mirar por el retrovisor y por unos segundos pensé que no me seguía, pero estaba equivocado ese cerdo era también muy bueno. Pise a fondo cambie a quinta y aceleré al máximo, mi maquina iba al límite. Entonces miré a mi copiloto y la dije -cariño no te preocupes estas con el puto amo del asfalto-.ella me miró y dijo:
-¡El puto amo! .- exclamó.-No entiendo nada ¿Por qué vas tan rápido?.-
- Que yo sepa el puto amo se mató en un jodido circuito, y que yo sepa- volvió a repetir con un tono sarcástico.
- Era Ayrton Senna y tú no eres él.-
Por un instante me vino esa fatídica imagen de Senna estrellándose en el circuito de Imola, San marino. Jamás olvidare aquellos maravillosos duelos con Alain Prost y Nigel Mansell, esa magia bajo la lluvia, oh! Dios mío el mejor piloto de todos los tiempos. No como el pijo del Michael Schumacher. Ayrton dijo una vez:"El segundo es el primero de los perdedores", seguidamente di gas y baaaaaaa el astralopitecus volvía a volar. Aunque no era el momento de pensar en esas cosas.
-Para, para... estas loco nos vamos a matar- gritó.
-Calla de una puta vez no ves que estoy conduciendo- contesté airadamente. Ella no sabia que el coche que nos perseguía era de ese cabrón. Esa mañana le había visto entrar en el estanco, pero el no me había visto a mi hasta que salimos de ese pueblecito pesquero del mediterráneo.
-¿Por que coño crees que nos persigue ese hijo de puta?.-
-No...no lo se.-
-Pues ese hijo de puta es nada más y nada menos que Augustus Dviodanoff.-
-¿Quién?-
-Un asesino a sueldo.-
-Pero...¿Por que coño nos está siguiendo un asesino a sueldo?.- Titubeo por un instante.
-No es el momento- Grite , Maria que así se llamaba mi esposa y copiloto. La eché un vistazo y estaba totalmente descompuesta , se puso a gritarme llorando.
-Por que...- gimoteo .-¿Porque nos persigue?.-
La mujer no sabia nada y debería seguir así, aunque era demasiado tarde, me había encontrado. – ¡Cállate!.-
Pero necesitaba que se repusiese, seguía a una velocidad vertiginosa no podía distraerme o nos daríamos una ostia de espanto.
-Cariño... cariño.-
-¿Qué?- contesto con lagrimas en los ojos.
Entonces la comente, mientras escapábamos, que era un asunto pendiente de cuando estuve en Mostar
- ¿Te acuerdas que te comente que había estado con los cascos azules en la antigua Yugoslavia?-
- Sí..si que me acuerdo-
- Pues no estuve con los cascos azules... era un infiltrado en el ejercito de Milošević.Me hacía pasar por un mercenario. Pero realmente estaba en una misión para la agencia de inteligencia europea. Digamos que era un espía.
- Pero... eras bueno-
- Sí cariño, sí...- a las mujeres solo las importan esa clase de chorradas de la bondad y blablabla...- Luchaba contra ese jodido sanguinario-.
Augustus era un soldado de “El carnicero de los Balcanes” Slobodan Milošević.Lo conocí en un campo de entrenamiento cerca de Metkovic´. Yo conseguí entrar gracias a una coartada que me preparó la agencia. Para la milicia del carnicero era un mercenario profesional avalado por unos traficantes de armas rusos que nos debían algún favor. Entonces fui entrenado junto a Augustus y más soldados fieles al régimen. Por nuestro maestro, un personaje recién llegado del infierno mezclado con un conocimiento en las artes de la guerra que ni el mismísimo Maquiavelo. Este hombre nos convirtió en maquinas de matar... me quede callado un instante. Realmente es curioso, siempre he pensado que ocurriría el día que me encontrasen y como iba a solventarlo pero ahora que ya ha llegado ese día... Me siento seguro de mi mismo.
-Busca debajo de tu asiento, encontraras una Parabellum 9mm.- la explique.
-Pero que quieres hacer- exclamó con un tono de voz que la delataba.
-Es muy simple, él o nosotros.-
Jamás se me olvidará esa expresión de sus ojos. Había conseguido superar mi pasado, esa ya no era mi vida, bueno eso creía. Es inevitable cruzarte con tu pasado tarde o temprano pero era una persona totalmente nueva. Me acuerdo cuando la conocí en aquella terraza madrileña, ella era camarera y yo solía acercarme todos los días a tomar el café de media mañana. Realmente iba aunque no me apeteciese pero es que... es una de esas situaciones en las cuales los hombres perdemos el sentido y te da un vuelco en el estomago, sientes como la deseas profundamente, notas tu cuerpo en tensión. Te das cuenta de que la quieres y harías cualquier cosa para conseguirla .La observas fijamente y cuando te mira desde el otro lado de la barra, giras la cabeza en un movimiento ágil hacia cualquier otro punto. Y piensas: ¿Me habrá visto? Ese es justo el momento en el que ella se da cuenta de que la gustas, comienza ha hacer como si no estuvieses pero te lanza una mirada de vez en cuando que te paraliza por completo, entras en el juego. Es curioso como la comunicación no verbal puede hacernos perder la cabeza. Somos animales racionales y por consiguiente en estos asuntos todos tenemos un instinto que nos hace percibir estas reacciones de nuestro carácter liviano. Ella fue quien me hizo perder la cabeza pero también a encontrarme a mi mismo. Cuando observaba todas las mañanas en ese bar de aquella plaza madrileña a esa joven camarera de la cual no sabía nada, me sentía vivo por una vez en la vida. No es fácil regresar de una guerra, volver a tu casa y volver a empezar. Esa larga melena de color azabache, con esos ojazos negros podía hacer dudar de sus sexualidad hasta a la mismísima reina de chueca.
Pero ahora esos ojos estaban llenos de lágrimas por haberla involucrado en un menester que no iba con ella.
- María, te quiero, pero pásame la pistola de una puta vez- la grite de nuevo. Ella se agacho y comenzó a buscar mi pipa.
-Vamos.. la encuentras o que-
-No es fácil, buscar algo con eso putos volantazos que das- grito, girándose con esa mirada que alguna que otra vez había descubierto en ella y que expresaba una mala ostia que te cagas. Y por que no que también me ponía a muerte.
No abrí la boca. -Ya la he encontrado.-
- Pásamela y coge el volante cuando yo te diga - grité mientras bajaba la ventanilla del conductor. Dejé de acelerar un instante para que así se acercase ese cerdo, en un segundo lo tenía pegado a mi culo, podía distinguir su cara por el retrovisor.
-Ahora- María lo sujeto con fuerza , saque la pistola por mi ventanilla y vacié un cargador en las ruedas de su coche. Sabía que con eso no cesarían mis problemas y ese hijo de puta volvería, pero estaría esperándole. Quizás fuese yo quien le hacheara la próxima vez. Seguidamente su coche se alejó de mi retrovisor mientras veía como luchaba por no perder el control de su flamante BMW, que se joda. Mientras tanto no alejamos más y más. Convenía poner a María a salvo, luego ya nos veríamos...


Un relato de burbuja.