Entré en el servicio del bar y dos fulanos, en medio de una acalorada discusión, me impedían el acceso al retrete.
Uno de ellos se me queda mirando y dice: “a ver, ¿tú qué es lo que quieres?”.
“Mmmm... ¿mear?” contesté.
El otro miembro del dúo reculó, y tras decirme que tuviera mucho ojito con su compadre, salió del WC, dejándome a solas con el más cabreado... sin embargo, éste último en cuanto perdió de vista a su interlocutor, se relajó por completo y esbozando una sonrisa deslizó algo parecido a una disculpa.
Llevaba un pedo que no se tenía.
”Perdona tío, es que la gente no se sabe estar callada... y mete la pata (rumiaba aún dándole vueltas al tema de su discusión)... ¿hoy es mi cumpleaños sabes?”
Le felicité... ¿qué otra cosa podía hacer?
Fue entonces cuando arrimándose torpemente al urinario de la pared, tras aflojarse cinturón, botones y bragueta del pantalón, dijo que me iba a contar un chiste...
Con la picha en la mano, meando a chorro y sin dejar de mirarme... estas fueron sus etílicas palabras:
“Va una tía al médico y le dice Doctor Doctor... que me duele mucho por aquí (señalándose la espalda). Ah, pues eso va a ser Soriasis... ¿Pero cómo va a ser Soriasis si yo nunca he estado en Soria? Eso da igual señora, yo nunca he estado en Burgos y (señalándose ahora otra cosa) fíjese qué morcilla....”
¡Qué cabronazo! ...volví a felicitarle.
NO PUEDO PARAR DE CREAR
El fotógrafo gallego José Cendón escribe "Billete de ida". Es la historia de una persona que no deja de luchar por la suerte de África.
Envía una foto de actualidad y sera publicada.
Envía una foto de actualidad y sera publicada.
lunes, 29 de diciembre de 2008
miércoles, 19 de noviembre de 2008
En un lugar impoluto de cuyo nombre recuerdo ya olvidado. Vive un inquieto personaje. Manso y agradable, a lo que el trato se refiere, pero desprovisto de toda belleza. Por no decir feo. Aunque su sonrisa bonachona cautivaba, no en el amor sino en simpatía, a gran parte del sector femenino. De buena percha por su altura y corpulencia, es no obstante flacucho. Mostrándose alicaído en sus andares pensativos y silenciosos.

Sufre de una doble personalidad. Bueno sufrir estaría mal dicho. Es más una peculiaridad extraña. Y hablando de extrañezas, dicho personaje camina desde hace ya tres días con una pequeña nevera. La pasea sin usar el asa, con penitente tristeza la agarra como si de un hijo se tratara. De color azul, un azul normal, y de tamaño medio. Bueno la verdad es que no se cual es el tamaño medio de las neveras portátiles. Digamos que es como la Nintendo, por decir algo, pero más cúbica. Acogerá a lo sumo en su interior, un bocata de tercio de chapata y una lata de kas, o dos manzanas y un zumo. Como de un juguete viejo se tratara, de esos de toda la vida, lleva su secreto a un rincón para olvidarlo.
Tiene marcada en su cara una triste añoranza, menos en sus ojos, posee esa mirada de quien sabe bien lo que hace. La mirada de Michael pensando en Fredo. Pero no puede abandonarlo en cualquier lugar, y debo de haberme explicado mal porque no lo va a sacrificar, simplemente se quiere deshacer de ello. Y ha puesto rumbo al hospital, para donarlo. Cree que allí le darán mejor uso después de recomponerlo.
Ya había estado otra vez en aquel lugar. Para donar sangre a un aristócrata rumano. Esa vez lo hizo desinteresadamente, aunque recibió a cambio un bocadillo, de salami creo recordar. En esta ocasión tampoco quería recibir nada a cambio, es más quitarse una pena de encima. Además este individuo es bastante generoso, en ocasiones altruista, y no quiere ser egoísta monopolizando la cualidad de estar triste, por que su pena al menos para él, es el mayor dolor de este mundo.
Es protagonista y narrador en una misma persona. Más que un desdoblamiento de personalidad, tiene gran afición a narrar todo lo que hace. Y créanme, es bastante bueno, al menos desde mi objetivo punto de vista. Yo de eso se bastante… pero no hablemos de mi, sigamos conmigo. Con la historia.
Se encuentra en la sala de espera del hospital. Planta duodécima, pasillo A. Hay una placa de plástico en la puerta. En ella está escrito en negro “Coordinación de transplantes”. Al lado de nuestro entrañable protagonista está sentada una persona con camisa de cuadros, pelo corto, espalda ancha… no se como explicaros, es mitad leñador mitad funcionaria del INEM. – Hola, ¿eres una mujer? Pregunta nuestro personaje principal, que a partir de ahora llamaré Mamerto. – Si, desde hace tres semanas. Responde con más voz de leñador que de funcionaria. Me gusta ser mujer. Dice mientras mira una cajita que sujeta con una sola mano.- Buf, será difícil encontrar un receptor para ese organillo. Dice Mamerto mirando la cajita verde con un lacito rosa. Si es lo que me imagino.
La puerta se abre y una voz de niña de San Ildefonso procedente de una mujer pronuncia el nombre de Mamerto Juárez. Este levanta la cabeza sin mediar palabra, y la mujer con voz de niña le hace un gesto para que entre en la habitación mientras esboza una sonrisa.
Sin causar ofensa, Mamerto piensa que esta si es una mujer. Ella si tiene los caracteres femeninos por excelencia. Le pide que tome asiento y Mamerto se deja caer en una silla forrada de cuero mientras observa detenidamente la estancia. La habitación no está decorada de títulos y diplomas, sino que la mayoría son posters de gente desnuda. Personas desprovistas de piel. Hay una frase en la que Mamerto centra su atención: Mil gracias en nombre de las personas trasplantadas a las familias que en un momento de gran dolor han tenido la generosidad de donar los órganos de sus seres queridos.
- Buenos días, soy la Dr. Agosto. Usted es Mamerto Juárez, y tengo entendido que deseaba realizar una donación de un órgano. Dice la Médico sosteniendo un expediente. – Si, quiero donar mi corazón. Responde inseguro Mamerto mientras abre la nevera y enseña el interior a la Doctora.
Creyéndolo inservible, Mamerto quiso donar su lastimado corazón. Pero la Dr. Agosto le explicó que no podía desprenderse de él, que lo necesitaba para bombear su sangre. Cuanto antes debía implantar su órgano. La complicada operación constaba de dos fases. Primero había que recolocarlo en su sitio. En segundo lugar, debían extirpar una especie de parásito. Una rosa le creció alrededor del corazón, que al caer su último pétalo, se convirtió en zarza.
Mamerto, sin ganas de vivir, tampoco le apasiona pudrirse bajo una losa. Así que el equipo médico prepara todo lo necesario para una operación de urgencia. Tumbado en la camilla recorre varios pasillos hasta llegar a una amplia habitación. El beso de una enfermera con sabor a plástico, traslada a Mamerto al mundo de la anestesia. Allí el cuerpo no siente pero la mente recuerda. Lo primero que le presenta a su memoria es un poema de Giorgiolo Cambrom. Un poeta de fábula pero de mala vida. Lo tituló “Impepinable”.
"No se si fue en sístole o diástole,
pero entero se quebró.
De todo a nada en un segundo,
y el diablo lo apalabró.
No atinó en mí la suerte,
un falso Cupido erró.
¡Oh, funesta vida!
Que absurdo morir de tristeza
para quién no estuvo triste.
Para cualquiera una pregunta embustera:
¿cambiaría tu vida si yo no estuviera? "
La operación fue exitosa, pero Mamerto no despertó hasta el tercer día. Lentamente abre los párpados, y con la mirada entornada, busca a su alrededor algo familiar para ubicarse. Está sólo en una habitación extremadamente blanca. Reposando sobre una cama articulada de grandes dimensiones. Un leve zumbido se escucha de unos de los varios “cacharros” que le escoltan a cada lado de la cama.
- Buenas tardes, parece que nuestro paciente favorito a despertado ya de su gran siesta. Dice jovialmente la Dra. Agosto mientras una enfermera ayuda a Mamerto a recostarse. Bueno vamos a ver como va tu corazón. La doctora pone en el pecho el aparato ese que llevan todos los médicos, que ahora no recuerdo su nombre y paso de buscarlo en el google. – Vaya, suena extraño. En vez del pom-pom normal produce otro ruido. Tu corazón hace Tutupá. Susurra la Doctora Agosto expulsando todo el aire al pronunciar la última sílaba. – ¿Y eso… es muy malo? – Dice Mamerto medio tartamudeando. – Simplemente anecdótico. En unos días podrás salir y disfrutar de tu antiguo corazón. Contesta sonriendo la doctora mientras sigue escuchando el hipnotizador Tutupá.
Nuestro querido personaje no ha recibido ninguna visita durante su estancia en el hospital. Ahora ya en la calle, recuerda los medicamento a tomar y las instrucciones a seguir que la Doctora Agosto le ha recetado para finalizar la rehabilitación: Endeblina 500 mg para después de cenar. Mucaina en caso de dolor agudo en el pecho. Tres abrazos fuertes al día en desayuno, comida y cena. Y evitar frases y palabras como, para siempre, lo mejor de mi vida, amor y jamarosidades varias.
El invierno se deja notar en un aire frío y seco. Aún así tres individuos entonan una canción. Ataviados con una guitarra, una armónica y una pandereta piden limosna para salir de su pobreza, pero que gastarán en vino tinto porque el precio de la cocaína ha subido tres puntos en el IBEX. Gay Briel, Borja Ray y Kok ErrKillo tocan “Las cuatro estaciones” de Pablo Picasso. Mamerto con su nevera vacía escucha la serenata del trío.
“La primavera te dio alergia,
el verano una alegría,
y para que en otoño
seguir al demonio
en forma de coño
y en invierno se te pira.
Entoavía dices que fue lo mejor de tu vida.”
Mamerto con su paso lento y encorvado, observa a las mujeres que esperan siempre, y que a su parecer, por el frío que hace, visten con poca ropa. “Ay Mamerto, que tu pena es no tener lo que tuviste, y a esas el diablo las viste”. El refranero popular siempre encuentra una respuesta. Por lo que a mi respecta… Patada en las pelotas. Porque a nuestro modesto protagonista una cicatriz en el pecho le recuerda que está prohibido enamorarse, y ya nada en la vida merecerá la pena…
Días atrás, antes de la operación, Mamerto recogió su corazón para ponerlo en su nevera. En su incurable soledad y sangrando de rabia decidió pasear para matar el tiempo. Porque ese día, de repente, todo a su alrededor se tornó triste para siempre.

Sufre de una doble personalidad. Bueno sufrir estaría mal dicho. Es más una peculiaridad extraña. Y hablando de extrañezas, dicho personaje camina desde hace ya tres días con una pequeña nevera. La pasea sin usar el asa, con penitente tristeza la agarra como si de un hijo se tratara. De color azul, un azul normal, y de tamaño medio. Bueno la verdad es que no se cual es el tamaño medio de las neveras portátiles. Digamos que es como la Nintendo, por decir algo, pero más cúbica. Acogerá a lo sumo en su interior, un bocata de tercio de chapata y una lata de kas, o dos manzanas y un zumo. Como de un juguete viejo se tratara, de esos de toda la vida, lleva su secreto a un rincón para olvidarlo.
Tiene marcada en su cara una triste añoranza, menos en sus ojos, posee esa mirada de quien sabe bien lo que hace. La mirada de Michael pensando en Fredo. Pero no puede abandonarlo en cualquier lugar, y debo de haberme explicado mal porque no lo va a sacrificar, simplemente se quiere deshacer de ello. Y ha puesto rumbo al hospital, para donarlo. Cree que allí le darán mejor uso después de recomponerlo.
Ya había estado otra vez en aquel lugar. Para donar sangre a un aristócrata rumano. Esa vez lo hizo desinteresadamente, aunque recibió a cambio un bocadillo, de salami creo recordar. En esta ocasión tampoco quería recibir nada a cambio, es más quitarse una pena de encima. Además este individuo es bastante generoso, en ocasiones altruista, y no quiere ser egoísta monopolizando la cualidad de estar triste, por que su pena al menos para él, es el mayor dolor de este mundo.
Es protagonista y narrador en una misma persona. Más que un desdoblamiento de personalidad, tiene gran afición a narrar todo lo que hace. Y créanme, es bastante bueno, al menos desde mi objetivo punto de vista. Yo de eso se bastante… pero no hablemos de mi, sigamos conmigo. Con la historia.
Se encuentra en la sala de espera del hospital. Planta duodécima, pasillo A. Hay una placa de plástico en la puerta. En ella está escrito en negro “Coordinación de transplantes”. Al lado de nuestro entrañable protagonista está sentada una persona con camisa de cuadros, pelo corto, espalda ancha… no se como explicaros, es mitad leñador mitad funcionaria del INEM. – Hola, ¿eres una mujer? Pregunta nuestro personaje principal, que a partir de ahora llamaré Mamerto. – Si, desde hace tres semanas. Responde con más voz de leñador que de funcionaria. Me gusta ser mujer. Dice mientras mira una cajita que sujeta con una sola mano.- Buf, será difícil encontrar un receptor para ese organillo. Dice Mamerto mirando la cajita verde con un lacito rosa. Si es lo que me imagino.
La puerta se abre y una voz de niña de San Ildefonso procedente de una mujer pronuncia el nombre de Mamerto Juárez. Este levanta la cabeza sin mediar palabra, y la mujer con voz de niña le hace un gesto para que entre en la habitación mientras esboza una sonrisa.
Sin causar ofensa, Mamerto piensa que esta si es una mujer. Ella si tiene los caracteres femeninos por excelencia. Le pide que tome asiento y Mamerto se deja caer en una silla forrada de cuero mientras observa detenidamente la estancia. La habitación no está decorada de títulos y diplomas, sino que la mayoría son posters de gente desnuda. Personas desprovistas de piel. Hay una frase en la que Mamerto centra su atención: Mil gracias en nombre de las personas trasplantadas a las familias que en un momento de gran dolor han tenido la generosidad de donar los órganos de sus seres queridos.
