Foto de la semana

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José Cendón

NO PUEDO PARAR DE CREAR

El fotógrafo gallego José Cendón escribe "Billete de ida". Es la historia de una persona que no deja de luchar por la suerte de África.

Envía una foto de actualidad y sera publicada.

miércoles, 30 de abril de 2008

Ultima Situación

Sabor de cemento,sudor,saliva.
Calor, fuerte calor, asfixia.
Olor a licor, humo intenso;
olor a humanidad sin salida.
Trepidar de muelles,
metales trepidantes; hierro.
Sonido de cristales; vidrio,
cristales rotos.
Sonido de gargantas,
gargantas secas; rugido.
Rumor de viento,
viento helado; frío.
Estamos en continuo,
estamos continuando;
seguimos en estado
continuo estacionado.
Miramos y no vemos,
no vemos sin mirarlos;
los vemos, los miramos,
miramos y nos vamos.
Cansancio en las manos, entumecimiento.
Dolor en la espalda, agotamiento.
Odio. Lagrimas muertas. Odio eterno;
rencor y enfurecimiento.
Latido de cuerpos,
cuerpos latiendo; vida.
Crujir de huesos,
huesos crujiendo; violencia.
Trueno de lamentos,
lamentos huecos; agonía.
Chasquido de gatillos,
gatillos pretos; muerte.
Rompemos acabando,
acabamos rotos;
acabamos de empezar
a romper lo acabado.
Sentimos y queremos,
querernos es sentirnos;
queremos, lo sentimos,
queremos y marchamos.
Ultima situación; ahogo,
ultimo desahogo; miedo.
Miedo incontenible y sucio,
Miedo que nos mata,
poco a poco.

martes, 29 de abril de 2008

El Refugio

Si mezclas un coeficiente intelectual de 180, una historia familiar plagada de malos tratos y abusos, un instinto de supervivencia supra-desarrollado y la mala hostia inherente a cualquier sistema capitalista…te sale un tipo como Bernard. Lo bueno de este cóctel es que no necesita hielo, sólo una buena comida de vez en cuando y un poco de ropa…
Ese cabrón había robado carteras desde los nueve años. Entró en el primer reformatorio a los once… se escapó del primer reformatorio a los once…entró en el segundo reformatorio a los doce…se escapó del segundo reformatorio el día que cumplía trece…y así sucesivamente.
Con veintitrés años era una de las personas más buscadas del país. La policía le imputaba cuatro atracos a diferentes bancos, pero todo el mundo sabía que habían sido más. En total, se calculaba que Bernard se había llevado del interior de las cajas fuertes unos treinta millones de dólares, dinero suficiente como para vivir él, sus hijos, sus nietos y posiblemente sus bisnietos, pero lejos de conformarse, seguía robando.
La policía había contratado al que decían que era el mejor detective del mundo, un auténtico sabueso cuya vida se regía por la máxima “Si tienes dos piernas te encontraré”.
Después de varios meses siguiendo cada uno de los movimientos de Bernard, el detective consiguió acorralar a Bernard, pero este se dio otra vez a la fuga.
El segundo intento fue más fructífero y, después de recibir una buena manada de hostias, el detective logró esposar al todavía joven muchacho.
El día del juicio, la mano del juez no tembló a la hora de dictar la sentencia. Le cayó cadena perpetua. Encerrado de por vida en un cuchitril de seis metros cuadrados aguantando todo tipo de vejaciones y malos tratos de carceleros y encarcelados.
Cincuenta y cuatro años después, Bernard, en su lecho de muerte, esperando cerrar los ojos y liberarse de las ataduras de este mundo confesó lo que había estado oculto durante todos estos años. Bernar dijo dónde estaba el dinero que jamás se había encontrado.
Su confesión se quedó en los oídos del funcionario presente y este no dijo nada a nadie. Aunque era un buen tipo, treinta millones de dólares era mucho dinero como para dejar que cayera en manos de Papá Estado.

Quilama de San José… Un pequeño pueblo de Honduras que año tras año soportaba catástrofes bíblicas…. En las afueras había una finca llamada El Refugio…. Allí estaba el dinero.
Con la excusa de unas vacaciones, el funcionario llegó a la finca. Era el edificio más grandioso de toda la comarca. Probablemente de todo el país…y era un orfanato.
En su entrada había una placa que rezaba: “El Refugio que nunca tuvo Bernard”…
Aquel mal llamado delincuente había estado robando durante años a la gente más poderosa del país para construir un orfanato…

Y esta es la historia de cómo yo, Robert Jonson, acabé mis días trabajando en El Refugio después de ser el carcelero de Bernard Hume…

domingo, 27 de abril de 2008

En Tiempos Convulsos...

Bate tus alas,halcón dolido,
inevitablemente eres tu la presa
de todo lo que de sangre has teñido,
revolviendo tempestades de conciencia.
Bate tus alas, paloma falsa,
las ramas del olivo se han secado,
por dejar de prenderlas, ya tan harta,
creyendo que se habían terminado.
Bate tus alas, eterna golondrina,
tus alertos ya se han desmoronado
tus poesías al mundo ya no fascinan.
tu regreso de tan largo vuelo ha sido en vano.
Bate tus alas, macabra picaraza,
la carroña, aunque abundante es peligrosa,
pues la carne muere envenenada,
porque la muerte natural es otra cosa.
Batid alas, pájaros de mal agüero,
los tiempos de vuelo fácil han pasado;
batid alas, que yo me quedo.