- Buenos días, soy la Dr. Agosto. Usted es Mamerto Juárez, y tengo entendido que deseaba realizar una donación de un órgano. Dice la Médico sosteniendo un expediente. – Si, quiero donar mi corazón. Responde inseguro Mamerto mientras abre la nevera y enseña el interior a la Doctora.
Creyéndolo inservible, Mamerto quiso donar su lastimado corazón. Pero la Dr. Agosto le explicó que no podía desprenderse de él, que lo necesitaba para bombear su sangre. Cuanto antes debía implantar su órgano. La complicada operación constaba de dos fases. Primero había que recolocarlo en su sitio. En segundo lugar, debían extirpar una especie de parásito. Una rosa le creció alrededor del corazón, que al caer su último pétalo, se convirtió en zarza.
Mamerto, sin ganas de vivir, tampoco le apasiona pudrirse bajo una losa. Así que el equipo médico prepara todo lo necesario para una operación de urgencia. Tumbado en la camilla recorre varios pasillos hasta llegar a una amplia habitación. El beso de una enfermera con sabor a plástico, traslada a Mamerto al mundo de la anestesia. Allí el cuerpo no siente pero la mente recuerda. Lo primero que le presenta a su memoria es un poema de Giorgiolo Cambrom. Un poeta de fábula pero de mala vida. Lo tituló “Impepinable”.
"No se si fue en sístole o diástole,
pero entero se quebró.
De todo a nada en un segundo,
y el diablo lo apalabró.
No atinó en mí la suerte,
un falso Cupido erró.
¡Oh, funesta vida!
Que absurdo morir de tristeza
para quién no estuvo triste.
Para cualquiera una pregunta embustera:
¿cambiaría tu vida si yo no estuviera? "
La operación fue exitosa, pero Mamerto no despertó hasta el tercer día. Lentamente abre los párpados, y con la mirada entornada, busca a su alrededor algo familiar para ubicarse. Está sólo en una habitación extremadamente blanca. Reposando sobre una cama articulada de grandes dimensiones. Un leve zumbido se escucha de unos de los varios “cacharros” que le escoltan a cada lado de la cama.
- Buenas tardes, parece que nuestro paciente favorito a despertado ya de su gran siesta. Dice jovialmente la Dra. Agosto mientras una enfermera ayuda a Mamerto a recostarse. Bueno vamos a ver como va tu corazón. La doctora pone en el pecho el aparato ese que llevan todos los médicos, que ahora no recuerdo su nombre y paso de buscarlo en el google. – Vaya, suena extraño. En vez del pom-pom normal produce otro ruido. Tu corazón hace Tutupá. Susurra la Doctora Agosto expulsando todo el aire al pronunciar la última sílaba. – ¿Y eso… es muy malo? – Dice Mamerto medio tartamudeando. – Simplemente anecdótico. En unos días podrás salir y disfrutar de tu antiguo corazón. Contesta sonriendo la doctora mientras sigue escuchando el hipnotizador Tutupá.
Nuestro querido personaje no ha recibido ninguna visita durante su estancia en el hospital. Ahora ya en la calle, recuerda los medicamento a tomar y las instrucciones a seguir que la Doctora Agosto le ha recetado para finalizar la rehabilitación: Endeblina 500 mg para después de cenar. Mucaina en caso de dolor agudo en el pecho. Tres abrazos fuertes al día en desayuno, comida y cena. Y evitar frases y palabras como, para siempre, lo mejor de mi vida, amor y jamarosidades varias.
El invierno se deja notar en un aire frío y seco. Aún así tres individuos entonan una canción. Ataviados con una guitarra, una armónica y una pandereta piden limosna para salir de su pobreza, pero que gastarán en vino tinto porque el precio de la cocaína ha subido tres puntos en el IBEX. Gay Briel, Borja Ray y Kok ErrKillo tocan “Las cuatro estaciones” de Pablo Picasso. Mamerto con su nevera vacía escucha la serenata del trío.
“La primavera te dio alergia,
el verano una alegría,
y para que en otoño
seguir al demonio
en forma de coño
y en invierno se te pira.
Entoavía dices que fue lo mejor de tu vida.”
Mamerto con su paso lento y encorvado, observa a las mujeres que esperan siempre, y que a su parecer, por el frío que hace, visten con poca ropa. “Ay Mamerto, que tu pena es no tener lo que tuviste, y a esas el diablo las viste”. El refranero popular siempre encuentra una respuesta. Por lo que a mi respecta… Patada en las pelotas. Porque a nuestro modesto protagonista una cicatriz en el pecho le recuerda que está prohibido enamorarse, y ya nada en la vida merecerá la pena…

Días atrás, antes de la operación, Mamerto recogió su corazón para ponerlo en su nevera. En su incurable soledad y sangrando de rabia decidió pasear para matar el tiempo. Porque ese día, de repente, todo a su alrededor se tornó triste para siempre.
martes, 18 de noviembre de 2008
Tras una agradable charla, algún que otro trago... y un breve período de reflexión, ella se decidió a llevarle a casa.
Nada más entrar, la anfitriona acudió rauda a recoger (más bien ocultar) la ropa que tenía desperdigada por todo el dormitorio... mientras tanto el huésped se dedicó a fisgar uno por uno los libros que se amontonaban en la estantería del mueble del salón.

“Tengo cervezas” –dijo ella- “¿Quieres una?”
“¡Claro!”, contestó el invitado mientras pasaba rápidamente las páginas de “Alicia en el País de las Maravillas” en busca de ilustraciones.
“Son sin alcohol” añadió ella camino del frigorífico.
“Entonces no quiero”, dijo él.
Nada más entrar, la anfitriona acudió rauda a recoger (más bien ocultar) la ropa que tenía desperdigada por todo el dormitorio... mientras tanto el huésped se dedicó a fisgar uno por uno los libros que se amontonaban en la estantería del mueble del salón.

“Tengo cervezas” –dijo ella- “¿Quieres una?”
“¡Claro!”, contestó el invitado mientras pasaba rápidamente las páginas de “Alicia en el País de las Maravillas” en busca de ilustraciones.
“Son sin alcohol” añadió ella camino del frigorífico.
“Entonces no quiero”, dijo él.
martes, 11 de noviembre de 2008
La fábula de la cerda y el elefante
Érase una vez un elefante enamorado de una cerda. Años atrás vivieron grandes momentos, primero de amistad y más tarde de amor. Compartían bellotas y cacahuetes, se rebozaban en el mismo barro, abrazados observaban los atardeceres a la sombra de las encinas y paseaban por el monfragüe dándose la trompa y el rabito.
Todo iba de maravilla, pero la cerda quería ir despacio. Años atrás estuvo saliendo con el Lobo Feroz, el de soplaré, soplaré y tu casa derrumbaré. Que resultó ser un maltratador que propinaba mordiscos sin mediar palabra. Por lo que la cerda tuvo un divorcio difícil, a pesar de quedarse con la casita de madera en primera línea de playa. Como anécdota decir que el lobo se quedó con la casita de “paja”.
Un día de abril la cerda y el elefante decidieron vivir juntos. Se instalaron en la piara que tenían los padres de ella en las afueras de la ciudad. En la misma noche de la mudanza, sobre un lecho de paja de 1.90 x 1.20, se desató la pasión contenida. La cerda empezó a hacer marranadas y el elefante se dejó llevar por el instinto. Y he de decir que este hecho quebró la bonita historia de amor.
La muy cerda, perdón… la cerda dejó al elefante por su incompatibilidad sexual, a pesar de las numerosas plegarías del paquidermo por continuar juntos. Ella reanudó su relación con el lobo feroz, que se había convertido al Islam. El nunca más volvió a amar. Dedicó su vida como doble para documentales de La National Geographic.
FIN.
- ¡Eh! Jorge, ¿no debería tener la historia una moraleja?
- Ah pues si, gracias querido lector por recordármelo. No se que decir, por ejemplo podría ser: Ten cuidado con las cerdas.
- Pero Jorge, ese es un comentario bastante machista y poco apropiado.
- Repámpanos, nos ha salido el lector tiquismiquis (como me tocan los cojones estos putos moralistas). Es que así en frío…bueno pues recordar una canción televisiva que un amigo siempre me canta. Moraleja: ADN-de-cerdo- y-elefante-no-combines.
Todo iba de maravilla, pero la cerda quería ir despacio. Años atrás estuvo saliendo con el Lobo Feroz, el de soplaré, soplaré y tu casa derrumbaré. Que resultó ser un maltratador que propinaba mordiscos sin mediar palabra. Por lo que la cerda tuvo un divorcio difícil, a pesar de quedarse con la casita de madera en primera línea de playa. Como anécdota decir que el lobo se quedó con la casita de “paja”.
Un día de abril la cerda y el elefante decidieron vivir juntos. Se instalaron en la piara que tenían los padres de ella en las afueras de la ciudad. En la misma noche de la mudanza, sobre un lecho de paja de 1.90 x 1.20, se desató la pasión contenida. La cerda empezó a hacer marranadas y el elefante se dejó llevar por el instinto. Y he de decir que este hecho quebró la bonita historia de amor.
La muy cerda, perdón… la cerda dejó al elefante por su incompatibilidad sexual, a pesar de las numerosas plegarías del paquidermo por continuar juntos. Ella reanudó su relación con el lobo feroz, que se había convertido al Islam. El nunca más volvió a amar. Dedicó su vida como doble para documentales de La National Geographic.
FIN.
- ¡Eh! Jorge, ¿no debería tener la historia una moraleja?
- Ah pues si, gracias querido lector por recordármelo. No se que decir, por ejemplo podría ser: Ten cuidado con las cerdas.
- Pero Jorge, ese es un comentario bastante machista y poco apropiado.
- Repámpanos, nos ha salido el lector tiquismiquis (como me tocan los cojones estos putos moralistas). Es que así en frío…bueno pues recordar una canción televisiva que un amigo siempre me canta. Moraleja: ADN-de-cerdo- y-elefante-no-combines.
jueves, 30 de octubre de 2008
El Cristal de Jama Cap 7 La Despedida
La noche había sido fría y oscura. La lluvia había dado paso a un viento que cortaría la cara al mismísimo Yeti y el coche sin ventana se convertía en el blanco perfecto de la furia de los elementos.
Desde que habían salido de casa de Aitor, hacía ya más de cuatro horas, Cynthia había tenido tiempo de quedarse dormida en el asiento del copiloto y una mínima claridad dejaba entrever que un nuevo día había llegado. Eran las diez y cuarto y estaban a punto de atravesar la frontera de los Pirineos por una carretera secundaria. Desde la entrada en vigor de la UE, el paso se había convertido en una nimiedad, incluso si llevabas un coche robado.
Durante el viaje, Jeremy no había dejado de pensar en la sucesión de acontecimientos que se habían desatado la noche anterior, y lo que es más importante, los que se sucederían de ahora en adelante. Estaba barajando la posibilidad de ir hacia el norte, hacia París. Allí cogerían un avión hasta algún destino africano inhóspito y volverían a empezar su vida.
Al cabo de diez minutos, los fugitivos llegaron a un pequeño pueblo de montaña. La huida le había estropeado la tortilla y el depósito de gasolina estaba ya bajo mínimos, por lo que Jeremy decidió parar en la estación de servicio.
- Cynthia, despierta. –dijo su padre.
- ¿Dónde estamos? –dijo la muchacha con los ojos aún cerrados
- Acabamos de entrar en Francia. –respondió.
- ¿En Francia? Tengo hambre.
- Yo también, vamos a llenar el depósito y a comer algo. Te debo una explicación.
Mientras Jeremy cargaba de gasolina el coche, su hija entró en la tienda. Al rato salió con una bolsa llena de pan, chocolatinas y zumo. Había comenzado a llover de nuevo.
- Joder –dijo Cynthia a su padre-. Por si fuera poco, encima tenemos que aguantar la lluvia.
- Entra, comamos algo dentro del coche, allí en el aparcamiento. –inquirió Jeremy desde el asiento.
- Bueno. Ahora me contarás porqué coño estamos en un pueblo francés escapando de no se quien, ¿verdad?
- Si… a ver por donde empiezo… Hay muchas cosas que os he estado ocultando, tanto a ti como a tu madre. Hace muchos años yo participaba en una expedición por la región del Tibet cuando me separé de mis compañeros. Después de varios días vagando, encontré un monasterio que había permanecido oculto durante siglos y acabé ingresando en la Orden de Jama. Durante muchos años permanecí allí, aprendiendo artes marciales y conviviendo con los monjes.
- ¿La Orden de Jama?
- En aquel monasterio se guardaba un… una joya de suma importancia, y sus monjes tenían el deber de guardarla hasta que su legítimo dueño la reclamase. Pero algo se torció. Uno de los maestros de la Orden preparó un pequeño ejército y atacó el monasterio para hacerse con el Cristal. Yo tuve que huir con él para mantenerlo a salvo. Cambié mi identidad, me asenté en el caserío, conocí a tu madre y el resto de mi vida he estado mintiendo.
- Pero…
- Sé lo que piensas… Soy un cabrón… Pero era muy importante pasar desapercibido. Aunque parece que no ha servido de mucho… Después de casi veinte años me han encontrado.
- ¿Y ahora que va a pasar?
- No lo sé cariño. Había pensado en huir hasta París para coger un vuelo hacia África y allí empezar de nuevo. El problema eres tú.
- ¡Que te jodan!
- No me has entendido. No eres ningún problema, sino una preocupación añadida en mi situación…en nuestra situación. No dudes de que irán también a por ti si nos cogen.
- …. Pero, ¿Porqué ese… Cristal? ¿Qué tiene de especial?