viernes, 25 de abril de 2008

La historia de Alain Saint-Etiènne

Siempre había sido un tipo honrado. Una de esas personas que dedican su vida a los demás. Una de esas personas que con el paso de los años se erige como guardián de sus seres queridos. Y tenía muchos. Mujer, dos hijos, muchos y buenos amigos.
Ya desde pequeño defendía a sus hermanos frente a los abusos de los gamberros del patio del colegio. Frente a esa clase de gente que ya de mayores vería una y otra vez caer en el oscuro pozo de la delincuencia.
Con esta naturaleza, es lógico que Alain se decidiera por trabajar en defensa de los demás. Primero lo intentó de bombero. Su padre lo fue. Él no pudo conseguirlo. Una dolencia cardiaca crónica impidió su ingreso en el cuerpo.
Más tarde se incorporó a una ONG como voluntario… De voluntario nada. Más bien era un esclavo de los que mandaban arriba, que utilizando la solidaridad como excusa, se forraban día tras día.
Fue entonces cuando la conoció. El amor llegó pronto y tuvo que buscarse la vida en la ciudad que le vio nacer. Después de saltar de un empleo a otro, Alain se decidió a probar como policía local. Era un buen trabajo: suculentas retribuciones, salario digno y lo más importante, también le servía para ayudar a los demás.
En la idílica creencia de que las fuerzas de seguridad cumplen una labor encomiable, los primeros meses de su puesta en servicio fueron fabulosos. Alain llegaba a casa cada día con la certidumbre de haber hecho algo positivo por alguien. Unas veces detenían a un carterista, otras a un camello y otras recogían a algún transeúnte necesitado.
Todo iba sobre ruedas. Su mujer ya estaba embarazada del tercer retoño que completaría la familia.
Pero como toda gran historia, la de Alain también giró también hacia el drama. Un buen día, patrullando con su compañero aparcaron el coche en un callejón anclado en el barrio más sucio de la ciudad. Al rato aparcó otro coche en la esquina contraria. De él se bajaron 2 tipos portando un maletín.
- Quédate aquí Alain –dijo su compañero mientras se apeaba del coche.
Los rostros de los dos hombres del maletín le eran familiares a Alain. Eran dos conocidos miembros de la mafia. Se preguntaba qué demonios significaba todo esto.
Desde su posición dentro del coche podía ver como aquellos dos asesinos hablaban en tono confidencial con su compañero. ¿Serían soplones?
Al rato, el maletín cambió de manos. Los tres hombres se separaron y el compañero de Alain volvió al coche y metió el maletín en el maletero.
Cuando subió de nuevo al vehículo, Alain le preguntó:
- ¿De que va todo esto? ¿Qué hay en ese maletín?
- Es mejor que no lo sepas…aún
Ya de vuelta a la comisaría, Alain no dejó de darle vueltas al asunto. Su naturaleza también era muy curiosa, incluso a sabiendas de que en más de una ocasión le había llevado a algún problema.
Al final de la jornada, mientras los compañeros se duchaban y hacían chistes sobre lo que habían visto ese día en la calle, Alain se acercó hasta la taquilla de su compañero. Allí estaba el maletín. Después de varios intentos consiguió abrirlo.
Lo que vio allí dentro le dejó helado. Billetes. Muchos billetes. Cientos de billetes pequeños y sin marcar. Allí dentro había por lo menos 15.000 euros. Ensimismado como estaba ante la visión del dinero, Alain no reparó en que su compañero aparecía entre las taquillas.
- ¿Qué haces? Te dije que no mirases ahí dentro.
- ¿Qué significa esto? ¿Has aceptado un soborno?
- Escúchame novato. Aquí las cosas no funcionan como tú crees. Sé que lo tuyo es vocacional, pero después de muchos años de servicio he comprendido que no podemos vencer. Mientras haya leyes habrá delitos, y mi padre me enseño que si no puedes combatirlo, únete a ellos.
- Pero nos pagan por evitar esto. ¿Cómo puedes ser tan hipócrita?
- ¿Yo? Me parece que no te enteras. Aquí el único que se sale del protocolo eres tú.
- ¿Me estás diciendo que todo el cuerpo hace esto?
- Esto en particular no, pero todos aprovechamos nuestra situación de algún modo. Si me dejas darte un consejo, yo empezaría a aprovecharme ya.
- …Voy a informar de esto a asuntos internos.
- No lo creo.
- Pues yo sí.
La conversación acabó de manera seca y directa. Alain se dio media vuelta. Iba hacia el departamento de asuntos internos en ese mismo momento. Antes de atravesar la puerta del vestuario, recibió un golpe tremendo en la cabeza.
Cuando se despertó, Alain no pudo hacerse una idea de que había pasado ni cuanto tiempo había transcurrido desde sus últimos recuerdos en el vestuario. Se encontraba en un pozo excavado en la tierra de unos cuatro metros de profundidad. Rápidamente comprobó que tenía el brazo derecho roto por varias partes. El dolor no le dejaba moverse. Además, la cabeza le daba vueltas mezclándose el dolor por el golpe en el vestuario y probablemente el choque con el fondo del pozo. Por el agujero podía divisar las estrellas. Una de ellas llevaba el nombre de su mujer. Fue un regalo para su quinto aniversario.
De repente una figura humana tapó aquella reconfortante visión. Era su compañero.
- Lo siento Alain. No quería que esto llegara hasta aquí, pero no me has dejado otra opción.
- ¡Escucha! ¡No me dejes aquí! ¡Moriré si no me sacas!
- Lo sé. Esa es la idea… Lo siento Alain…
- ¡Espera!
Las últimas sílabas quedaron reducidas en el agujero una vez que su compañero colocó una tabla cerrando el mismo. Aquello era el final.
Durante las horas posteriores, Alain se sumió en sus propios pensamientos. El amor dejó paso al rencor. La piedad a la venganza. El dolor al deber.
Con el brazo destrozado y las magulladuras recorriendo su cuerpo. Alain sacó fuerzas de donde sólo la desesperación consigue sacarlas. Después de muchos intentos en los tres días siguientes, consiguió salir del pozo.
Su primera visión fue la de la estrella y una lágrima mezclada con dolor y rabia recorrió su mejilla. Salió del bosque en el que se encontraba y llegó hasta una estación de servicio de una carretera secundaria. El dependiente estaba colocando los periódicos que acababan de llegar en el escaparate. Los titulares le dejaron helado. "La policía encuentra el cadáver de Alain Saint-Etiènne después de tres días de búsqueda". En la foto que acompañaba la noticia aparecía su familia llorando por la pérdida a los pies de una tumba.
- ¿Se encuentra bien? –preguntó el dependiente.
- … Sí, gracias…
En ese mismo momento, dominado por el odio y el rencor, Alain tomó la decisión más importante de su vida. A partir de ese día se convertiría en aquello que siempre había anhelado. Se convertiría en el azote de los poderosos. Se convertiría en un fantasma. En un ángel exterminador… Aunque no volviera a ver a su familia….
Ese día, Alain Saint-Etiènne volvió a nacer…

jueves, 24 de abril de 2008

Botijo, taburete y alicate.

Quién sino tú, tecnología rústica,

para aliviar mis labios sedientos.

Para saciarme tras la larga jornada,

y atemperar el esfuerzo sufrido.

Quién sino tú, cántaro de barro,

humilde arcilla cocida, frescura,

milagro espontáneo, vientre preñado,

Que de tu pitorro das vida.


Y tú madera torneada imperfecta,

perfecta elegante simplicidad.

Descaso de humildes y vasallos.

Trono de reyes de campo.

Incómodo redondo amigo,

simple modesto asiento.

Reposo de mi cansancio,

que dulcificas mi desaliento.


Y porqué no tú, tenaza,

herramienta de acero.

Compañero universal

De manitas y herreros.

Cono truncado,

Que moldeas a medida.

De tu nombre también dicen:

Camarada buscavidas.

Campaña

Color de papeles ensuciando fachadas;
verbos,pronombres y adjetivos cubriendo heridas
viejas pero no curadas.
Rostros nuevos y del tiempo pasado,
rostros de mentira
con amplia sonrisa,
caricaturas de lejanas esperanzas.
Ofreciendo todo...
por nada.

¿Y si todo fuera un engaño?

- Vuestro último concierto fue un auténtico fracaso
- Hombre, yo no lo vería así. Lo que si que es cierto es que este último disco no ha tenido el éxito que esperabais.
- Eso está claro. Con las cifras de ventas que tenéis es difícil mantener el barco a flote, ¿me entiendes?
- No estoy seguro…
- …Me cuesta decirte esto Kurt, pero la discográfica quiere deshacerse de vosotros. Ya no estáis en los esquemas del consumidor. La era del grunge, de los pelos sucios y de la rebeldía ya no se lleva. Están apareciendo bandas que mueven mucha más gente. Lo siento de verdad Kurt…
- No podéis hacernos esto. No ahora… ¿Qué pasa con la gira por Europa?
- Sigue hacia delante, pero será la última…De verdad que me duele mucho. Quizá si dejases esa vida que llevas todo cambiaría.
- No me puedes pedir eso… ¿Sabes que te digo? ¡Que le den por el culo a la puta discográfica! Hablaré con Krist y Dave. Seguro que alguien confía todavía en nosotros.
Algunas semanas después de esta conversación, la gira por Europa tuvo que suspenderse después de que la putilla de Cobain le encontrara incosciente. Un médico declaró en una rueda de prensa que el cantante reaccionó a una combinación de Rohypnol y alcohol.
A la vuelta a la tierra de la NRA, sus familiares y amigos le convencieron para rehabilitarse, pero las balas perdidas ya nunca regresan.
Ante esta situación, uno de los trajes rellenos de un cuerpo sin alma de la discográfica tuvo una idea. Sacaron a Cobain de la clínica y se lo cargaron haciendo que pareciese un suicidio.

El hombre que se había convertido en estrella se convirtió entonces en mito y la discográfica hizo el negocio más grande de su historia…

LA ÚLTI.........PENÚLTIMA CENA.

Queridos lectores, después de muchos años de investigación y de mandar un gran número de armamento humano con el fin de espiar sigilosamente los archivos ocultos del Vaticano, por fin,nuestra clandestina organización ha conseguido una copia de la verdadera conversación ,en la cual, Jesus Cristiano y sus discípulos de Otilia charlaban,bromeaban, reían y cantaban durante una bonita noche de luna llena,llena de lobos,vampiros y duquesas de Alba. A continuación os dejó la historia que realmente ocurrió y que demuestra que ni la iglesia ni el puto Dan Brown ( con tanto código Da Vinci y oxtias) tienen razón con sus falsas creencias. Espero que el relato que os dejo a continuación, termine con esa evolución que cada vez gana más adeptos en esta sociedad Opus Deiana que tanto hijoputismo ha implantado en nuestro pequeño mundo de lokos.Antes de comenzar este ésplendido contenido sin censura, aviso que los siguientes dialógos pueden herir la sensibilidad del lector párroco o monaguillo,por tanto, si alguno de vosotros tiene problemas cardiovascularés, respiratorios y eclesiásticos,POR FAVOR, pasen a la siguiente fabulilla. A continuación.........LA ULTI.....PENÚLTIMA CENA.





GLOSARIO IMPORTANTÍSIMO.



Los nombres de los doce Apóstoles son : Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan; 3 Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo y Tadeo; 4 Simón el Cananeo y Judas el Iscariote, el que le entregó. 5 A estos doce envió Jesús, después de darles estas instrucciones: «No toméis camino de gentiles ni entréis en ciudad de samaritanos; 6 dirigíos más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 7 Yendo proclamad que el Reino de los Cielos está cerca. 8 Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios. Gratis lo recibisteis; dadlo gratis



La habitación donde están los Discípulos con su líder es amplia y en la mesa rebosan centenares de piezas de pan, barriles de vino del Marqués de Jerusalén y unas cuantas clases de hierbas cannábicas. Esta larga mesa estaba rodeada por trece triclinios, tal como hubiera estado preparada para la celebración de la Pascua en una familia judía adinerada.

La habitación esta cargada de humo, y tanto los apóstoles como Jesús andan un poco ebrios.Se oyen numerosas conversaciones que diviremos por partes para una mejor comprensión del relato.

Conversación 1 (BARTOLOMÉ,SANTIAGO Y ANDRÉS)


Bartolomé: !Venga no me jodas!¿en serio?





Santiago el Menor: ¡Claro que sí!¡Tal y como te lo cuento!





Andrés: ¡Cagüendios!¿en serio?


Jesús escucha lo dicho por Andrés y le dice a Pedro: ¡ Hazme un favor Pedrito! Dale una colleja al gilipollas ese que yo no alcanzo.



Pedro le propina un buen collejón a Andrés, y Andres le replica:¡Joder!¿y eso por qué?



Jesús le responde: Eso pa que vuelvas a faltar a mi padre



2ª conversación(Pedro-Juan-Jesús)



Cuando Jesús termina de decirle esto a Andrés el traveling pasa a la siguiente conversación(de manera que se entrelacen las conversaciones)


Jesús: ¡Bueno Pedrito! Continua con lo que me decías



Pedro: ¡Pues nada!¡un chollo! Es el puto negocio que nos va a sacar de pobres



Juan: ¿pero de que trata?



Pedro: ¡Es muy fácil! Hace tiempo que estoy mirando terrenos de bajo coste que puedan revalorizarse a largo plazo, y he visto unos terrenos en Roma "tiraos" de precio



Juan: ¿Pero que coño vamos a hacer con los terrenos mientras tanto?



Pedro: Construiremos una plaza



Jesús: ¿Una plaza?



Juan: ¿Y como la vamos a llamar?



Pedro: La plaza de San Pedro



Jesús: ¿De San Pedro?¡ Joder! ya veo que no necesitas abuela



Juan: ¿Y por qué no la llamamos la plaza de San Juan?¡no te jode el otro!



Jesús: Para empezar, si hacemos una plaza se le pone mi nombre que "pa eso" soy yo el que manda ¿ no?



Juan: ¡ Ademas! Que coño vamos a hacer en la plaza para que resulte atractiva ¿vender souvenirs?



Pedro: Eso todavía esta pendiente, pero no preocuparse, encontraremos algún aliciente para que nuestra plaza resulte atractiva de cara a los consumidores ¡es más Jesús! Le he estado comentando el negocio a tu padre y puede que hasta me financie, dice que le ve futuro



Jesús: ¿A mi padre?¿a cuál de ellos?¿al carpintero?



Pedro: ¡No hombre! Al otro, al que manda


3ª Conversación(Santiago el Mayor-Tomás-Felipe)




Tomás: ¿cómo te va Santi?¿sigues con lo de la pesca?




Santiago el Mayor: Por desgracia sí, pero estoy hasta la polla, voy a vender la puta barca y me voy a dedicar a otra cosa



Felipe: ¿y que quieres hacer?



Santiago el Mayor: Pues no sé, estuve hace no mucho en el norte de Hispania, y creo que hay mucho que hacer por allí



Felipe: ¿Cómo por ejemplo?



Santiago el Mayor: ¡Mira verás! Hacemos un camino ¡largo!, pero largo de cojones, que la gente tenga que quedarse a dormir en algún sitio



Tomás: ¿Y entonces?



Santiago el Mayor: Y entonces lo llenamos de albergues y les cobramos la estancia



Felipe: ¡Oye! Pues no está mal, si consigues el monopolio de todos los albergues del camino te forras seguro



Felipe: ¿Y el nombre del camino?



Santiago el Mayor: está muy claro, el camino de Santiago



Tomás: ¡Joder con el señorito! No sí tonto no eres



Felipe: ¿Y quién coño va a querer hacer un camino que lleve tu nombre?



Santiago el Mayor: y yo que sé


4ª Conversación(Judas se suma a esta conversación)


Judas Iscariote(que de la borrachera casi no se puede tener en pie): Eso es una santa gilípollez, lo que hay que hacer es escribir un libro¿ no os dais cuenta de que en cuatro siglos estaremos en la edad Media?



Santiago el Mayor: ¿y que coño pasa?



Judas Iscariote: ¡Coño! Pues que ahora con los putos romanos escribimos todo en las putas piedras, pero cuando se liberalice el mercado del papel¡ los libros serán el negocio!



Tomás: ¿Pero de coño hablas?



Judas Iscariote: ¡Tú a callar que estás como tonto pero sin el como!


5ª Conversación



Jesús y el resto de los apóstoles se suman a esta conversación y la cámara(por ejemplo) puede replegarse hacia atrás para hacer un plano algo más general de la mesa.


Jesús: ¡Pero vamos a ver hijos míos! Quereís dejar de desvariar a uno le da por hacer una plaza, a otro le da por un camino, y ahora¡Judas! Me vienes tú a calentarme la cabeza con un libro¡ de verdad que estoy hasta los cojones de vosotros! Un día de estos me voy por tabaco y no vuelvo



Judas Iscariote: Este no va a ser un libro cualquiera, será el mayor bet-seller de la historia



Bartolomé: ¿y cuál es el argumento?



Judas Iscariote: por eso no os preocupéis, ya sé me ocurrirá algo, os voy a hacer famosos a todos ¡Os lo juro!



Pedro: ¡Seguro!(con tono irónico)



Santiago el Mayor(hablando a Judas Iscariote): Pues no es por nada, pero a mí tu idea si que me parece una gilipollez ¡ además!¿quién lo va a leer? Si más de la mitad del mundo no tiene ni puta idea de leer



Judas Iscariote: ¡Eso es lo mejor!¡da igual!¡no importa! Por que así aunque contemos alguna "mentirijilla" que otra no se va a notar, y para cuando casí todo el mundo sepa leer, nuestro libro habrá calado tanto desde tiempo atrás que todo el mundo lo tendrás aunque muy pocos lo lean



Santiago el Menor(a Andrés): Conversación de besugos ¿eh?



Andrés: ¡Ya te digo macho!



Jesús: Bueno dejar de hablar de gilipolleces que la comida se enfría



Judas Iscariote: ¿Pero que comida?¿no será el pan mohoso que nos has puesto?del vino no me voy a quejar aunque si te diría que te has equivocado, era el pan lo que tenía que estar caliente y el vino fresquito, y no al revés



Jesús: ¡Pero Cabrón! Encima que te invito a cenar, tu lo que eres es un judas de mierda, y mira que me da a mi mala espine, y creo que me la vas a jugar hoy como de costumbre


# Los discípulos se miraban unos a otros sin saber de quién hablaba», escribe san Juan. Y Leonardo, como si estuviera presente y redactara la crónica de ese instante de desconcierto para ampliar la narración del evangelista con una panorámica de la mesa. Anota el artista en el célebre códice Forster II, conservado en el Victoria and Albert Museum de Londres: «Uno que bebía deja la jarra en su puesto y vuelve la cabeza hacia el que habla. Otro tiende los dedos juntos de su mano y con rígida mirada se vuelve al compañero… Otro habla al oído de su compañero y el que le escucha se vuelve a él y le atiende, teniendo en una mano el cuchillo... El otro, al volverse… derrama una jarra sobre la mesa. Otro pone las manos sobre la mesa y mira. Otro sopla al bocado. Otro se inclina para ver al que habla… Otro se echa hacia atrás respecto al que se inclina y ve al que habla entre la pared y el que está inclinado».