En ese momento, el teléfono móvil con el que Cynthia organizaba su vida sonó.
- ¿Quién coño será? –dijo la muchacha
- Trae, yo contesto.
Jeremy cogió el teléfono entre sus manos, marcó la tecla verde y se lo acercó a la oreja.
- ¿Quién?
- Pensabas que me había olvidado de ti, ¿verdad, extranjero? –dijo una voz extrañamente conocida al otro lado del teléfono
- ¿Cómo me has encontrado?
- En una ocasión te dije que no me subestimaras. Quiero el Cristal.
- No te lo daré nunca, aunque tenga que pasarme la vida huyendo. ¡Tú mataste a Chow!
- Ese viejo mentiroso se lo merecía. Créeme. Es inútil que sigas huyendo, te podemos encontrar mejor que hace veinte años. Ahora por ejemplo, un aparatito que tengo aquí a mi lado me dice que estás parado en un pueblecito de los Pirineos…
Cuando oyó esas palabras, un escalofrío recorrió el cuerpo de Jeremy desde la coronilla hasta las uñas de los pies. Colgó el teléfono y miró a su hija.
- ¿Qué pasa?... ¿Papá?... Me está empezando a rallar muchos toda esta mierda
- … Es inútil que siga huyendo… tengo que enfrentarme a Hi Jong –dijo Jeremy para sí mismo después de unos segundos de silencio sepulcral.
- ¿Hi Jong? ¿Quién coño es Hi Jong? ¿Qué pasa ahora?
El teléfono volvió a sonar inquisitivo. Había llegado el momento, pero Jeremy todavía podía jugar bien sus cartas. Sacó del interior de su cazadora el bulto que escondía la génesis de todos sus problemas. Sin quitarla los trapos que la rodeaban, Jeremy miró fijamente a su hija, le entregó la gema y le dijo.
- Cynthia. Quiero que cojas esto, lo guardes y salgas pitando de aquí. No digas dónde, ni a mí ni a nadie. Vete al rincón más alejado del planeta y pasa desapercibida. A partir de ahora tú eres el custodio del Cristal de Jama. No hables nunca de ello con nadie y espera la llegada de su dueño.
- Deja de decir gilipolleces, papá, esto es una locura. ¡Si les damos el puto cristal nos dejarán en paz!
- ¡No! ¡No se lo entregues nunca! Esto es más serio de lo que te parece. Toma, coge las llaves del coche y vete. No pares. No mires atrás. Sólo así podrás salvarte.
- ¡Yo no me voy a ningún sitio que no sea mi casa!
- Cynthia…Ya no tienes casa…. Ni nombre… ni siquiera tienes pasado. Lo único que tienes es una obligación….No se si crees en el destino, pero en esta vida hay fuerzas que nos obligan a tomar decisiones difíciles, muy difíciles. Tienes que huir…Te quiero… Quería a tu madre y te quiero a ti. Habéis sido lo único que me ha salvado de toda esta locura. Siento haberte metido en esto…
Desde que Elisa se había ido, ninguna lágrima había surcado la cara de Jeremy, pero los ojos vidriosos delataban el duro momento que estaba viviendo. Miró fijamente a su hija, le dio un tierno beso en la frente y se bajó del coche.
- Vete. No quiero que mueras por mi culpa, hija. No te preocupes, si salgo vivode ésta te encontraré. Te lo prometo.
- Nunca me habías prometido nada –dijo Cynthia también entre sollozos-. Cúmplelo…
- …Te lo prometo…
La muchacha arrancó. Aunque no tenía edad para conducir, Cynthia le había cogido el coche a su padre y tenía la suficiente maña como para pasar desapercibida.
- Adiós, papá. Ten cuidado.
- Y tu, hija. Te quiero…
- …Yo también.
Con estas palabras resonando todavía dentro de su cabeza, la muchacha inició la marcha. Jeremy siguió el coche con la mirada hasta donde pudo y se sentó en una pequeña roca a esperar al causante de tanto dolor.
Continuará…
Desde que habían salido de casa de Aitor, hacía ya más de cuatro horas, Cynthia había tenido tiempo de quedarse dormida en el asiento del copiloto y una mínima claridad dejaba entrever que un nuevo día había llegado. Eran las diez y cuarto y estaban a punto de atravesar la frontera de los Pirineos por una carretera secundaria. Desde la entrada en vigor de la UE, el paso se había convertido en una nimiedad, incluso si llevabas un coche robado.
Durante el viaje, Jeremy no había dejado de pensar en la sucesión de acontecimientos que se habían desatado la noche anterior, y lo que es más importante, los que se sucederían de ahora en adelante. Estaba barajando la posibilidad de ir hacia el norte, hacia París. Allí cogerían un avión hasta algún destino africano inhóspito y volverían a empezar su vida.
Al cabo de diez minutos, los fugitivos llegaron a un pequeño pueblo de montaña. La huida le había estropeado la tortilla y el depósito de gasolina estaba ya bajo mínimos, por lo que Jeremy decidió parar en la estación de servicio.
- Cynthia, despierta. –dijo su padre.
- ¿Dónde estamos? –dijo la muchacha con los ojos aún cerrados
- Acabamos de entrar en Francia. –respondió.
- ¿En Francia? Tengo hambre.
- Yo también, vamos a llenar el depósito y a comer algo. Te debo una explicación.
Mientras Jeremy cargaba de gasolina el coche, su hija entró en la tienda. Al rato salió con una bolsa llena de pan, chocolatinas y zumo. Había comenzado a llover de nuevo.
- Joder –dijo Cynthia a su padre-. Por si fuera poco, encima tenemos que aguantar la lluvia.
- Entra, comamos algo dentro del coche, allí en el aparcamiento. –inquirió Jeremy desde el asiento.
- Bueno. Ahora me contarás porqué coño estamos en un pueblo francés escapando de no se quien, ¿verdad?
- Si… a ver por donde empiezo… Hay muchas cosas que os he estado ocultando, tanto a ti como a tu madre. Hace muchos años yo participaba en una expedición por la región del Tibet cuando me separé de mis compañeros. Después de varios días vagando, encontré un monasterio que había permanecido oculto durante siglos y acabé ingresando en la Orden de Jama. Durante muchos años permanecí allí, aprendiendo artes marciales y conviviendo con los monjes.
- ¿La Orden de Jama?
- En aquel monasterio se guardaba un… una joya de suma importancia, y sus monjes tenían el deber de guardarla hasta que su legítimo dueño la reclamase. Pero algo se torció. Uno de los maestros de la Orden preparó un pequeño ejército y atacó el monasterio para hacerse con el Cristal. Yo tuve que huir con él para mantenerlo a salvo. Cambié mi identidad, me asenté en el caserío, conocí a tu madre y el resto de mi vida he estado mintiendo.
- Pero…
- Sé lo que piensas… Soy un cabrón… Pero era muy importante pasar desapercibido. Aunque parece que no ha servido de mucho… Después de casi veinte años me han encontrado.
- ¿Y ahora que va a pasar?
- No lo sé cariño. Había pensado en huir hasta París para coger un vuelo hacia África y allí empezar de nuevo. El problema eres tú.
- ¡Que te jodan!
- No me has entendido. No eres ningún problema, sino una preocupación añadida en mi situación…en nuestra situación. No dudes de que irán también a por ti si nos cogen.
- …. Pero, ¿Porqué ese… Cristal? ¿Qué tiene de especial?
En ese momento, el teléfono móvil con el que Cynthia organizaba su vida sonó.
- ¿Quién coño será? –dijo la muchacha
- Trae, yo contesto.
Jeremy cogió el teléfono entre sus manos, marcó la tecla verde y se lo acercó a la oreja.
- ¿Quién?
- Pensabas que me había olvidado de ti, ¿verdad, extranjero? –dijo una voz extrañamente conocida al otro lado del teléfono
- ¿Cómo me has encontrado?
- En una ocasión te dije que no me subestimaras. Quiero el Cristal.
- No te lo daré nunca, aunque tenga que pasarme la vida huyendo. ¡Tú mataste a Chow!
- Ese viejo mentiroso se lo merecía. Créeme. Es inútil que sigas huyendo, te podemos encontrar mejor que hace veinte años. Ahora por ejemplo, un aparatito que tengo aquí a mi lado me dice que estás parado en un pueblecito de los Pirineos…
Cuando oyó esas palabras, un escalofrío recorrió el cuerpo de Jeremy desde la coronilla hasta las uñas de los pies. Colgó el teléfono y miró a su hija.
- ¿Qué pasa?... ¿Papá?... Me está empezando a rallar muchos toda esta mierda
- … Es inútil que siga huyendo… tengo que enfrentarme a Hi Jong –dijo Jeremy para sí mismo después de unos segundos de silencio sepulcral.
- ¿Hi Jong? ¿Quién coño es Hi Jong? ¿Qué pasa ahora?
El teléfono volvió a sonar inquisitivo. Había llegado el momento, pero Jeremy todavía podía jugar bien sus cartas. Sacó del interior de su cazadora el bulto que escondía la génesis de todos sus problemas. Sin quitarla los trapos que la rodeaban, Jeremy miró fijamente a su hija, le entregó la gema y le dijo.
- Cynthia. Quiero que cojas esto, lo guardes y salgas pitando de aquí. No digas dónde, ni a mí ni a nadie. Vete al rincón más alejado del planeta y pasa desapercibida. A partir de ahora tú eres el custodio del Cristal de Jama. No hables nunca de ello con nadie y espera la llegada de su dueño.
- Deja de decir gilipolleces, papá, esto es una locura. ¡Si les damos el puto cristal nos dejarán en paz!
- ¡No! ¡No se lo entregues nunca! Esto es más serio de lo que te parece. Toma, coge las llaves del coche y vete. No pares. No mires atrás. Sólo así podrás salvarte.
- ¡Yo no me voy a ningún sitio que no sea mi casa!
- Cynthia…Ya no tienes casa…. Ni nombre… ni siquiera tienes pasado. Lo único que tienes es una obligación….No se si crees en el destino, pero en esta vida hay fuerzas que nos obligan a tomar decisiones difíciles, muy difíciles. Tienes que huir…Te quiero… Quería a tu madre y te quiero a ti. Habéis sido lo único que me ha salvado de toda esta locura. Siento haberte metido en esto…
Desde que Elisa se había ido, ninguna lágrima había surcado la cara de Jeremy, pero los ojos vidriosos delataban el duro momento que estaba viviendo. Miró fijamente a su hija, le dio un tierno beso en la frente y se bajó del coche.
- Vete. No quiero que mueras por mi culpa, hija. No te preocupes, si salgo vivode ésta te encontraré. Te lo prometo.
- Nunca me habías prometido nada –dijo Cynthia también entre sollozos-. Cúmplelo…
- …Te lo prometo…
La muchacha arrancó. Aunque no tenía edad para conducir, Cynthia le había cogido el coche a su padre y tenía la suficiente maña como para pasar desapercibida.
- Adiós, papá. Ten cuidado.
- Y tu, hija. Te quiero…
- …Yo también.
Con estas palabras resonando todavía dentro de su cabeza, la muchacha inició la marcha. Jeremy siguió el coche con la mirada hasta donde pudo y se sentó en una pequeña roca a esperar al causante de tanto dolor.
Continuará…
El Cristal de Jama Cap. 6 Otra Huida
El tiempo apremiaba. Aunque creía estar preparado para la llegada de este momento, la posibilidad de que los hombres de Hi Jong le encontraran había ido aparcándose en su mente y ahora le pillaba por sorpresa.
- ¿Qué ocurre papá?
- Te lo explicaré de camino. No hay tiempo. Sube a tu habitación y coge algo de ropa. Yo me encargo del resto.
- ¿Qué has hecho?
- No es lo que yo haya hecho, sino lo que nos pueden hacer a nosotros si nos cogen… ¡Vamos!
Esa frase fue el estímulo que necesitaba la incrédula hija de Jeremy para obedecer por fin a su padre. Mientras ella subía corriendo las escaleras, el guardián del Cristal bajó al sótano.
Allí, en un oscuro rincón estaba el baúl en el que descansaba la génesis de todo lo que se avecinaba. Jeremy se arrancó el colgante que sujetaba la llave del cofre y lo abrió. Una vez más, allí estaba la gema, esperando a ser trasladada en un intento por mantenerla a salvo de manos equivocadas. El antiguo alumno de Chow la cogió como ya hiciera hace años y la guardó bien en su regazo. Cuando subió del sótano, su hija bajaba las escaleras corriendo. El temor también se había apoderado de ella, pero era un temor distinto. Era el miedo a lo desconocido, que sin duda es más fuerte del que se siente cuando sabes a lo que te enfrentas.
- Ya está. He cogido un par de abrigos y tu cartera. Toma, las llaves del coche.
- No, no vamos en coche.
- ¿Cómo? ¡Pero si estamos en mitad del puto monte!
- Ya lo sé, y es nuestra mejor salida.
- ¿No me vas a explicar lo que está pasando, ¿Verdad?
- A su debido tiempo. Ahora ¡sígueme!
Jeremy se acercó hasta la puerta trasera de la casa, que pasaba totalmente desapercibida entre los matorrales que la rodeaban. Al abrirla echó un rápido vistazo alrededor. De repente se oyó un ruido en la entrada de la cocina, a lo que siguió el sonido de un cristal rompiéndose en mil pedazos en algún lugar del piso superior. La joven Cynthia se sobresaltó. Entonces se dio cuenta del peligro real.
Apenas una veintena de metros separaban la puerta trasera del inicio de un bosque que nadie conocía mejor que Jeremy y que se había convertido en su única vía de escape.
- Cuando yo te diga corre todo lo que puedas y no te separes de mí, ¿Entendido?
- Si.
- …Ahora…
Acto seguido, padre e hija se adentraban en el bosque sin que ningún ojo reparara en ellos. O al menos eso creyó Jeremy.
Durante más de una hora, la pareja de fugitivos de su propia casa corrió como alma que lleva el diablo a través de los árboles y arbustos sin evitar caidas y rasguños. Así llegaron hasta un arroyo que bajaba crecido por culpa de la mínima, pero incesante lluvia.
- Espera papá… Necesito un respiro –dijo Cynthia entre jadeos
Jeremy alzó la vista alrededor. De momento habían dado esquinazo a sus perseguidores. Todavía no se podía creer la suerte que había tenido de ver a aquel monje entre la lluvia.
- Está bien. Pararemos un par de minutos antes de seguir.
- ¿Seguir adonde? Llevamos más de una hora corriendo sin parar. ¿Qué es lo que está pasando?
- Vienen a por nosotros… bueno, vienen a por mí. A por algo que tengo guardado desde hace años.
- ¿El qué? ¿Quién? ¡¿Porqué?!
- Es muy largo de explicar. Ahora no tenemos tiempo. ¡Vamos!
La pareja volvió a comenzar su carrera siguiendo el cauce del arroyo. El agua que no dejaba de caer les impedía ver y el barro se acumulaba ya en sus pies dificultando su marcha, pero Jeremy parecía no cansarse. Mientras corría, su mente divagaba buscando la razón de tanta locura, intentando tejer un mapa de situación y adelantar acontecimientos. Los enemigos eran inflexibles. Eso ya quedó probado tiempo atrás. La única opción que le quedaba era seguir corriendo, escapar de nuevo hasta un lugar perdido y empezar una nueva vida. Pero esta vez tenía bajo su custodia a una adolescente, lo que era un problema añadido. Por un momento lamentó el haberse enamorado de Elisa y consumar su amor teniendo a Cynthia, pero una rápida mirada a su hija borró tales pensamientos de su cabeza.
Tenía que huir, llevar el Cristal lejos de las garras de Hi Jong. Tenía que volver a empezar… O no…
Media hora después, Jeremy se paró bruscamente en el lindero del bosque. Habían llegado a otro caserío.
- Aquí vive el cabrón de Aitor –dijo Cynthia
- ¿Sí? Pues nos va a hacer un favor. Sígueme.
Buscando las sombras, la pareja de fugitivos rodeó el edificio hasta llegar a un pequeño y rudimentario garaje. Allí descansaban dos coches.
- El de Aitor es el viejo, ¿verdad?
- Si.
Con una mirada previa alrededor, Jeremy se cubrió el brazo con unos trapos manchados de aceite y rompió el cristal de un coche de los años ochenta.
- ¿Pero que haces? –preguntó Cynthia con un tono de miedo en su voz
- ¿Tú que crees? Sube.
- Pero…
- Que subas.
La situación estaba cambiando la actitud de la muchacha. Quizá la tensión del momento le hiciera obedecer a su padre con mayor aplomo. Jeremy metió la cabeza debajo del volante y arrancó un puñado de cables. Aunque nunca antes lo hecho, sabía hacer un puente a un coche antiguo.
- ¿Sabes? Nunca creí que hiciera esto.
- Créeme, yo estoy más sorprendida que tú.
Después de unos chasquidos, el coche arrancó y Jeremy salió picando rueda del garaje justo cuando la puerta trasera se abría para que la luz iluminara la estancia. Allí, en el umbral, Aitor vio como el padre de la chica a la que se quería cepillar le robaba el coche.
Continuará…
- ¿Qué ocurre papá?
- Te lo explicaré de camino. No hay tiempo. Sube a tu habitación y coge algo de ropa. Yo me encargo del resto.
- ¿Qué has hecho?
- No es lo que yo haya hecho, sino lo que nos pueden hacer a nosotros si nos cogen… ¡Vamos!
Esa frase fue el estímulo que necesitaba la incrédula hija de Jeremy para obedecer por fin a su padre. Mientras ella subía corriendo las escaleras, el guardián del Cristal bajó al sótano.
Allí, en un oscuro rincón estaba el baúl en el que descansaba la génesis de todo lo que se avecinaba. Jeremy se arrancó el colgante que sujetaba la llave del cofre y lo abrió. Una vez más, allí estaba la gema, esperando a ser trasladada en un intento por mantenerla a salvo de manos equivocadas. El antiguo alumno de Chow la cogió como ya hiciera hace años y la guardó bien en su regazo. Cuando subió del sótano, su hija bajaba las escaleras corriendo. El temor también se había apoderado de ella, pero era un temor distinto. Era el miedo a lo desconocido, que sin duda es más fuerte del que se siente cuando sabes a lo que te enfrentas.
- Ya está. He cogido un par de abrigos y tu cartera. Toma, las llaves del coche.
- No, no vamos en coche.
- ¿Cómo? ¡Pero si estamos en mitad del puto monte!
- Ya lo sé, y es nuestra mejor salida.
- ¿No me vas a explicar lo que está pasando, ¿Verdad?
- A su debido tiempo. Ahora ¡sígueme!
Jeremy se acercó hasta la puerta trasera de la casa, que pasaba totalmente desapercibida entre los matorrales que la rodeaban. Al abrirla echó un rápido vistazo alrededor. De repente se oyó un ruido en la entrada de la cocina, a lo que siguió el sonido de un cristal rompiéndose en mil pedazos en algún lugar del piso superior. La joven Cynthia se sobresaltó. Entonces se dio cuenta del peligro real.
Apenas una veintena de metros separaban la puerta trasera del inicio de un bosque que nadie conocía mejor que Jeremy y que se había convertido en su única vía de escape.
- Cuando yo te diga corre todo lo que puedas y no te separes de mí, ¿Entendido?
- Si.
- …Ahora…
Acto seguido, padre e hija se adentraban en el bosque sin que ningún ojo reparara en ellos. O al menos eso creyó Jeremy.
Durante más de una hora, la pareja de fugitivos de su propia casa corrió como alma que lleva el diablo a través de los árboles y arbustos sin evitar caidas y rasguños. Así llegaron hasta un arroyo que bajaba crecido por culpa de la mínima, pero incesante lluvia.
- Espera papá… Necesito un respiro –dijo Cynthia entre jadeos
Jeremy alzó la vista alrededor. De momento habían dado esquinazo a sus perseguidores. Todavía no se podía creer la suerte que había tenido de ver a aquel monje entre la lluvia.
- Está bien. Pararemos un par de minutos antes de seguir.
- ¿Seguir adonde? Llevamos más de una hora corriendo sin parar. ¿Qué es lo que está pasando?
- Vienen a por nosotros… bueno, vienen a por mí. A por algo que tengo guardado desde hace años.
- ¿El qué? ¿Quién? ¡¿Porqué?!
- Es muy largo de explicar. Ahora no tenemos tiempo. ¡Vamos!
La pareja volvió a comenzar su carrera siguiendo el cauce del arroyo. El agua que no dejaba de caer les impedía ver y el barro se acumulaba ya en sus pies dificultando su marcha, pero Jeremy parecía no cansarse. Mientras corría, su mente divagaba buscando la razón de tanta locura, intentando tejer un mapa de situación y adelantar acontecimientos. Los enemigos eran inflexibles. Eso ya quedó probado tiempo atrás. La única opción que le quedaba era seguir corriendo, escapar de nuevo hasta un lugar perdido y empezar una nueva vida. Pero esta vez tenía bajo su custodia a una adolescente, lo que era un problema añadido. Por un momento lamentó el haberse enamorado de Elisa y consumar su amor teniendo a Cynthia, pero una rápida mirada a su hija borró tales pensamientos de su cabeza.
Tenía que huir, llevar el Cristal lejos de las garras de Hi Jong. Tenía que volver a empezar… O no…
Media hora después, Jeremy se paró bruscamente en el lindero del bosque. Habían llegado a otro caserío.
- Aquí vive el cabrón de Aitor –dijo Cynthia
- ¿Sí? Pues nos va a hacer un favor. Sígueme.
Buscando las sombras, la pareja de fugitivos rodeó el edificio hasta llegar a un pequeño y rudimentario garaje. Allí descansaban dos coches.
- El de Aitor es el viejo, ¿verdad?
- Si.
Con una mirada previa alrededor, Jeremy se cubrió el brazo con unos trapos manchados de aceite y rompió el cristal de un coche de los años ochenta.
- ¿Pero que haces? –preguntó Cynthia con un tono de miedo en su voz
- ¿Tú que crees? Sube.
- Pero…
- Que subas.
La situación estaba cambiando la actitud de la muchacha. Quizá la tensión del momento le hiciera obedecer a su padre con mayor aplomo. Jeremy metió la cabeza debajo del volante y arrancó un puñado de cables. Aunque nunca antes lo hecho, sabía hacer un puente a un coche antiguo.
- ¿Sabes? Nunca creí que hiciera esto.
- Créeme, yo estoy más sorprendida que tú.
Después de unos chasquidos, el coche arrancó y Jeremy salió picando rueda del garaje justo cuando la puerta trasera se abría para que la luz iluminara la estancia. Allí, en el umbral, Aitor vio como el padre de la chica a la que se quería cepillar le robaba el coche.
Continuará…
miércoles, 29 de octubre de 2008
El Cristal de Jama .Cap. 5 Cynthia
- ¿Dónde se supone que vas a estas horas?
- Ya te lo he dicho esta mañana. He quedado con Aitor.
- Y yo te he dicho que no podías ir. No me gusta ese chico. No me gusta nada.
- No es a ti a quien le tiene que gustar… es a mí. ¿Entiendes?
- Soy tu padre y te digo que te vas a quedar en casa
- Vamos hombre…tengo 17 años. ¡Ya no soy una cría! Puedo hacer lo que quiera.
- Todavía vives en mi casa. Y aquí mando yo. Vuelve a tu habitación y prepárate para cenar.
- ¡No!
Acto seguido, la joven Cynthia daba un portazo tras de sí. Después de tantos años, Jeremy, sin saber muy bien cómo, había perdido el control sobre su hija.
Llevaba ya 21 años viviendo en un caserío del País Vasco, apartado del resto del mundo y sobreviviendo a las tortuosidades de una vida sin Elisa.
Elisa…
Apenas lograba ya recordar aquel rostro frágil, aquel rostro que le enamoró hacía tantos años, aquel rostro que tantas veces antes había visto reflejado en su propia hija. Elisa ya era parte de la historia de Jeremy. Una de las mejores partes, a su entender. Recién llegado a aquella tierra desconocida para él, la conoció en un café. Al momento quedó prendado de ella, y aunque le costó varias semanas, la consiguió. Dos años después, una jovencísima Cynthia retozaba entre las sábanas de sus padres. Tres años después, la misma muchacha, algo más crecidita, asistía al funeral de su progenitora.
Desde entonces, Jeremy, que en aquel lugar era conocido como John, estaba solo con su hija, y criar a una adolescente es de todo menos fácil. Además, al recordar las viejas historias, un peso caía sobre sus hombros, y tan sólo la meditación y sus ejercicios conseguían mantener a flote su personalidad.
Además estaba el Cristal. Todos los días, cuando nadie le observaba, bajaba al sótano del caserío, donde, escondido entre los aperos de labranza centenarios, se encontraba un baúl cerrado a cal y canto. Tan sólo una llave abría la cerradura y ésta colgaba del cuello de Jeremy desde hace tanto tiempo que era una parte más de su cuerpo.
Nunca le había contado a nadie su secreto, ni siquiera a su mujer o a su hija. No podía poner al Cristal en peligro.
A pesar de ello, el tiempo pasaba inexpugnable y la profecía del difunto Chow no se cumplía. Nadie reclamaba la propiedad de la gema. Nadie parecía ser el elegido.
Ante tal perspectiva, Jeremy llevaba un tiempo planteándose qué pasaría cuando el no pudiera custodiarla. El Cristal desaparecería en el olvido para siempre. Alguien debería seguir guardándolo a la espera de la llegada de su legítimo dueño, pero ¿quién?
En su círculo íntimo sólo estaba Cynthia, y la responsabilidad no era su fuerte.
Así, sumido en tales pensamientos, Jeremy se acostó una noche más en su fría y solitaria cama…
A las cinco y cuarto, un ruido abajo, en la cocina, despertó al custodio de la joya del sueño ligero que le acompañaba desde hacía más de un lustro, y como ocurría siempre en estos casos, la tensión se apoderó de su cuerpo. Sin que sus pasos sonaran más que el aleteo de una mariposa, Jeremy bajó las escaleras, prestando atención a las sombras y a los ruidos que llegaban de abajo. La luz de la cocina estaba encendida. Con un rápido movimiento, se apostó en el umbral y allí, sentada comiendo un poco de jamón, se encontró a su hija.
- ¡Joder papá, qué susto me has dado! –gritó la muchacha.
- ¿Susto? El que me has dado tú a mí. ¿Te parece normal llegar a estas horas?
- ¿Es que vamos a discutir otra vez?
- … Lo siento hija. A veces me olvido de que has crecido… ¿Lo… ¿Lo has pasado bien? –preguntó Jeremy en un intento por parecerse a los padres de las películas que pilló por sorpresa a Cynthia.
- Pues vaya… Podía haber sido mejor… Tenías razón con Aitor, es un capullo –respondió la hija con una mueca.
- No te preocupes, algún día llegará alguien mejor. ¿Qué comes? ¿Quieres que te haga una tortilla?
- Papá, por favor…
- Está bien, está bien, lo siento. Yo me voy a hacer una, tengo hambre. ¿Te importa que te acompañe?
- ...
No es que fuera un cocinero impresionante, pero ver cada día todos y cada uno de los programas de cocina le habían dado una base culinaria que para sí la querrían muchas abuelas. Se acercó al frigorífico y lo abrió. Entonces reparó en la ventana.
- Vaya, está lloviendo.
- Sí, ha empezado hace un rato. Pero no es nada.
Un relámpago iluminó entonces el cielo y lo que vió Jeremy le dejó helado. Allí, apostado a un centenar de metros de la casa había un hombre. Un monje. La túnica de color negro con ribetes rojos era demasiado conocida para él como para no saber que estaba ocurriendo.