Pasado esto(yo creo que lo mejor es que) cortamos la escena para pasar a la segunda parte de la cena, dónde tanto los apóstoles como Jesús están bastante más pasados de rosca ¡vamos! En la escena anterior se les veía ligeramente ebrios, pero aquí la borrachera pasa a ser monumentas, de escándalo.


Jesús(tras darle unas caladas a un porro): yo solo os digo una cosa, dejaros ya de discutir y amaros los unos a los otros¡ coño!(se levanta)¡Amaros!¡Que se ame todo el mundo he dicho!(a gritos)



Andrés: Pues ese es un buen mandamiento



Pedro(dirigiéndose a Andrés): A ti lo que te pasa es que eres un poquito maricón ¿no?



Andrés: sí, pero mira bonita, yo uso condón, no como otros



Jesús: ¿¡Pero que dices insensato!? ¿no ves que mi padre nos está escuchando?¡ a mi me da algo un dia de estos! Eso mi padre lo tiene totalmente prohibido



Andrés: ¡Sí hombre sí! Eso es como lo de que tu madre es virgen ¿no?



Jesús: ¡La madre que te pario!


(se rien todos menos Jesús, Pedro y Juan)


Judas Iscariote: ¡Pués yo! Con la mierda que he comido me estoy agarrando un ciego del quince, y encima el vino este calentorro yo creo que me está hasta fermentando en la cabeza


El panorama es festivo. No sóloTomás se lo pasa en grande mientras baila encima de la mesa con Santiago el mayor.Juan y Jesús fuman porros como descosíos mientras Judas Iscariote, Bartolomé (que está medio dormido de la borrachera que tiene encima,) hacen todo tipo de putadas,



Minetras Santiago el Menor ,que está en calzoncillos, y Andrés intentan meterle mano, a lo cuál Pedro anda pendiente para que esto no ocurra. Es el angel protector del grupo.



Conversación entre Juan, Jesús, y Judas Iscariote


Judas Iscariote( a Jesús y Juan):¡Joder como esta hierba!



Juan: pues es de Abisinia



Jesús: ¡Cojunda! Es cojonuda y no eso que tú has dicho, aunque yo que sé, si yo llevo un ciego que no veo ni los olivos



Judas Iscariote: tranquilo ¡los verás!


Mientras estos hablan se ven las piernas de Santi y Tomás bailando por encima de la mesa

Bartolomé está dormido y mientras Felipe y Mateo le putean un rato


Felipe: ¡Acho!¿por qué no le pintamos la cara?



Mateo: ¿le pintamos unas gafas?



Felipe: ¡No! Mejor le pintamos una polla(se descojonan los dos)

Mateo: ¿Y por que no le pintamos los morritos también?



Felipe: ¡Eso, eso!(le pintan también los labios)



Mateo: ¿Le ponemos también espuma de afeitar por la cara?



Felipe: ¡Sí! Pero de esa que cuanto más te toque luego la cara mas se extiende(y le echan espuma de afeitar por toda la cara)


Santiago el Menor está en calzoncillos mientras Andrés intenta meterle mano.Pedro vuelve a evitar la gran putada:


Santiago el Menor: ¡Pazo de fiestas que monta el Jesú!



Andrés: ¡Oye! No te habían dicho nunca que tienes un cuerpo muy bonito



Pedro: ¡No me jodas con las mariconadas Andrés!¡Y tú Santiagito! Ten un poco de cuidao que como te descuides esta noche te la van a meter hasta el fondo



Andrés: ¿No seras tú el que quiera que se la metan hasta el fondo ?



Pedro: Pero deja de decir guarradas por favor


De repente Judas Iscariote se levanta y da una voz para que le escuche todo el mundo


Judas Iscariote: ¡Muchachos! Que se ha acabado el vino ¿qué hacemos ahora?


Y todos a voces empiezan a gritar: ¡Vamonos de botellón!


Mateo: Por mi wapi, pero hay que tener cuidado por que ya no dejan hacer botellón en el casco antiguo de Jerusalén



Felipe: ¿Y a donde vamos?



Judas Iscariote: pues yo no me quedo aquí por que con la melopea que llevo o sigo bebiendo o me voy acostar



Tomás:¿y donde se te ocurre que vayamos?



Judas Iscariote: pues mira, ahora que lo dices conozco un sitio cojonudo, una explanada que hay a las afueras con un puñao de olivos, y además es muy tranquilo, allí no nos pasa nada ¡seguro!



Pedro: no sé yo si va a ser buena idea



Judas Iscariote: ¡Tu te callas!¿qué dices tu jesús?



Jesús: yo creo que por probar no nos va a pasar nada


Y nuestros ebrios amigos se dirigieron al dichoso monte de los olivos felices y contentos.

Luego, según las santísimas escrituras,pasó lo que todo el mundo sabemos desde pequeños,pero creo que los romanos tienen guardado muy bien los testimonios reales en Sicilia o Córcega.(Por tutatis, estos romanos están locos.....)




THE END


GafAbuelilla creada por : A Man called "Littleship"

martes, 22 de abril de 2008

La Fábula del León y las Hienas

Dicen que el león es el rey de la selva. Descansa y come cuando quiere. Destroza los intestinos de otros animales cuando le da la gana. Se pasea con salvaje elegancia por sus dominios. Es el puto amo.
Por otro lado, también están las hienas, esos animales feos y malolientes. Esos animales viles y traicioneros que han de atacar todos juntos al amparo de la oscuridad… como los nazis.
Ante esta tesitura, es lógico comprobar como el león y la hiena se odian. Pero un buen día, el león decidió utilizar ese absurdo invento llamado diplomacia, que tantos buenos momentos ha dado al ser humano.
En la sabana más profunda, allí donde los días son largos y las noches secas, el rey quiso sentarse a hablar con la hiena. Después de mucho tiempo de reunión, el acuerdo estaba confirmado. La tregua estaba pactada.
Lo que muchos no se esperaban era que la misma noche que se rubricó la paz, la astuta hiena, comandando una manada de sus sucias amigas, atacó el campamento del rey. Éste fue el primero en caer. Luego llegarían los más fuertes.
La situación parecía sentenciada. Los grandes machos habían caído. Ahora las hienas tenían vía libre para mover sus bigotes masticando las jugosas y tiernas crías. En el momento en el que estas emitieron el primer sonido de alerta, una leona salió de la nada. La furia de una madre que ve peligrar a sus hijos es el arma más mortífera de la naturaleza. Con una rabia y una fuerza desconocidas para el reino animal, la leona mató a todas y cada una de las hienas. Y creedme cuando digo que las hizo sufrir.

Al día siguiente la leona fue nombrada Ministra de Defensa, aun estando preñada de la camada que levantaría de nuevo la hegemonía de su raza en la sabana.

lunes, 21 de abril de 2008

Poetas

Poetas que incendiaron mi corazón
elevando sus cenizas hasta el cielo,
poetas que partieron mi alma
y la dejaron caer a abismos sin fondo.


Poetas que me hicieron "poeta"....
poesias que fueron libros de texto
en las noches oscuras de la razón.


Poetas que andaron por los inciertos caminos
de la inspiración ,
buscando las musas para encontrar las palabras...
Que me recuerden ,
que ya no me amas.

ADIOS o mejor aún...

Sueño, abro los ojos, el deseo embriagador de cada día confirma la desesperanza. No es real. Una pregunta empieza a rondar por mi cabeza, ¿por qué damos más importancia la vida qué a los sueños?

Desear, soñar, anhelar. O mejor aún. Crear, criar, crecer.

Despierto, se me abre la boca, un cosquilleo estomacal me recuerda que por la mañana… desayuno. Un pensamiento visita mi subconsciente, ¿qué alimento mañanero degustaré hoy? Manzana.

Verde, fresca, brillante. O mejor aún. Jugosa, sabrosa, sidra.

Camino, arrugo mi frente, el frio matinal da certeza de mi debilidad humana, no tengo fuerzas. Una nueva pregunta surge en mi cabeza, ¿son estás gélidas lágrimas provocadas por el viento?