- Me han encontrado…
- ¿Qué?
- Sube arriba y coge únicamente lo necesario. Nos vamos.
- ¿Nos vamos? ¿Adónde?
- ¡¡No preguntes y hazlo!!
El momento que tanto había temido Jeremy desde que conoció a la madre de Cynthia había llegado.
Continuará…
- Ya te lo he dicho esta mañana. He quedado con Aitor.
- Y yo te he dicho que no podías ir. No me gusta ese chico. No me gusta nada.
- No es a ti a quien le tiene que gustar… es a mí. ¿Entiendes?
- Soy tu padre y te digo que te vas a quedar en casa
- Vamos hombre…tengo 17 años. ¡Ya no soy una cría! Puedo hacer lo que quiera.
- Todavía vives en mi casa. Y aquí mando yo. Vuelve a tu habitación y prepárate para cenar.
- ¡No!
Acto seguido, la joven Cynthia daba un portazo tras de sí. Después de tantos años, Jeremy, sin saber muy bien cómo, había perdido el control sobre su hija.
Llevaba ya 21 años viviendo en un caserío del País Vasco, apartado del resto del mundo y sobreviviendo a las tortuosidades de una vida sin Elisa.
Elisa…
Apenas lograba ya recordar aquel rostro frágil, aquel rostro que le enamoró hacía tantos años, aquel rostro que tantas veces antes había visto reflejado en su propia hija. Elisa ya era parte de la historia de Jeremy. Una de las mejores partes, a su entender. Recién llegado a aquella tierra desconocida para él, la conoció en un café. Al momento quedó prendado de ella, y aunque le costó varias semanas, la consiguió. Dos años después, una jovencísima Cynthia retozaba entre las sábanas de sus padres. Tres años después, la misma muchacha, algo más crecidita, asistía al funeral de su progenitora.
Desde entonces, Jeremy, que en aquel lugar era conocido como John, estaba solo con su hija, y criar a una adolescente es de todo menos fácil. Además, al recordar las viejas historias, un peso caía sobre sus hombros, y tan sólo la meditación y sus ejercicios conseguían mantener a flote su personalidad.
Además estaba el Cristal. Todos los días, cuando nadie le observaba, bajaba al sótano del caserío, donde, escondido entre los aperos de labranza centenarios, se encontraba un baúl cerrado a cal y canto. Tan sólo una llave abría la cerradura y ésta colgaba del cuello de Jeremy desde hace tanto tiempo que era una parte más de su cuerpo.
Nunca le había contado a nadie su secreto, ni siquiera a su mujer o a su hija. No podía poner al Cristal en peligro.
A pesar de ello, el tiempo pasaba inexpugnable y la profecía del difunto Chow no se cumplía. Nadie reclamaba la propiedad de la gema. Nadie parecía ser el elegido.
Ante tal perspectiva, Jeremy llevaba un tiempo planteándose qué pasaría cuando el no pudiera custodiarla. El Cristal desaparecería en el olvido para siempre. Alguien debería seguir guardándolo a la espera de la llegada de su legítimo dueño, pero ¿quién?
En su círculo íntimo sólo estaba Cynthia, y la responsabilidad no era su fuerte.
Así, sumido en tales pensamientos, Jeremy se acostó una noche más en su fría y solitaria cama…
A las cinco y cuarto, un ruido abajo, en la cocina, despertó al custodio de la joya del sueño ligero que le acompañaba desde hacía más de un lustro, y como ocurría siempre en estos casos, la tensión se apoderó de su cuerpo. Sin que sus pasos sonaran más que el aleteo de una mariposa, Jeremy bajó las escaleras, prestando atención a las sombras y a los ruidos que llegaban de abajo. La luz de la cocina estaba encendida. Con un rápido movimiento, se apostó en el umbral y allí, sentada comiendo un poco de jamón, se encontró a su hija.
- ¡Joder papá, qué susto me has dado! –gritó la muchacha.
- ¿Susto? El que me has dado tú a mí. ¿Te parece normal llegar a estas horas?
- ¿Es que vamos a discutir otra vez?
- … Lo siento hija. A veces me olvido de que has crecido… ¿Lo… ¿Lo has pasado bien? –preguntó Jeremy en un intento por parecerse a los padres de las películas que pilló por sorpresa a Cynthia.
- Pues vaya… Podía haber sido mejor… Tenías razón con Aitor, es un capullo –respondió la hija con una mueca.
- No te preocupes, algún día llegará alguien mejor. ¿Qué comes? ¿Quieres que te haga una tortilla?
- Papá, por favor…
- Está bien, está bien, lo siento. Yo me voy a hacer una, tengo hambre. ¿Te importa que te acompañe?
- ...
No es que fuera un cocinero impresionante, pero ver cada día todos y cada uno de los programas de cocina le habían dado una base culinaria que para sí la querrían muchas abuelas. Se acercó al frigorífico y lo abrió. Entonces reparó en la ventana.
- Vaya, está lloviendo.
- Sí, ha empezado hace un rato. Pero no es nada.
Un relámpago iluminó entonces el cielo y lo que vió Jeremy le dejó helado. Allí, apostado a un centenar de metros de la casa había un hombre. Un monje. La túnica de color negro con ribetes rojos era demasiado conocida para él como para no saber que estaba ocurriendo.
- Me han encontrado…
- ¿Qué?
- Sube arriba y coge únicamente lo necesario. Nos vamos.
- ¿Nos vamos? ¿Adónde?
- ¡¡No preguntes y hazlo!!
El momento que tanto había temido Jeremy desde que conoció a la madre de Cynthia había llegado.
Continuará…
jueves, 9 de octubre de 2008
Puede....
Y sólo estaba llorando. Ahora ya se ha secado el suelo. También estaba jugando, mientras lloraba. Puede que hayas pensado que perdía. Pienso que estaba ganando. Y estaba ganando. Si ganaste, ganamos; si no, sólo gané.....
El tipo casposo de delante me está cayendo muy mal. Un hijodeputa que no sabe comprar más que un par de caldos y un pan, y dar por el culo. Mira y remira la cuenta, cabrón. ¿Pensará que le han timado? Me cago en su puta madre. Se va. Me estaba cargando su chepa cargada de caspa. La nausée. Me estaba cogiendo. Se va. Ya se me está pasando. De reojo capto al puto saco de patatas cabreado que paga en la caja de al lado. ¡Hija de puta! Sonrío esquinadamente mientras intento imaginar al pobre tipo que aguanta a tamaña bruja. También se va. ¡Uf! Creía que no lo aguantaba.
Salgo. Con miedo de que pite el chiflo antiladrones. Les pegan chismes a los productos por si te piras sin pagar. No chifla. Ahora ya no hay pobres a la puerta del super. ¿Les habrán liquidado a todos? O, ¿habrán fenecido de muerte natural? Les daba algún euro que otro. ¡Eso que me ahorro!
Cincuenta metros y el semáforo. Espero. Reparto el peso de las bolsas. Otro saco de patatas. Femenino. Otro. Masculino. ¿Les han soltado a todos a la vez? Una nena muy mona. Un poco de pinta de puta. Un negro. Un moro. Una señora con velo arrastrando un carrito con un nene muy mono. Morito. Le deseo suerte. Al nene. Hago votos para que un rayo parta a los sacos de patatas. No hay rayo. Se abre el semáforo. Adelante.
La Chica está en casa. Duerme. Aprovecha la paz del hogar. Luego se despertará. Y la veré. Y pasará el día. Uno de los mejores de mi vida. Marchará. Y esperaré a que vuelva. Volverá. Puede que llegue un día en que no vuelva. Ese día pensaré si hago falta por aquí. Gané. Puede que pensaras que pensé que perdía. Y creo que gané aunque entonces no lo pensara.
El tipo casposo de delante me está cayendo muy mal. Un hijodeputa que no sabe comprar más que un par de caldos y un pan, y dar por el culo. Mira y remira la cuenta, cabrón. ¿Pensará que le han timado? Me cago en su puta madre. Se va. Me estaba cargando su chepa cargada de caspa. La nausée. Me estaba cogiendo. Se va. Ya se me está pasando. De reojo capto al puto saco de patatas cabreado que paga en la caja de al lado. ¡Hija de puta! Sonrío esquinadamente mientras intento imaginar al pobre tipo que aguanta a tamaña bruja. También se va. ¡Uf! Creía que no lo aguantaba.
Salgo. Con miedo de que pite el chiflo antiladrones. Les pegan chismes a los productos por si te piras sin pagar. No chifla. Ahora ya no hay pobres a la puerta del super. ¿Les habrán liquidado a todos? O, ¿habrán fenecido de muerte natural? Les daba algún euro que otro. ¡Eso que me ahorro!
Cincuenta metros y el semáforo. Espero. Reparto el peso de las bolsas. Otro saco de patatas. Femenino. Otro. Masculino. ¿Les han soltado a todos a la vez? Una nena muy mona. Un poco de pinta de puta. Un negro. Un moro. Una señora con velo arrastrando un carrito con un nene muy mono. Morito. Le deseo suerte. Al nene. Hago votos para que un rayo parta a los sacos de patatas. No hay rayo. Se abre el semáforo. Adelante.
La Chica está en casa. Duerme. Aprovecha la paz del hogar. Luego se despertará. Y la veré. Y pasará el día. Uno de los mejores de mi vida. Marchará. Y esperaré a que vuelva. Volverá. Puede que llegue un día en que no vuelva. Ese día pensaré si hago falta por aquí. Gané. Puede que pensaras que pensé que perdía. Y creo que gané aunque entonces no lo pensara.
viernes, 22 de agosto de 2008
Equivocación
Es tan fácil equivocarse,
pasar del todo a la nada,
del amor a la soledad,
de la vida a la muerte…
Parece que todos los caminos
fueron trazados para perderse,
que el libre albedrío
se nos concedió para poder errar,
que todos los hombres
aprendieron a andar para caerse.
Una sola vez me equivoqué
y perdí el paraíso de tu belleza.
Desde entonces, tal vez por coherencia,
me he equivocado ya siempre.
pasar del todo a la nada,
del amor a la soledad,
de la vida a la muerte…
Parece que todos los caminos
fueron trazados para perderse,
que el libre albedrío
se nos concedió para poder errar,
que todos los hombres
aprendieron a andar para caerse.
Una sola vez me equivoqué
y perdí el paraíso de tu belleza.
Desde entonces, tal vez por coherencia,
me he equivocado ya siempre.
jueves, 21 de agosto de 2008
Profundas Lagunas
Cuando me pongo a recordar
de las noches de litros vividas,
siempre que logro observar
entre lagunas sin medidas,
a un ser consigo contemplar
con similitudes físicas más que parecidas,
mas comportamiento hace avergonzar
al ver sus idas y venidas
sin pararse de tambalear.
¿Quién eres tú que a nadie intimidas?
culpa de la luna que no me hace controlar
los agasajos de las fiestas extrovertidas
y cuyo ser prefiero olvidar,
con el fin de las memorias aborrecidas
sin entrometidos que puedan declamar
las historias malavenidas
de ese individuo del que quiero renegar.
de las noches de litros vividas,
siempre que logro observar
entre lagunas sin medidas,
a un ser consigo contemplar
con similitudes físicas más que parecidas,
mas comportamiento hace avergonzar
al ver sus idas y venidas
sin pararse de tambalear.
¿Quién eres tú que a nadie intimidas?
culpa de la luna que no me hace controlar
los agasajos de las fiestas extrovertidas
y cuyo ser prefiero olvidar,
con el fin de las memorias aborrecidas
sin entrometidos que puedan declamar
las historias malavenidas
de ese individuo del que quiero renegar.
Se la dedico al Jorgy por su afán fabulillero poético y el cual me ha inspirado esta poesía. Espero que os guste.
Escrito y dedicado por Jaimelón y su Burbujón
Reflexión (II)
El extraño del espejo
me mira con insolencia,
Tan parecido a mi,
se pregunta, quien seré yo.
me mira con insolencia,
Tan parecido a mi,
se pregunta, quien seré yo.
miércoles, 20 de agosto de 2008
Yo Yazco. Capítulo II. El Bosque del Loco.
"El primer capítulo de esta saga lo puedes encontrar en http://www.the-naas.spaces.live.com/. dale un vistacillo si te quieres enterar del rollo"
Hoy es el día del señor. Yo soy la rebanada número dos, la más madrugadora. Es de esos días que decides disfrutarlo. Te despiertan los cánticos de los orkiplateriscos y el colchón es una mezcla de hierba fresca y margatrislas. El sol empieza a escupir vida y un aroma libertino recorre el bosque. No soy de esos que contemplan los amaneceres. Simplemente miro al cielo mientras vacío mi interior de líquido.
Es un pequeño bosquecillo pero frondoso, donde decidimos matar el sueño. La mayoría de los árboles son panotecos, yo nunca había oído hablar de ellos hasta que lo comentó el Javo.
- Mirad, un quebos de panotecos. Ideal para pasar la cheno.
Según él, estos árboles eran idóneos para dormir, ya que se dan en suelos secos pero con abundancia de minerales utrícsenos. Por lo que estas condiciones hacían crecer abundante hierba y margatrislas, que son flores idénticas a las margaritas pero que han desarrollado la sabiduría del amor para su supervivencia. Como dijo - Con sólo arrancar uno de sus pétalos blancos te dice si tu amor te quiere o no te quiere. Las podéis distinguir porque en la roseta amarilla se divisa una forma en corazón rojo.
- ¿Y cómo te dicen si te quieren o no?- Preguntó Giorgi, mientras observaba las flores.
- Hablando, como quieres te lo digan. –Respondió.
- Ahh!!
- Pero si una puta planta herbácea no puede hablar joder!!! - Les comento. - Además aunque sólo las quites un pétalo, ya la has arrancado del suelo y morirá.
- Si claro.- Dijo Javo.- Pero debes tener en cuenta las raíces supratéticas que desarrolla después del desmembramiento.