Tristeza, amargura, desolación. O mejor aún. Fuerza, empuje, rabia.

Trabajo, esbozo una falsa sonrisa, mi fingida cortesía y mi amabilidad subordinada está a punto de convertirse en frases malsonantes y violencia desenfrenada. Unas palabras retumban en mi colérica mollera, ¿por qué no le escupiré a ese hijo de la gran puta?

Despido, descanso, desahogo. O mejor aún. Vacaciones, autosuficiencia, libertad.

Divago, tomo aire, hordas de sentimientos enfrentados se disputan la razón. Una cuestión da tregua a mi batalla, ¿merece la pena vivir?

Comer, beber, follar. O mejor aún… ¿hay algo mejor?... no se, en otras palabras. Saborear los tributos del cerdo, atiborrarse de kalimotxo, ¿hacer el amor?

Lloro, cierro el corazón, mi dolor monopolizado destroza el éxito de la esperanza… mi mente está en blanco.

Soledad, soledad, soledad.

Agonizo, y clausuro mi vida. Una última duda me viene a la cabeza. En este tirano mundo internetizado, ¿escribiría mi carta de suicidio en el blog de un amigo?

Quién me mandaría a mí

- ¿Cuál es tu rango, soldado?
- Ninguno, ya se lo he dicho, soy reportero de la BBC
Plaff! Otra hostia más, y van muchas ya. Quien me mandaría a mí meterme en estos berenjenales. Tenía que haber hecho caso a mi madre… a mis amigos… a mi novia…pero no, quise ser un verdadero hombre. Llegar a casa después de haber vívido una experiencia única. Estar en el conflicto. Ver el dolor, el sufrimiento de la gente y hacer que todo el mundo sepa lo que pasa. Ver los ojos de la muerte fijos en los míos y enfrentarme a ellos… Y vencerles.
Quise ser un héroe de la paz…
- Estoy empezando a cansarme. Eres español, de eso no hay ninguna duda, pero ¿para quien trabajas?... Mírame pedazo de mierda… Maldito infiel… Estoy empezando a cansarme de preguntar y no obtener respuestas… ¡Mírame!
Plaff! Estaba recibiendo una auténtica paliza allí sentado. Atado. Con tres militares drogados por el ansia de poder y el fervor de la guerra. Con tres mecenas de la muerte. Con tres hijos de mil putas.
Las primeras lágrimas que se me habían salido de los ojos ya forman un auténtico charco a mis pies… Los pies… No estoy seguro de que pueda volver a andar bien. Tan sólo me quedaban seis dedos… Nunca hubiera imaginado que doliese tanto. Mis gritos han debido de oírse hasta en la tierra que vio crecer.
Creo que el fin está cerca. Ellos empiezan a hablar entre sí con el lenguaje de los profetas… Me miran…. Vuelven a hablar… Me vuelven a mirar… uno se me acerca… de repente grita unas palabras que no entiendo y saca su pistola… El fin ya está aquí… Quién me mandaría a mí meterme en estos berenjenales…
De repente oigo un gran estruendo… Una explosión… Después de un rato de incertidumbre se abre la puerta como un resorte… Aparecen cuatro militares... Estoy salvado…

TATATATATATATATATATATATATA

La ráfaga de disparos barre a los tres hijos de mil putas… Espera un momento… Me duele el pecho… ¡Me han disparado a mí también!... Estos son mis últimos segundos… Me han matado los buenos… ¿Eso me convierte a mí en malo?... Quién me mandaría a mí meterme en estos berenjenales.

jueves, 17 de abril de 2008

El tsunami del amor

Ocurrió hace poco más de un año. Todo comenzó en un festival popero cerca de Aranda de Duero, Burgos. A ninguno nos extrañó lo que pasó, para nosotros era normal. Pero poco a poco fuimos notando sus consecuencias. En un principio nadie le dio importancia a la nueva situación a la que nos enfrentamos. La primera noche que nos pasó, pensamos que eran unas borrachillas sin más. Sin embargo, cada día que salíamos, observamos que eran más. Nunca nos había pasado tan frecuentemente. No sé, antes igual una vez a la semana, notabas esa sensación. Ya sabes. Ella te mira, tú la miras. Sonríe y habla con sus amigas. Ellas te miran de reojo... y todo ese rollo estúpido. Ahora es entrar al bar y casi todas miran, sonríen... y por la calle igual. Las primeras noites nos pareció divertido. Ahora es un infierno. El refrote es continuo, ninguna se anda con sutilezas. La fidelidad para parte de nuestro grupo es meritoria, y la facilidad para el resto no es un mérito. Somos simples presas, cazadores cazados. Acosados. Hordas de depredadoras nocturnas buscando carne. Las reglas del juego han cambiado. Nada volverá a ser igual. Qué va a pasar con todas las chicas que Jaime ya no se come.


Fabulilla de Koke

martes, 15 de abril de 2008

Palos de Ciego

En cada palo dejado al borde del camino
construí un mundo lleno de aventuras y misterio,
dejándoselo hacer rápidamente a mi corazón de niño
y al viento suave, y al perfume de las flores
y a la invasión de grandes sentimientos.


Una espada o un bastón de mando,
para hacer la guerra al enemigo imaginario,
sesgando con violencia uno y otro cardo,
golpeando las piedras con furia desatada,
lanzandolo cual lanza mortal contra un árbol.


Y cuando hallaba a la humilde vara
rota bajo mis pies en mil pedazos,
el sueño heroico desparecía ......

Mi venta

Acababa de morir. Tan sólo tenía 18 años. Sin haber echado ni siquiera un polvo. Menuda suerte la mía. Siempre había oído que había algo más allá, pero nunca me imaginé aquello. Al poco tiempo de separar mi alma del cuerpo me encontré desnudo en una fila de muchas almas, también desnudas, esperando en la nada. En lontananza podía ver una especie de puerta franqueada por una intensa luz. Aquello era como la cola del INEM, un paso para adelante y dos para atrás. Un par de querubines daban las instrucciones y controlaban aquella situación de la mejor manera posible.
Después de mucho tiempo, conseguí llegar al final de la cola. Allí estaba San Pedro sentado en una mesa con un libro enorme entre los brazos y una gran llave dorada al lado. Sin ni siquiera dirigirme una mirada me preguntó
- ¿Nombre?
- Sebastián García
- ¿Edad?
- 18
- ¿Causa de la muerte?
- Recuerdo un coche accidentado en la N-1, con una mujer embarazada dentro. Intenté sacarla, pero creo que el coche explotó
- De acuerdo –dijo mientras escribía a una velocidad demencial-. Puedes pasar.
- ¿Y la mujer? No la he visto por aquí
- ... Si no está aquí, es que no puede estar aquí –dijo de manera contundente levantando por primera vez el rostro.
Los ojos del guardián del cielo estaban rebosantes de luz, pero no se parecía en nada a las figuras tradicionales. En vez de barba tenía tupé.
- ¿A qué esperas? Hay mucha gente detrás de ti y estás estorbando. Pasa de una vez… Ah!, se me olvidaba. Bienvenido al paraíso.
Así, de esa manera tan curiosa entré en el cielo. La estampa me gustó. Miles de personas andando en grupos mientras hablaban desnudos. Grandes bosques, arroyos de aguas cristalinas y varios caminos. Nada más atravesar la puerta, un ángel se acercó a mí.
- ¿Sebastián García?
- Soy yo
- Acompáñame. Te están esperando.
- ¿Quién?
- Los jefes.
El plural me dejó desconcertado. Seguí al ángel a través de numerosos caminos, atravesamos paisajes idílicos. El viaje fue largísimo, pero allí el tiempo daba igual. No estaba cansado, no tenía hambre, no tenía sed.
Después de mucho caminar llegamos a un palacio resplandeciente. La torre principal tendría más de mil metro de altura, pero nada mas atravesar la puerta estaba en la cima, en un vestíbulo. Allí había otro ángel.
- ¿Nombre?
- Sebastián García.
- Ah, te están esperando. Pasa.
Entré en una gran sala, con una mesa en medio y tres grandes sillones. Sólo había un hombre dentro cuya visión impresionaba. Un sentimiento de congoja me invadió ante la presencia de ese ser.
- Bienvenido Sebastián
- ¿Eres?...
- Sí. Por favor, siéntate. Tenemos que hablar.
Accedí al sillón más pequeño y Él me dio un vaso con agua.
- No tengo sed, gracias –dije-.
- Ah, si. Bueno, tómala como un placer.
Obviamente, no me podía negar a ello. El primer trago de ese líquido fue algo así como lo mejor que me había pasado.
- ¿Por qué estoy aquí?
- Por que moriste intentando salvar a una persona. Eso te da la entrada directa al paraíso.
- Eso ya lo suponía. Me refiero a por qué me has mandado venir.
- Si, claro… Las almas como tú son útiles. Has sido elegido para llevar a cabo una misión.
- ¿Cómo?
- Te lo explicaré, pero tenemos que esperarle, sino se enfadará.
- ¿Esperar a quién?
- Jaja, ¿a quién va a ser? A Azrael. Todas las grandes decisiones las tomamos entre los dos. Sino esto sería un descontrol que no beneficiaría a nadie.
En ese mismo momento se abrió de par en par la puerta que anteriormente yo había atravesado. Un tipo enorme de piel anaranjada apareció en el umbral.
- ¿Me estabais esperando?
- Por supuesto.
Aquella figura apestaba. A diferencia del resto de almas que había visto desde que entré en el paraíso, Azrael llevaba un taparrabos (que en absoluto escondía su tremendo miembro viril) del que pendía una gran espada incandescente. Sin mediar más palabras, el príncipe del infierno tomó asiento.
- ¿Es este el elegido? Es un enclenque
- No te fíes de su aspecto.
- Ya, ya. Lo de siempre. ¿Se lo has explicado ya?
- No. Te estábamos esperando.
- Muy bien, pues adelante. Tengo prisa.
Asistía impresionado a la increíble situación que se estaba desarrollando. Yo sentado con Dios y el Diablo en una mesa esperando a que me ofreciesen un trabajo. Si he de ser sincero, estaba acojonado.
- Bueno Sebastián –dijo Él-. Como te puedes imaginar, organizar todo esto es muy difícil. Ni Azrael ni yo podemos estar en todos los sitios, ni verlo todo como siempre se ha dicho. Lo que si hacemos es tener a un buen número de almas vigilando en todo momento e informándonos. En realidad son estas almas las que eligen quien va al cielo y al infierno. Para que no haya conflictos, seleccionamos a los elegidos entre los dos. Han de ser personas que no sean ni muy buenas ni muy malas.
- Digamos independientes –puntualizó Azrael-.
- Tu misión será vigilar a todas las personas en una zona determinada. Analizar su comportamiento y en el caso de morir decidir dónde deben ir a parar. Sé que el trabajo impresiona, pero después de un tiempo te gustará, ya lo verás. ¿Tienes alguna pregunta?
- Una no, un millón.
- Jajaja, tiene gracia el jodio –se jactó Azrael-.
- La mejor forma de responder a esas preguntas es tu propia experiencia. Empiezas ahora mismo. ¿Estamos todos de acuerdo?
- El chaval me gusta, aunque esté acojonado –dijo Azrael-. Yo le doy el visto bueno.
- ¿Y tú que dices Sebastián?
- Supongo que estoy de acuerdo.
- Bienvenido al club entonces.
En ese momento me vi trasladado de nuevo a la Tierra. Estaba en mi propia ciudad, lo cual me sorprendió gratamente. En mi mano tenía una pluma y un libro que no sé de donde había salido, pero que entendía perfectamente cómo utilizarlo. Tras un momento en el que disfruté de mi vuelta al mundo conocido, un ángel se acercó a mí.
- Buenos días compañero.¿Eres Sebastián, verdad? Yo soy Francisco. Vigilo hasta la Avenida Cantabria. De allí hasta el comienzo de Gamonal es tu zona. Si no me equivoco vivías aquí, verdad. Me resultas conocido.
- Sí, vivía en el G-2.
- ¿Tienes miedo? No te preocupes. Parece un trabajo difícil, pero no lo es. La inmensa mayoría de las personas deciden su destino poco antes de morir, pero te aconsejo que empieces a observar detenidamente a todo el mundo para hacerte una idea de por dónde van los tiros. Bueno. Te tengo que dejar. El hospital está en mi zona y requiere mi presencia constantemente. Que tengas suerte. Nos veremos a menudo.
Comencé a pasear por las orillas del Vena con la mente puesta en dos sitios muy distintos. Por una parte estaba escuchando las conversaciones y viendo la forma de actuar de la gente, pero por otro estaba recordando todo lo que había dejado atrás. Pensé en mi madre, en mi hermano y en mis amigos, pero sobre todo pensé en ella. Ana. Justo antes de palmar estaba volviendo Burgos para acostarme con ella. Después de tanto tiempo había accedido a hacerlo. De hecho me había costado más de dos años. La añoraba y decidí ir a verla.
Vivía a tan sólo unos metros de mi casa, en el portal de al lado. A esas horas supuse que estaría sola en casa, probablemente llorando mi muerte.
El ser un elegido me posibilitaba atravesar paredes, así que no me costó en absoluto llegar hasta su casa.
Entré en el salón y la ví con mi amigo Ramón. Ella lloraba, él no. Quise escuchar lo que decían.
- No puedo creer que se haya ido.
- Yo tampoco. Tuvo mala suerte, pero no llores. No le querías.
- ¡Eso no es cierto! Era un chico encantador.
- Eso no lo niego, pero siempre fue un pringao
Mal pintaba el asunto para ese cabrón.
- No digas eso…el pobre… Si supiera lo que estábamos haciendo…
- Vamos Ana, no seas tan hipócrita. Sebastián no te importaba en absoluto. Le estuviste dando largas durante años mientras follabas conmigo. No me malinterpretes. No me quejo. Pero tienes que olvidarlo. Yo sigo aquí.
Pam! Escuchar eso me dolió mucho más que la cabeza cuando el radiador del coche se estampó en llamas contra ella. Ana levantó la mirada y se secó las lágrimas.
- Tienes razón –dijo-. Me estoy comportando como una hipócrita.
- No te preocupes. Todos cometemos errores. El tuyo fue seguir con él y el mío no decírselo nunca.
- Eres el mejor, Ramón.
- Ya lo sé… ¿quieres?...
- Siempre.
Sin mediar más palabras, Ana le desabrochó la bragueta y se puso a mamar aquel miembro traidor.
Os podéis imaginar mi rabia, mi ira, mis ganas de venganza. Salí de allí gritando improperios y odiando a todo el mundo.
En la calle me esperaba Azrael.
- Sabía que no tardarías en descubrirlo. Tu situación actual no te permite hacer nada, pero si me juras lealtad…
- … Soy tuyo