- Ahh!!:
- Pero, pero... si eso es imposible. Es antinatural, ¿cómo desarrollan las raíces esas? - Le pregunté.
- Ahí es donde entran los orkiplateriscos. Son pájaros que sólo hacen sus nidos en los panotecos y se alimentan de pétalos de margatrislas. Aquí empieza la simbiosis. Comen dos o tres pétalos por flor y mientras llenan sus estómagos, las flores elevan desde la colorida roseta sus trompas falopianas hacia los genitales de los pájaros, y se alimentan de sus ladillas. Además estas trompas sirven de aparato reproductor.
- Ahh!
- Pero se reproducirán por el polen ese. - Dije.
- No! Por polvos, como tú y yo.
- Ahh! Quiero saber más. - Dijo Giorgi. - ¿Se pueden fumar las marga…éstas?
- Sólo es fumable las trompas falopianas. - Comentó Javo.- Pero debes ser un buen cirujano para poder extraerlas.
Javo, que es la primera rebanada, siguió hablando. Siempre tiene algo interesante que contar, pero es difícil seguir sus explicaciones llenas de palabras de esas, “palabras profesionales”.
- Bueno hablando de fumar. Las hojas de los panotecos tienen efectos similares al vino tinto. - Explicó.
Luego contó que los panotecos tienen hojas carentes, que son como las perennes pero en invierno caen todas al suelo. Ese es el momento ideal para fumarlas.
- Ojalá fuera invierno. Dijo Giorgi, el jamón de york.
El anteriormente conocido como el jodido mental de mi izquierda, comentó que las hojas de los árboles son abrigos invertidos, y los trocaceos caducos se despojan de las hojas y muestran su desnudez a la madre naturaleza, a así desnudos, se produce la mayor orgía natural del universo. Pero que ningún humano a podido verla o recordarla, porque todo el mundo sabe que la resina seminal del panoteco, entra por las fosas nasales, los pabellones auditivos y los esfínteres provocando la inversión de los polos del corazón. Produciendo una regresión en el aparato circulatorio. Entonces las aurículas se creen ventrílocuas e intentan la emisión de un sonido que revienta las dos cavidades inferiores del corazón, quedando la persona en un schok profundo y perdiendo la sensibilidad en las piernas.
Arranqué una margatrisla y la seccioné un pétalo.
- No te kieruuuu…. Se oyó.
- Corcho lis. Miré al Javo y noté que ocultaba algo. - Has sido tú.
Arranqué un pétalo de otra flor mientras observaba al Javo. Silencio.
- Será muda. Dijo Giorgi.
La idea que tenia el Javo para dormir se basaba en el calor humano. Yo no soy partidario del contacto carnal con los miembros masculinos de mi especie, pero mi compañero apeló a la supervivencia del grupo. La verdad, aunque asusta, es que había demostrado tener razón en todas sus ideas, y además, ésta en concreto era la menos absurda de todas las que había tenido hasta el momento.
En principio y por sorteo, yo debía ser el jamón de york, pero renuncié a tal puesto a favor de Giogi que parecía el que más frió tenía del trío. En verdad cedí mi puesto, ya que no me hacía mucha gracia dormir pegado entre dos hombres que no conocían la libertad desde hace unos cuantos años, y no olvidar el hecho de que estaban encerrados en un manicomio, y ninguno de los dos había demostrado ningún mérito para hacerme creer que su privación de libertad, fue un fallo de la justicia estatal.
Como iba relatando, hoy es el día del señor. Soy la rebanada numero dos y estoy perdido en un bosque con los árboles más extraños que he conocido nunca y con los dos tíos más tocacojones que te puedes encontrar en la faz de la tierra.
Los tocacojones por excelencia no se atacan entre ellos, sino que unen sus fuerzas, hasta llegar a un nivel desquiciador de hijoputismo.
- El primero que se levante debe preparar el desayuno. Me dice el Javo, sin abrir los ojos.
- Vas listo. contesté.
- El primero que se levanta debe preparar el desayuno. Dice Giorgi.
- Pero que par de hi…
- Dos votos a favor, tú preparas el desayuno. - Dijo Javo cortándome la frase. Es imposible discutir con tales personajes.
- ¿Y qué cojones vamos a comer en este jodido lugar? - Pregunté indignado.
- Para mí un poco de jabalí y leche de cabra. Contesta Javo.
- Yo, un puro habano. Murmuró Giorgi.
Di media vuelta. Caminando indignado mascullaba insultos hacia la pareja acurrucada a la vera de un panoteco. ¡Qué panotecos ni hostias! Estos son robles de toda la vida.
Mientras ando, discuto conmigo mismo la posibilidad de marcharme sólo y dejar atrás a estos dos indeseables. La frase “mejor sólo que mal acompañado” adquiere un significado cúbicamente superior a cualquiera conocido hasta entonces. Pero un algo… alguna cosa, una estúpida sensación desconocida me ata a mis compañeros de huida. Y no me refiero ha que me esté volviendo marica.
Siempre he sido una persona solitaria, sin familia, ni amigüitos… no he tenido grandes fiestas de cumpleaños, jugaba al fútbol con piedras y los reyes magos sólo han sido una posibilidad de empleo basura para la navidad.
Como miembro único de mi unidad familiar individual, me encanta la navidad. No creáis que envidio reuniones familiares llenas de esa felicidad, ese calor humano que fluye por los centros comerciales, esos caprichitos innecesarios imprescindibles en tales fechas. En navidad el egoísmo es tal que la gente se vuelve amable para sentirse bien. Bueno, yo no recuerdo a nadie que me haya sido amable. Ordiga, tanto hablar conmigo mismo, y me pierdo estando perdido en un bosque… Arrea!!! ¿Y el bosque?
Doy media vuelta y veo los árboles a unos cien metros. Pero mi vista se desvía hacia donde nace el sol, para observar a lo lejos una especie de cobertizo. Tras una corta caminata, llego a un recinto vallado. En su interior hay un aprisco. Huele fatal. Me recuerda al sanatorio, cuando “el demente fecal” reventó no se como la fosa séptica esa, donde va toda la mierda. Seguro que el Javo tuvo algo que ver.
Me acerco lentamente a la construcción de madera y quiño un ojo para mirar por una pequeña rendija que hay entre los tablones. Huele a oveja. Pero no hay ovejas. Sólo queda su olor.
La siempre madrugadora luz del sol se filtra por las paredes imperfectas del aprisco, creando en su interior una iluminación prácticamente religiosa. Sigo lentamente los rayos de luz con mi ojo. Ostia! Pierdo el equilibrio y caigo de culo. Dentro hay algo. Una especie de oveja negra humana.
La mano me tiembla y el estomago intenta hablar. Debe ser el miedo, ¿o es el hambre?
Miraré con mi otro ojo no ciego. A ver si me dice lo mismo. Es increíble, la luz lo ilumina, pero la cosa está en la sombra. Antinaturalmente los rayos de sol se curvan para mostrarme su figura. Sin duda es un Hombre-Oveja.
- Eh! Psss! Pero no responde.
- Eh! Tú! Cosa! ¿me oyes? – grito. Sigue sin responder.
Busco una puerta de entrada. Ondia! Ninguna de las paredes tiene entrada. – Que raro. Cojo un palo e intento tocar a la cosa por entre los maderos. No he oído nada igual. El posible hombre-oveja se ha cagado en todo lo cagable, muy por encima de Dios. Sus gritos son bastante graves. Paso de quedarme a escucharlo. He debido correr los 100m pradera en un tiempo record. Me introduciré en el bosque en busca de Giorgio y Javo.
Hoy es el día del señor. Yo soy la rebanada número dos, la más madrugadora. Es de esos días que decides disfrutarlo. Te despiertan los cánticos de los orkiplateriscos y el colchón es una mezcla de hierba fresca y margatrislas. El sol empieza a escupir vida y un aroma libertino recorre el bosque. No soy de esos que contemplan los amaneceres. Simplemente miro al cielo mientras vacío mi interior de líquido.
Es un pequeño bosquecillo pero frondoso, donde decidimos matar el sueño. La mayoría de los árboles son panotecos, yo nunca había oído hablar de ellos hasta que lo comentó el Javo.
- Mirad, un quebos de panotecos. Ideal para pasar la cheno.
Según él, estos árboles eran idóneos para dormir, ya que se dan en suelos secos pero con abundancia de minerales utrícsenos. Por lo que estas condiciones hacían crecer abundante hierba y margatrislas, que son flores idénticas a las margaritas pero que han desarrollado la sabiduría del amor para su supervivencia. Como dijo - Con sólo arrancar uno de sus pétalos blancos te dice si tu amor te quiere o no te quiere. Las podéis distinguir porque en la roseta amarilla se divisa una forma en corazón rojo.
- ¿Y cómo te dicen si te quieren o no?- Preguntó Giorgi, mientras observaba las flores.
- Hablando, como quieres te lo digan. –Respondió.
- Ahh!!
- Pero si una puta planta herbácea no puede hablar joder!!! - Les comento. - Además aunque sólo las quites un pétalo, ya la has arrancado del suelo y morirá.
- Si claro.- Dijo Javo.- Pero debes tener en cuenta las raíces supratéticas que desarrolla después del desmembramiento.
- Ahh!!:
- Pero, pero... si eso es imposible. Es antinatural, ¿cómo desarrollan las raíces esas? - Le pregunté.
- Ahí es donde entran los orkiplateriscos. Son pájaros que sólo hacen sus nidos en los panotecos y se alimentan de pétalos de margatrislas. Aquí empieza la simbiosis. Comen dos o tres pétalos por flor y mientras llenan sus estómagos, las flores elevan desde la colorida roseta sus trompas falopianas hacia los genitales de los pájaros, y se alimentan de sus ladillas. Además estas trompas sirven de aparato reproductor.
- Ahh!
- Pero se reproducirán por el polen ese. - Dije.
- No! Por polvos, como tú y yo.
- Ahh! Quiero saber más. - Dijo Giorgi. - ¿Se pueden fumar las marga…éstas?
- Sólo es fumable las trompas falopianas. - Comentó Javo.- Pero debes ser un buen cirujano para poder extraerlas.
Javo, que es la primera rebanada, siguió hablando. Siempre tiene algo interesante que contar, pero es difícil seguir sus explicaciones llenas de palabras de esas, “palabras profesionales”.
- Bueno hablando de fumar. Las hojas de los panotecos tienen efectos similares al vino tinto. - Explicó.
Luego contó que los panotecos tienen hojas carentes, que son como las perennes pero en invierno caen todas al suelo. Ese es el momento ideal para fumarlas.
- Ojalá fuera invierno. Dijo Giorgi, el jamón de york.
El anteriormente conocido como el jodido mental de mi izquierda, comentó que las hojas de los árboles son abrigos invertidos, y los trocaceos caducos se despojan de las hojas y muestran su desnudez a la madre naturaleza, a así desnudos, se produce la mayor orgía natural del universo. Pero que ningún humano a podido verla o recordarla, porque todo el mundo sabe que la resina seminal del panoteco, entra por las fosas nasales, los pabellones auditivos y los esfínteres provocando la inversión de los polos del corazón. Produciendo una regresión en el aparato circulatorio. Entonces las aurículas se creen ventrílocuas e intentan la emisión de un sonido que revienta las dos cavidades inferiores del corazón, quedando la persona en un schok profundo y perdiendo la sensibilidad en las piernas.
Arranqué una margatrisla y la seccioné un pétalo.
- No te kieruuuu…. Se oyó.
- Corcho lis. Miré al Javo y noté que ocultaba algo. - Has sido tú.
Arranqué un pétalo de otra flor mientras observaba al Javo. Silencio.
- Será muda. Dijo Giorgi.
La idea que tenia el Javo para dormir se basaba en el calor humano. Yo no soy partidario del contacto carnal con los miembros masculinos de mi especie, pero mi compañero apeló a la supervivencia del grupo. La verdad, aunque asusta, es que había demostrado tener razón en todas sus ideas, y además, ésta en concreto era la menos absurda de todas las que había tenido hasta el momento.
En principio y por sorteo, yo debía ser el jamón de york, pero renuncié a tal puesto a favor de Giogi que parecía el que más frió tenía del trío. En verdad cedí mi puesto, ya que no me hacía mucha gracia dormir pegado entre dos hombres que no conocían la libertad desde hace unos cuantos años, y no olvidar el hecho de que estaban encerrados en un manicomio, y ninguno de los dos había demostrado ningún mérito para hacerme creer que su privación de libertad, fue un fallo de la justicia estatal.
Como iba relatando, hoy es el día del señor. Soy la rebanada numero dos y estoy perdido en un bosque con los árboles más extraños que he conocido nunca y con los dos tíos más tocacojones que te puedes encontrar en la faz de la tierra.
Los tocacojones por excelencia no se atacan entre ellos, sino que unen sus fuerzas, hasta llegar a un nivel desquiciador de hijoputismo.
- El primero que se levante debe preparar el desayuno. Me dice el Javo, sin abrir los ojos.
- Vas listo. contesté.
- El primero que se levanta debe preparar el desayuno. Dice Giorgi.
- Pero que par de hi…
- Dos votos a favor, tú preparas el desayuno. - Dijo Javo cortándome la frase. Es imposible discutir con tales personajes.
- ¿Y qué cojones vamos a comer en este jodido lugar? - Pregunté indignado.
- Para mí un poco de jabalí y leche de cabra. Contesta Javo.
- Yo, un puro habano. Murmuró Giorgi.
Di media vuelta. Caminando indignado mascullaba insultos hacia la pareja acurrucada a la vera de un panoteco. ¡Qué panotecos ni hostias! Estos son robles de toda la vida.
Mientras ando, discuto conmigo mismo la posibilidad de marcharme sólo y dejar atrás a estos dos indeseables. La frase “mejor sólo que mal acompañado” adquiere un significado cúbicamente superior a cualquiera conocido hasta entonces. Pero un algo… alguna cosa, una estúpida sensación desconocida me ata a mis compañeros de huida. Y no me refiero ha que me esté volviendo marica.