lunes, 14 de abril de 2008

Prision Freak

Mientras andaba por aquel oscuro pasillo custodiado por armarios de miradas firmes y vacías, mi mente aún se preguntaba muchas cosas. ¿Por qué lo hiciste? ¿Acaso te crees que te iba a salir bien? ¿Cómo fuiste tan gilipollas? A los diez minutos ya te habían cazado. Hay que ser imbécil. ¿No te lo advirtieron otros? ¿Por qué no les hiciste caso? ¿Por qué no me hiciste caso?
Un golpe en el costado me despertó de mis cavilaciones. Estaba frente a una reja. Más allá, un habitáculo iluminado por una ínfima bombilla. Un retrete. Una mesa. Una litera… Encima tendría que compartir aquella celda con algún pirado durante los próximos 17 años. Eso es mucho tiempo.
- Bienvenido a tu nuevo hogar. Es algo humilde, pero te acostumbrarás. A las dos, la comida.
En un principio me resistí a entrar en aquel agujero. No era mi estilo darme por vencido, pero al darme cuenta de que aquel hombre metido a guardián de pederastas, violadores y asesinos echaba mano de su porra, me lo pensé mejor y accedí a entrar. No era de recibo encontrar problemas desde el primer momento, y menos aún con los que tenían el monopolio de la fuerza allí dentro.
De esta forma tan penosa empecé mi aventura en la prisión. Un ruido seco me avisó de que la reja se cerraba tras de mi y activó la sucesión de catastróficas desdichas que a partir de ese momento se desarrollarían en mi vida.
- Que disfrutes de tu estancia.
Encima tenía que aguantar ironías de esos torturadores. Cuando mis ojos se acostumbraron a la tenue luz que allí habitaba, descubrí una figura encogida en una de las esquinas de la celda. Era el reducto de un ser humano. No levantó la cabeza. Yo creo que ni reparó en mí.
- Hola. Me llamo Jacinto Fuenterrabía.- dije sin encontrar respuesta alguna de aquella figura semi inerte-. Hola –repetí con el mismo resultado.
Dándome por vencido me encaminé hacia la litera. Siempre me había gustado dormir en las alturas, así que subí a la cama de arriba. En el preciso momento que accedía a ella, el tipo de la esquina habló, y he de reconocer que me asustó
- ¿Qué se supone que estás haciendo, grandísimo hijo de puta?
Esto empezaba mal
- Lo siento –dije-. Si duermes aquí no me importa pillar la de abajo.
Mientras le respondía, el tipo se levantó como un resorte, me agarró de la pechera y me levantó como un saco de paja, de noventa kilos, pero de paja.
- No hablo de la litera. Sabes a qué me refiero.
- Pero, ¿de qué hablas?
- Te han metido aquí para espiarme.
- ….Te equivocas amigo –dije con una mezcla de temor y respeto.
A esas alturas mi voz no salía de mi garganta con la fuerza de siempre. Las pelotas se me habían enclavado en la corbata y no lo permitían. Los ojos de aquel hombre escudriñaron los míos como buscando respuestas a una pregunta que nadie había hecho. Tenía una mirada dura, pero también parecía perdida.
- ¿Seguro? –inquirió.
- Claro tío, no se de que me hablas
- ¿Cómo has acabado aquí?
- Si me sueltas te lo cuento.
Tras unos segundos de duda en los que creí que iba a sacar una navaja del tamaño de la presa de Assuan y rajarme hasta la glotis, el tipo me soltó. Si antes me había agarrado como un saco de paja, ahora caí como uno de patatas.
Lo que me faltaba. Pensé. Tengo que pasar los próximos 17 años con un loco psicópata.
- Jeremías, ¿verdad? –me dijo
- …no….me llamo Jacin…
- Bien Jeremías –si mal había empezado, peor seguía-. Cuéntame como has llegado aquí. Con pelos y señales. Como algo no me cuadre, te juro que no volverás a ver la luz del sol, ni siquiera en el patio de esta prisión.
- … Suena algo ridículo… Robé un coche de policía mientras los agentes estaban viendo como ardía el negocio que yo había quemado para cobrar el seguro… Me pillaron y tuve que disparar a uno…
Tras unos segundos de reflexión en los que volvía a recordar la herramienta de matar de tamaño indecente que seguro escondía en su recto, el tipo volvió a hablar.
- Es cierto. Suena ridículo. Demasiado para haberlo inventado… ¿De verdad intentaste robar un coche de policía? Menuda gilipollez.
- …ya…
- Bueno, supongo que me puedo fiar de ti Javier…
- …Jacin…
- Yo soy Bernardo, pero aquí todos me llaman El Planos.
- ¿Por qué?
- ...No tientes a la suerte. ¿Qué cama quieres?
De repente vi un atisbo de educación en el Planos. Pero duraría poco.
- Siempre me ha gustado dormir arriba.
- Arriba no puedes. Es mi cama.
- … De acuerdo, pues abajo entonces.
- ¿Seguro? La humedad de aquí dentro es criminal.
Cada segundo que pasaba aumentaba mi creencia de que ese tipo estaba jodidamente loco. Esto no podía acabar bien. De ninguna manera. Podía acabar mejor o peor, pero lo que es bien, seguro que no.
Las semanas siguientes atenazaron mi personalidad. Empecé a darme cuenta de lo que me esperaba allí dentro. Intenté pasar desapercibido, no montar ningún escándalo y no mezclarme mucho con la gente. Me dedicaba a observar el entorno como hace un perro perdido. En aquella prisión había de todo: tipos duros, tipos muy duros, gente inocente, drogadictos, psicopatas y locos como El Planos. Él era la única persona con la que hablaba con frecuencia. Comíamos juntos y paseábamos por el patio juntos. De vez en cuando me sorprendía la inteligencia y dedicación de aquel pirado. Pero pronto se evaporaba a raíz de los atisbos de locura que diariamente tenía. Había momentos en los que desconectaba y no te prestaba atención. Ni siquiera te veía. A saber que era lo que le pasaba por la cabeza en esos momentos. Nunca me llamaba por mi nombre. Prefería inventárselos: Julián, José, Juan, Jesús, Julio… de todo menos Jacinto.
Al principio me exasperaba, pero poco a poco le fui cogiendo cariño. Es cierto, estaba como una puta cabra, pero era un tío legal. De hecho, sólo por estar con él, el resto de presos pasaba de mí. Durante ese tiempo no tuve ningún problema. Ni abusos, ni insultos ni nada parecido.
Aún no sabía por qué le llamaban El Planos, y de vez en cuando se lo preguntaba, pero él parecía ni escucharme. Tampoco sabía muy bien qué había hecho para terminar allí dentro, aunque a tenor de los confusos procesos mentales que regían su vida, tal vez me venía mejor no saberlo.
Un buen día, al mes de estar allí dentro, cuando ya era de noche y los presos descansaban de no hacer nada en sus literas, El Planos bajó de la suya.
- ¿Quieres que te cuente un secreto?
- …Bueno…-contesté no sin algo de miedo-.
- Mañana me voy a escapar.
- ¿Cómo? –pregunté sorprendido
- Me encerraron aquí por mi propia voluntad. Mi hermano había sido encarcelado por un asesinato que él no había cometido y yo robé un banco para entrar y ayudarle a escapar.
- ….
- Antes de entrar me tatué todo el cuerpo con los planos de esta prisión, pero el hijo puta del tatuador me engañó. Los dibujos no eran permanentes. En cuanto me lavaron antes de entrar desaparecieron.
- ¿Por eso te llaman El Planos?
- Supongo que sí.
- ¿Y tu hermano?
- A los quince días de estar dentro le soltaron. Habían encontrado al verdadero culpable. Le dieron una indemnización millonaria y se fue con mi novia abandonándome aquí dentro.
- Lo siento….
- No pasa nada. Soy un tipo duro. Durante estos tres últimos años he estado dibujando de nuevo los planos mediante el recuerdo. Ayer los terminé. Mañana me fugaré. Eres un buen tio y confío en ti. No me vendría nada mal una ayuda. ¿Quieres acompañarme?
Jodete. Pensé. Ahora resulta que el loco se quiere escapar. No creo que sea inteligente intentarlo. La última vez que pretendiste hacer algo fuera de lo normal acabaste aquí dentro. Además, seguro que le pillan. Dile que no.
- No – contesté- No creo que pueda. Tengo miedo.
- De acuerdo Jacinto –me contestó utilizando por primera vez mi nombre-. Tú mismo.
Pasé toda la noche pensando que le iban a pillar. La prisión era de máxima seguridad. Muchos lo habían intentado, pero nadie lo consiguió nunca. Es más, a la mayoría les habían matado. Yo no quería acabar igual que él. Seguro que se le iba la olla y acababa en un agujero más oscuro aún que éste.
A la mañana siguiente todo parecía normal. El Planos actuaba de la misma forma de siempre. En un momento dado, mientras los presos nos duchábamos, desapareció. Para siempre. Se montó una gordísima. Había conseguido escapar sin que se supiera cómo. Nunca le encontraron. Nunca supieron por dónde y cómo había salido de aquel complejo.
Al día siguiente metieron a otro preso en mi celda. Se llamaba Miguel y éste si que era un psicópata. Tenía una pena de 46 años. Le acusaban de muchos delitos, pero había cometido muchos más. Había traficado con todo lo imaginable: drogas, armas, niños, prostitutas… y lo que es peor, había violado y matado a varias personas, entre ellas algunos niños.
Desde el primer momento dejó claro su estatus. Durante los 17 años que estuve allí dentro me golpeó, se rió de mí y me sodomizó muchas, muchas veces.
Cuando caía la noche y se dormía yo me mantenía en vela recordando al Planos. Recordando cómo dejé escapar la oportunidad de mi vida y dándome golpes en la cabeza por ello.
Hoy por fin he cumplido mi pena y aquí estoy en la puerta de la prisión. Solo. Soy otra persona muy distinta. He aprendido varias cosas. He aprendido que mi vida es una mierda. La mala suerte me acompañará siempre, pero la forma de vencer es actuar como hacía El Planos.
Ahora me espera una vida nueva y el mundo ya puede estar preparado para lo que se avecina….

GIT

lunes, 7 de abril de 2008

Mil alabanzas oí,
vítores y aplausos,
himnos gloriosos,
cantares de victoria.
De todos los rincones
se oía mi nombre,
como un trueno,
en clamor de euforia,
y me saludaban,
y me arrojaban flores,
desde los balcones,
desde las ventanas,
desde las aceras.
Pero me di cuenta
que no era a mi;
era a mi sombra
que parecía humana.

Jorge Azores Vicario.

La historia de Tobías Carrascosa

La historia de Tobías Carrascosa

- Tantos años trabajando y luchando por sacar a flote una familia y ahora estoy aquí. Me han abandonado. Todos. A mi mujer no la culpo. Ella se fue hace ya tiempo. Aunque si te digo la verdad, creo que nunca amé a esa arpía. En parte es lógico que de un matrimonio sin amor salga una familia así. Cinco hijos… Ocho nietos… Cuando se murió esa bruja me dejaron aquí. Solo. Ni una sola visita en los últimos once años… Pero tampoco les culpo. Ellos tienen su vida lejos de aquí.
- Entonces llegó esta maldita enfermedad que me tiene atado a una cama desde hace exactamente 932 días y sus correspondientes noches.
- Ya lo sé Tobias, me lo ha contado muchas veces.
- Si, los viejos como yo tendemos a revivir viejas penas. Pero también buenos momentos. Todavía me acuerdo de Zeus, aquel pastor alemán que me soportó durante tantos años. Era infatigable, ¿sabes? Siempre quería estar fuera, en el campo… Conmigo… Pero eso son sólo recuerdos. Ahora no me queda nada.
- Eso no es cierto Tobias. Aquí tiene gente que le quiere.
- Bah! No digas bobadas hombre. Dentro de este infierno terrenal no hay espacio para el amor. El resto de los internos sólo esperan pasar el resto de sus días en paz, recibiendo de vez en cuando una visita de sus adorables nietos…
- ¿Y que piensa de mí?
- Que eres un buen hombre. Honesto, pero no me quieres. Sólo haces tu trabajo…Muy bien, por cierto.
- Supongo que eso es un halago.
- No te confundas. Suponer es de cobardes. Lo que importa es saber. ¿Tú crees que eres una buena persona?
- Sí, creo que sí.
- ¿Quieres a tus hijos?
- Claro.
- Pues entonces eres una buena persona. Intenta no cambiar nunca.
- Intentare no hacerlo.
- Así me gusta… ¿Está todo listo?
- Sí. ¿Está seguro de que quiere hacerlo?
- Por supuesto… Esto te va a acarrear problemas.
- Lo sé… Pero soy un buen hombre…
- Gracias por todo Fede.
- No, gracias a usted. Me ha enseñado mucho. Se le olvida algo.
- Ah, sí! Hazme un último favor. Toma este sobre. Léelo cuando todo haya terminado.
- De acuerdo. Adiós Tobias.
- Hasta luego Fede…
Bip… bip…bip….bip…bip….biiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiip
Cuado aquel buen hombre se hubo marchado en pos de su infinito descanso, Fede abrió el sobre mientras una pequeña lágrima corría por su mejilla.

Querido Amigo:

Durante estos últimos años has estado junto a mí. No olvido que te pagan por hacerlo, pero para mí ha sido muy importante tu presencia, tu compañía. Sé que eres un buen hombre, y es por eso que todo lo que tengo te lo dejo a ti. Que se jodan mis hijos. Lo he dejado todo atado para que no tengas ningún problema. Nadie sospechará de ti. Llama a Alfonso Usías, él te dirá como hacerlo.
Gracias por ayudarme a dejar este mundo tan egoísta y deshumano. Ignoro si hay algo más allá, pero siento que mi hora llegó hace ya mucho tiempo. Espero que puedas ser todo lo feliz que yo no pude ser.
Cuida de tu mujer y tus hijos. Ellos son lo más importante. Y córtate el pelo, pareces un jipi.

Eternamente agradecido.

Tobías Carrascosa.

P.D.: Probablemente te sorprenda saber que muero siendo asquerosamente rico. Nadie sabe que me tocó la lotería hace muchos años, así que cuida esa fortuna y sobre todo no alardees de ella.

- Descuide Tobías –dijo Fede agarrando la mano inerte del anciano-. Me cortaré el pelo.

GIT

martes, 1 de abril de 2008

Un nuevo rico

Un nuevo rico

Yo soy de esa especie de personas que algún estudioso de la pseudorealidad social bautizó como nuevos ricos. Mi historia es simple. Nací en un pequeño pueblo de la meseta, en donde la agricultura y la ganadería seguían siendo las principales fuentes de empleo que había. Mi familia tenía arrendados unos terrenos a un terrateniente, al cual ni siquiera llegué a conocer nunca.
Por un pequeño detalle en el contrato, que tenía más de 100 años, al morir el terrateniente sin descendencia, su herencia se repartió entre varias personas. De esta forma, las tierras que antaño trabajaron mis padres para engordar la renta de aquel hijo de la gran desamortización eclesiástica pasaron a ser de mi propiedad.
Todo un golpe de suerte, dirás. Para mayor regocijo, la diosa Fortuna quiso que en esas tierras se encontrara una pequeña veta de petróleo. Pequeña, pero lo suficientemente grande para que yo literalmente me forrara vendiéndosela a una multinacional cuyo nombre no quiero pronunciar: Repsol YPF…. Vaya, ya la he cagado.
En fin… el caso es que a la tierna edad de 25 años soy una de las personas más ricas que he conocido. El otro día decidí celebrarlo. Me fui a comer al restaurante más elegante de la ciudad. En la entrada había un hombre que no me dejó pasar. Según él, la calaña como yo no podía entrar en un sitio como aquel.
Mi enfado fue monumental. Monté un auténtico circo allí plantado. Acabaron echándome a patadas del lugar… ¿o acaso me fui yo antes de que me sacudieran una buena hondonada de hostias?
Después de mucho pensar, ayer me compré un traje de una marca impronunciable. Caro. Muy caro. Me pasé por una barbería. Me cortaron el pelo, me afeitaron, me tiñeron el pelo, me peinaron, me hicieron una limpieza facial y la manicura. Jamás pensé que me gustara tanto la sensación de aquella pequeña lima surcando mis desgastadas uñas. Al salir de allí parecía otra persona. Creo que la palabra exacta es metrosexual.
Acto seguido me dirigí al mismo restaurante de donde me habían echado el día anterior. Allí estaba plantado el mismo hombre rancio, casposo y algo gilipollas que me había impedido pasar. Al verme no sé si me reconoció. El caso es que me dejó pasar delante de una pareja de jóvenes que estaban esperando.
Una vez ya sentado aluciné con las atenciones que te presta el servicio en esos sitios. Tantos tenedores, tantas copas.... Un camarero se acercó a mí y me dio dos cartas diferentes. Una de comida y otra de vino. Abrí primero la segunda. Encontré la botella más cara que había. Un Marqués de Pombal. Un jugo que se pagaba a mil euros el litro.
Cuando esa especie de pingüino esclavizado me la trajo, me la abrió y se dispuso a llenarme un vaso. Se lo impedí. Le dije que dejara la botella en la mesa y que le llamaría si necesitaba algo. Cuando se retiró, cerré la carta de comida. Me llevé la mano al bolsillo y saqué un fabuloso bocata de chorizo que había permanecido oculto hasta entonces. Así comencé mi almuerzo, dando largos tragos a morro de aquel vino tan caro y zampándome sin dilación el bocadillo.
Empecé a notar que la gente me miraba raro, pero como me acababa de gastar mil euros en aquel puto restaurante, nadie me criticó. Ni una palabra de desprecio. Menuda panda de gilipollas. Ahora yo también llevaba traje... Aunque fuera de nuevo rico.


Un relato del autentico reportero mas GIT.