Siempre he sido una persona solitaria, sin familia, ni amigüitos… no he tenido grandes fiestas de cumpleaños, jugaba al fútbol con piedras y los reyes magos sólo han sido una posibilidad de empleo basura para la navidad.
Como miembro único de mi unidad familiar individual, me encanta la navidad. No creáis que envidio reuniones familiares llenas de esa felicidad, ese calor humano que fluye por los centros comerciales, esos caprichitos innecesarios imprescindibles en tales fechas. En navidad el egoísmo es tal que la gente se vuelve amable para sentirse bien. Bueno, yo no recuerdo a nadie que me haya sido amable. Ordiga, tanto hablar conmigo mismo, y me pierdo estando perdido en un bosque… Arrea!!! ¿Y el bosque?
Doy media vuelta y veo los árboles a unos cien metros. Pero mi vista se desvía hacia donde nace el sol, para observar a lo lejos una especie de cobertizo. Tras una corta caminata, llego a un recinto vallado. En su interior hay un aprisco. Huele fatal. Me recuerda al sanatorio, cuando “el demente fecal” reventó no se como la fosa séptica esa, donde va toda la mierda. Seguro que el Javo tuvo algo que ver.
Me acerco lentamente a la construcción de madera y quiño un ojo para mirar por una pequeña rendija que hay entre los tablones. Huele a oveja. Pero no hay ovejas. Sólo queda su olor.
La siempre madrugadora luz del sol se filtra por las paredes imperfectas del aprisco, creando en su interior una iluminación prácticamente religiosa. Sigo lentamente los rayos de luz con mi ojo. Ostia! Pierdo el equilibrio y caigo de culo. Dentro hay algo. Una especie de oveja negra humana.
La mano me tiembla y el estomago intenta hablar. Debe ser el miedo, ¿o es el hambre?
Miraré con mi otro ojo no ciego. A ver si me dice lo mismo. Es increíble, la luz lo ilumina, pero la cosa está en la sombra. Antinaturalmente los rayos de sol se curvan para mostrarme su figura. Sin duda es un Hombre-Oveja.
- Eh! Psss! Pero no responde.
- Eh! Tú! Cosa! ¿me oyes? – grito. Sigue sin responder.
Busco una puerta de entrada. Ondia! Ninguna de las paredes tiene entrada. – Que raro. Cojo un palo e intento tocar a la cosa por entre los maderos. No he oído nada igual. El posible hombre-oveja se ha cagado en todo lo cagable, muy por encima de Dios. Sus gritos son bastante graves. Paso de quedarme a escucharlo. He debido correr los 100m pradera en un tiempo record. Me introduciré en el bosque en busca de Giorgio y Javo.
Continuará?
Ediciones MukaMaluga. By KoKe.
Reflexión
De los besos robados en la noche,
Quedan huellas, en la foto, de carmín,
Besos inocentes de enamorado...
¿O es un rastro de sangre derramada
Inútilmente en un abrazo mortal?
Quedan huellas, en la foto, de carmín,
Besos inocentes de enamorado...
¿O es un rastro de sangre derramada
Inútilmente en un abrazo mortal?
martes, 19 de agosto de 2008
La Gran Quedada
- Ya era hora. Llevamos aquí plantados más de veinte minutos.
- Joder, perdona, estaba… atando algunos cabos. ¿Estamos listos?
- Si.
- Bien. La de hoy será una noche histórica. ¿Habéis traído todo?
- Creo que sí
- De acuerdo, vamos.
La luz de las farolas guiaba el camino de Aitor, Manu y Desi, tres amigos de la infancia que aún permanecían unidos mientras el resto de la pandilla buscaba una vida mejor lejos de aquella vetusta ciudad. Era una noche fría y solitaria. Apenas un gato y algún cuervo se cruzaron en el camino de los todavía jóvenes hombres. Los tres sabían perfectamente a dónde se dirigían. Una pequeña nave industrial abandonada hacía algún tiempo, y que tan sólo por esa noche, se convertiría en su mundo.
El camino hasta allí era largo, y la emoción grande, por lo que poco a poco se fue animando la conversación.
- Oye Manu, ¿tu por qué vas a la nave? –preguntó Desi
- Para drogarme a saco. Me han asegurado que habrá de todo, y ya sabes que antes de morir quiero probar todas las drogas de este mundo.
- No vas mal encaminado –añadió Aitor-. El jueves llevabas un ciego de la hostia.
- Bueno, no estuvo mal, pero todavía me acuerdo de muchas cosas, jajaja. ¿Y porqué vas tú?
- … Por Raquel. Llevo cuatro meses detrás de ella y esta es la noche perfecta. Me la voy a follar como un animal… o al menos eso espero…
- Tu tranquilo, sino es Raquel será otra, pero hoy follamos todos… y varias veces.
- ¿Y tú Aitor? ¿Por qué vienes? –requirió Desi
- Si eso. La idea fue tuya –añadió Manu.
- … por pasar un buen rato.
- No te lo crees ni tú. Nos vendiste la moto con tantas ganas que tiene que haber algo oculto.
- No lo hay. Os lo puedo asegurar. Yo solo quiero drogarme y follar, al igual que vosotros.
Sin apenas darse cuenta, el trío llegó a su destino. Un gorila guardaba la puerta de las miradas indiscretas y alejaba a los curiosos del lugar. En cuanto vió que se acercaban los tres jóvenes dijo con voz tajante y seca.
- Nombre
- Yo soy Aitor Lafuente.
- Manuel Diaz.
- Desiderio González de Castro.
Después de echar una ojeada a la lista y encontrar a los tres sujetos en ella, el gorila les permitió la entrada.
Lo que vieron entonces les dejó sin habla. Decenas de sofás y camas repartidos por toda la nave servían como lugar de encuentro de desconocidos. La cocaína, el alcohol y los pechos al aire deambulaban como un ejército a punto de entrar en batalla.
En una esquina, una chica que apenas contaba la veintena, se aplicaba en mamar de dos penes a la vez. Otras tres mujeres se repartían el amor de un hombre en otra cama, mientras el dj pinchaba música disco sin parar.
La orgía acababa de comenzar.
- Joder, joder y joder. ¡Esto va a ser la hostia compañeros!
- Allí está Raquel… Hasta luego chicos, tengo algo que hacer….
- Eso, vete… Vamos a drogarnos y a pillar a una fulana Desi.
- De acuerdo…¿Sabes? Nunca he hecho un trío.
- Yo nunca se la he metido por el culo a ninguna…. Vamos…
Seis horas después la fiesta continuaba sin descanso. Muchos aguantaban entrando y saliendo de los cuerpos femeninos tomando las milagrosas pastillas azules, mientras que ellas sólo necesitaban algo de cocaína para disfrutar a los mismos niveles.
A esas alturas, nadie quedaba ya por probar alguno de los placeres que se habían puesto a su disposición.
De repente, el dj cortó el hilo musical y se acercó al micrófono.
- Es la hora.
Poco a poco, todos los que estaban en la nave fueron levantándose y dirigiéndose a una pequeña sala contigua. Uno a uno fueron entrando en el reducido espacio hasta que todos se colocaron como estaba establecido.
En ese momento se cerró la puerta por fuera y Aitor se dirigió a sus amigos.
- Es cierto. Tenía un motivo oculto por el que quería venir aquí…. Quería conocer el infierno.
Apenas había terminado de pronunciar las últimas palabras cuando una marabunta de llamas invadió la sala a través de quince tubos que se abrían paso por las paredes.
Cinco minutos después, Aitor cumplió su sueño.
- Joder, perdona, estaba… atando algunos cabos. ¿Estamos listos?
- Si.
- Bien. La de hoy será una noche histórica. ¿Habéis traído todo?
- Creo que sí
- De acuerdo, vamos.
La luz de las farolas guiaba el camino de Aitor, Manu y Desi, tres amigos de la infancia que aún permanecían unidos mientras el resto de la pandilla buscaba una vida mejor lejos de aquella vetusta ciudad. Era una noche fría y solitaria. Apenas un gato y algún cuervo se cruzaron en el camino de los todavía jóvenes hombres. Los tres sabían perfectamente a dónde se dirigían. Una pequeña nave industrial abandonada hacía algún tiempo, y que tan sólo por esa noche, se convertiría en su mundo.
El camino hasta allí era largo, y la emoción grande, por lo que poco a poco se fue animando la conversación.
- Oye Manu, ¿tu por qué vas a la nave? –preguntó Desi
- Para drogarme a saco. Me han asegurado que habrá de todo, y ya sabes que antes de morir quiero probar todas las drogas de este mundo.
- No vas mal encaminado –añadió Aitor-. El jueves llevabas un ciego de la hostia.
- Bueno, no estuvo mal, pero todavía me acuerdo de muchas cosas, jajaja. ¿Y porqué vas tú?
- … Por Raquel. Llevo cuatro meses detrás de ella y esta es la noche perfecta. Me la voy a follar como un animal… o al menos eso espero…
- Tu tranquilo, sino es Raquel será otra, pero hoy follamos todos… y varias veces.
- ¿Y tú Aitor? ¿Por qué vienes? –requirió Desi
- Si eso. La idea fue tuya –añadió Manu.
- … por pasar un buen rato.
- No te lo crees ni tú. Nos vendiste la moto con tantas ganas que tiene que haber algo oculto.
- No lo hay. Os lo puedo asegurar. Yo solo quiero drogarme y follar, al igual que vosotros.
Sin apenas darse cuenta, el trío llegó a su destino. Un gorila guardaba la puerta de las miradas indiscretas y alejaba a los curiosos del lugar. En cuanto vió que se acercaban los tres jóvenes dijo con voz tajante y seca.
- Nombre
- Yo soy Aitor Lafuente.
- Manuel Diaz.
- Desiderio González de Castro.
Después de echar una ojeada a la lista y encontrar a los tres sujetos en ella, el gorila les permitió la entrada.
Lo que vieron entonces les dejó sin habla. Decenas de sofás y camas repartidos por toda la nave servían como lugar de encuentro de desconocidos. La cocaína, el alcohol y los pechos al aire deambulaban como un ejército a punto de entrar en batalla.
En una esquina, una chica que apenas contaba la veintena, se aplicaba en mamar de dos penes a la vez. Otras tres mujeres se repartían el amor de un hombre en otra cama, mientras el dj pinchaba música disco sin parar.
La orgía acababa de comenzar.
- Joder, joder y joder. ¡Esto va a ser la hostia compañeros!
- Allí está Raquel… Hasta luego chicos, tengo algo que hacer….
- Eso, vete… Vamos a drogarnos y a pillar a una fulana Desi.
- De acuerdo…¿Sabes? Nunca he hecho un trío.
- Yo nunca se la he metido por el culo a ninguna…. Vamos…
Seis horas después la fiesta continuaba sin descanso. Muchos aguantaban entrando y saliendo de los cuerpos femeninos tomando las milagrosas pastillas azules, mientras que ellas sólo necesitaban algo de cocaína para disfrutar a los mismos niveles.
A esas alturas, nadie quedaba ya por probar alguno de los placeres que se habían puesto a su disposición.
De repente, el dj cortó el hilo musical y se acercó al micrófono.
- Es la hora.
Poco a poco, todos los que estaban en la nave fueron levantándose y dirigiéndose a una pequeña sala contigua. Uno a uno fueron entrando en el reducido espacio hasta que todos se colocaron como estaba establecido.
En ese momento se cerró la puerta por fuera y Aitor se dirigió a sus amigos.
- Es cierto. Tenía un motivo oculto por el que quería venir aquí…. Quería conocer el infierno.
Apenas había terminado de pronunciar las últimas palabras cuando una marabunta de llamas invadió la sala a través de quince tubos que se abrían paso por las paredes.
Cinco minutos después, Aitor cumplió su sueño.
jueves, 14 de agosto de 2008
Tatuajes
Tantas veces intenté diseccionar tu corazón,
enjaular tus sentimientos, embridar tu libertad…
Tú me miras desde lo alto de tu belleza
y me haces sentir oscuro y rastrero,
siempre en pos de un gesto tuyo,
lamiendo el rastro de tu olor,
atónito y lujurioso por tu blancura de paloma,
hambriento de tu carne, sediento de tu alma,
devoto de tu desnudez.
Cualquiera vería que soy yo el esclavo
de esos fantasmas que pueblan mis noches
y que en vano trato de encerrar en un puño,
porque están hechos de aire, suspiros e incertidumbre.
La verdad es que tú eres joven y yo soy viejo,
y cada beso de tu boca me vence,
me perdona y hasta me ofende,
y que la vida es un río que arrastra hasta las piedras más pesadas,
y los actos del amor, tatuajes en la piel
que acabarán por no significar nada.
enjaular tus sentimientos, embridar tu libertad…
Tú me miras desde lo alto de tu belleza
y me haces sentir oscuro y rastrero,
siempre en pos de un gesto tuyo,
lamiendo el rastro de tu olor,
atónito y lujurioso por tu blancura de paloma,
hambriento de tu carne, sediento de tu alma,
devoto de tu desnudez.
Cualquiera vería que soy yo el esclavo
de esos fantasmas que pueblan mis noches
y que en vano trato de encerrar en un puño,
porque están hechos de aire, suspiros e incertidumbre.
La verdad es que tú eres joven y yo soy viejo,
y cada beso de tu boca me vence,
me perdona y hasta me ofende,
y que la vida es un río que arrastra hasta las piedras más pesadas,
y los actos del amor, tatuajes en la piel
que acabarán por no significar nada.
lunes, 11 de agosto de 2008
El Cristal de Jama Cap.4 EL traidor
La mañana discurría tranquila. Los monjes sufrían resignados aquel calor más propio de otros rincones de la tierra mientras daban forma a sus quehaceres cotidianos. Cuatro meses después del combate entre Hi Jong y Jeremy, éste último había comenzado a dar sus primeras lecciones a los alumnos más jóvenes bajo la atenta mirada de su valedor, el maestro Chow.
A nadie le pasaba desapercibido el amor paternal que sentía el anciano por aquel forastero que, sin pretenderlo, se había convertido en una pieza clave dentro del monasterio. Sus conocimientos del mundo exterior superaban con creces a los del resto de monjes, y era habitual que las noches pasaran entre historias de sus ya antiguas aventuras.
Como cada día, los trabajos y entrenamientos se comían la mayoría de horas útiles, hasta que la caída del sol anunciaba el retiro hacia las zonas comunes para compartir mesa y animadas charlas.
Pero aquella noche fue muy diferente.
Antes de sentarse a la mesa, Jeremy pudo comprobar cómo faltaba Xian, uno de sus alumnos, al cual se le había encomendado salir del recinto para buscar hojas de Salix antes del mediodía. Con la duda marcada en su rostro, Jeremy preguntó al resto de alumnos dónde estaba el joven, sin encontrar respuesta alguna.
Ante tal perspectiva, era necesario informar al maestro Chow para ver que debía hacerse, por lo que Jeremy decidió plantear la situación al anciano.
- Maestro… Xian no ha vuelto todavía y ya hace 8 horas que salió. Le ha podido pasar algo.
- Si… llevas razón. Debemos organizar una batida para encontrarle antes de que caiga completamente la noche. Prepáralo todo.
- De acuerdo.
Quince minutos después, una veintena de monjes se apostaban en la puerta del recinto esperando recibir instrucciones cuando divisaron una figura arrastrándose por el camino. Aunque las heridas de su cuerpo no le hacían grato favor, todos los allí presentes conocieron la identidad del individuo. Se trataba de Xian.
Entre cuatro de los más fuertes llevaron el cuerpo casi inerte del joven hasta la vera del maestro Chow. Tan sólo unas tímidas palabras surgieron de su boca antes de caer en la oscuridad:
- Ejército… buscan el Cristal… Hi Jong…
Al igual que muchos de los que allí estaban, Jeremy no acertaba a conectar las palabras de Xian y darles un sentido, pero una rápida mirada a Chow evidenció que un inminente peligro se cernía sobre el monasterio.
- ¡Cerrad las puertas! ¡Coged vuestras armas! ¡¡¡Prepararos para el combate!!! –gritó el maestro mientras llamaba a un aparte a Jeremy.
- ¿Qué es lo que pasa maestro?
- Hay muchas cosas que no sabes, mi joven amigo. Hoy conocerás algunas de ellas. ¿Nunca te has preguntado porqué vivimos tan retirados del resto del mundo?
- Suponía que era para encontrar la espiritualidad.
- Sí, pero hay otras razones más poderosas aún… Nuestra orden recibió hace mil trescientos años el encargo de salvaguardar un tesoro: el Cristal de Jama. Una joya con un poder inmenso, destinado a salir de nuevo y reestablecer los antiguos ordenes mundiales. Durante cientos de años hemos conseguido que el Cristal pasara desapercibido, pero parece que alguien lo ha encontrado…y hará lo que sea para conseguirlo…
- Entonces lo defenderemos.
- No es tan fácil. Ya has oído a Xian. Es un ejército… Además, si saben donde está el Cristal es porque alguien nos ha traicionado….
- …Hi Jong…
- Piensas rápido, mi joven amigo. Seguramente les habrá avisado de nuestras defensas, por lo que parten con suficiente ventaja como para podernos defender con garantías.
- ¿Y que vamos a hacer?
- …. Vamos a sacar el Cristal de aquí….
- ¿Cómo?
- Lo harás tú….¡Sigueme!
Chow llevó a Jeremy hasta el templo central, donde el maestro abrió una trampilla oculta bajo la cual aparecieron un centenar de escaleras subterráneas. Con ayuda de una antorcha, la pareja descendió hasta una especie de cripta, cuyo centro estaba custodiado por un altar sobre el que reposaba una de las joyas más impresionantes que han visto los ojos del hombre. Su brillo azulado contrastaba con la luz de la antorcha, proyectando caprichosos colores y formas en las paredes del templo.
- Cógela y escóndela bien.
Al tocar el Cristal, una extraña sensación recorrido hasta el último trozo del cuerpo de Jeremy y acto seguido pareció que se apagaba su brillo natural.
- No te preocupes. Eso es normal. Volverá a relucir cuando encuentre a su legítimo dueño.
- ¿Pero cómo?
- Él ira hacia el Cristal. Tú sólo serás su custodio hasta que llegue el gran día. Acompáñame.
Jeremy siguió de nuevo al maestro Chow hasta una pequeña puerta que pasaba totalmente desapercibida entre los muros de piedra. Sin saber muy bien cómo lo hizo, el joven vio que el anciano hacía girar los chirriantes goznes. Más allá se abría un oscuro y húmedo túnel.
- Este pasadizo llega hasta el pozo de la aldea de Peitian. Una vez allí deberás alejarte todo lo posible. Vete a un país que nunca antes hayas visitado, donde no se te pueda conocer. Rehaz tu vida y pasa desapercibido, y sobre todo, no hables jamás del Cristal o de la Orden de Jama… Algo me dice que la llegada del elegido está cercana…Que tengas suerte, mi joven amigo- dijo Chow mientras se fundía n un abrazo con su alumno.
- Intentaré salir ileso de esta. Nunca le olvidaré…
- …Yo tampoco… Y ahora ¡Huye!
Mientras Jeremy se abría paso entre las telarañas de ese interminable muro, sobre su cabeza se estaba desarrollando lo que los historiadores conocen como batalla y el resto de los humanos conoce como masacre.
Aunque estaban bien entrenados en el cuerpo a cuerpo, las nuevas armas introducidas por los occidentales daban pocas posibilidades para que los monjes lucharan en igualdad de condiciones. Poco a poco fueron cayendo, hasta que sólo quedaron en pie unos pocos. Asumiendo la derrota, el maestro Chow dio un paso al frente esperando recibir el golpe de gracia.
Hi Jong tomó el testigo surgiendo entre los cuerpos de los mercenarios armaos hasta los dientes.
- ¿Dónde está el Cristal?
- Nunca lo encontrarás.
- ¿Quieres apostar?
Con un simple gesto, Hi Jong se responsabilizó de dar muerte a quien fuera su maestro. Apenas un movimiento de su sable sirvió para cortar la cabeza del anciano.
Con la caída de Chow terminó la historia del monasterio de la Orden de Jama, pero el Cristal estaba a salvo… de momento
Un mercenario se acercó hasta Hi Jong.
- ¿Y ahora, jefe?
- ¿Ahora? Ahora toca buscar a un sucio extranjero…pegadle fuego a todo.
continuará….
A nadie le pasaba desapercibido el amor paternal que sentía el anciano por aquel forastero que, sin pretenderlo, se había convertido en una pieza clave dentro del monasterio. Sus conocimientos del mundo exterior superaban con creces a los del resto de monjes, y era habitual que las noches pasaran entre historias de sus ya antiguas aventuras.
Como cada día, los trabajos y entrenamientos se comían la mayoría de horas útiles, hasta que la caída del sol anunciaba el retiro hacia las zonas comunes para compartir mesa y animadas charlas.
Pero aquella noche fue muy diferente.
Antes de sentarse a la mesa, Jeremy pudo comprobar cómo faltaba Xian, uno de sus alumnos, al cual se le había encomendado salir del recinto para buscar hojas de Salix antes del mediodía. Con la duda marcada en su rostro, Jeremy preguntó al resto de alumnos dónde estaba el joven, sin encontrar respuesta alguna.
Ante tal perspectiva, era necesario informar al maestro Chow para ver que debía hacerse, por lo que Jeremy decidió plantear la situación al anciano.
- Maestro… Xian no ha vuelto todavía y ya hace 8 horas que salió. Le ha podido pasar algo.
- Si… llevas razón. Debemos organizar una batida para encontrarle antes de que caiga completamente la noche. Prepáralo todo.
- De acuerdo.
Quince minutos después, una veintena de monjes se apostaban en la puerta del recinto esperando recibir instrucciones cuando divisaron una figura arrastrándose por el camino. Aunque las heridas de su cuerpo no le hacían grato favor, todos los allí presentes conocieron la identidad del individuo. Se trataba de Xian.
Entre cuatro de los más fuertes llevaron el cuerpo casi inerte del joven hasta la vera del maestro Chow. Tan sólo unas tímidas palabras surgieron de su boca antes de caer en la oscuridad:
- Ejército… buscan el Cristal… Hi Jong…
Al igual que muchos de los que allí estaban, Jeremy no acertaba a conectar las palabras de Xian y darles un sentido, pero una rápida mirada a Chow evidenció que un inminente peligro se cernía sobre el monasterio.
- ¡Cerrad las puertas! ¡Coged vuestras armas! ¡¡¡Prepararos para el combate!!! –gritó el maestro mientras llamaba a un aparte a Jeremy.
- ¿Qué es lo que pasa maestro?
- Hay muchas cosas que no sabes, mi joven amigo. Hoy conocerás algunas de ellas. ¿Nunca te has preguntado porqué vivimos tan retirados del resto del mundo?
- Suponía que era para encontrar la espiritualidad.
- Sí, pero hay otras razones más poderosas aún… Nuestra orden recibió hace mil trescientos años el encargo de salvaguardar un tesoro: el Cristal de Jama. Una joya con un poder inmenso, destinado a salir de nuevo y reestablecer los antiguos ordenes mundiales. Durante cientos de años hemos conseguido que el Cristal pasara desapercibido, pero parece que alguien lo ha encontrado…y hará lo que sea para conseguirlo…
- Entonces lo defenderemos.
- No es tan fácil. Ya has oído a Xian. Es un ejército… Además, si saben donde está el Cristal es porque alguien nos ha traicionado….
- …Hi Jong…
- Piensas rápido, mi joven amigo. Seguramente les habrá avisado de nuestras defensas, por lo que parten con suficiente ventaja como para podernos defender con garantías.
- ¿Y que vamos a hacer?
- …. Vamos a sacar el Cristal de aquí….
- ¿Cómo?
- Lo harás tú….¡Sigueme!
Chow llevó a Jeremy hasta el templo central, donde el maestro abrió una trampilla oculta bajo la cual aparecieron un centenar de escaleras subterráneas. Con ayuda de una antorcha, la pareja descendió hasta una especie de cripta, cuyo centro estaba custodiado por un altar sobre el que reposaba una de las joyas más impresionantes que han visto los ojos del hombre. Su brillo azulado contrastaba con la luz de la antorcha, proyectando caprichosos colores y formas en las paredes del templo.
- Cógela y escóndela bien.
Al tocar el Cristal, una extraña sensación recorrido hasta el último trozo del cuerpo de Jeremy y acto seguido pareció que se apagaba su brillo natural.
- No te preocupes. Eso es normal. Volverá a relucir cuando encuentre a su legítimo dueño.
- ¿Pero cómo?
- Él ira hacia el Cristal. Tú sólo serás su custodio hasta que llegue el gran día. Acompáñame.
Jeremy siguió de nuevo al maestro Chow hasta una pequeña puerta que pasaba totalmente desapercibida entre los muros de piedra. Sin saber muy bien cómo lo hizo, el joven vio que el anciano hacía girar los chirriantes goznes. Más allá se abría un oscuro y húmedo túnel.
- Este pasadizo llega hasta el pozo de la aldea de Peitian. Una vez allí deberás alejarte todo lo posible. Vete a un país que nunca antes hayas visitado, donde no se te pueda conocer. Rehaz tu vida y pasa desapercibido, y sobre todo, no hables jamás del Cristal o de la Orden de Jama… Algo me dice que la llegada del elegido está cercana…Que tengas suerte, mi joven amigo- dijo Chow mientras se fundía n un abrazo con su alumno.
- Intentaré salir ileso de esta. Nunca le olvidaré…
- …Yo tampoco… Y ahora ¡Huye!
Mientras Jeremy se abría paso entre las telarañas de ese interminable muro, sobre su cabeza se estaba desarrollando lo que los historiadores conocen como batalla y el resto de los humanos conoce como masacre.
Aunque estaban bien entrenados en el cuerpo a cuerpo, las nuevas armas introducidas por los occidentales daban pocas posibilidades para que los monjes lucharan en igualdad de condiciones. Poco a poco fueron cayendo, hasta que sólo quedaron en pie unos pocos. Asumiendo la derrota, el maestro Chow dio un paso al frente esperando recibir el golpe de gracia.
Hi Jong tomó el testigo surgiendo entre los cuerpos de los mercenarios armaos hasta los dientes.
- ¿Dónde está el Cristal?
- Nunca lo encontrarás.
- ¿Quieres apostar?
Con un simple gesto, Hi Jong se responsabilizó de dar muerte a quien fuera su maestro. Apenas un movimiento de su sable sirvió para cortar la cabeza del anciano.
Con la caída de Chow terminó la historia del monasterio de la Orden de Jama, pero el Cristal estaba a salvo… de momento
Un mercenario se acercó hasta Hi Jong.
- ¿Y ahora, jefe?
- ¿Ahora? Ahora toca buscar a un sucio extranjero…pegadle fuego a todo.
continuará….
jueves, 7 de agosto de 2008
isla eternidad
Habrá un tiempo en el que la moral y la fe pierdan la batalla contra los avances científicos y la pornografía explícita. Un tiempo en el que la existencia del hombre cobrará la misma importancia metafísica que en el Renacimiento… un tiempo en el que, lejos de ser un mundo apocalíptico, los humanos desarrollen un conocimiento tan grande que las cosas no tendrán sentido tal como las conocemos hoy.
En esa época se desarrollará una historia que hoy me atrevo a presentaros:
John era un tipo normal en comparación con sus coetáneos. Era fuerte, ágil, guapo e inteligente. Al igual que muchos otros, sus progenitores habían decidido no dejar al bebé en manos de la naturaleza, por lo que su genética fue manipulada antes de nacer.
Tenía todo lo que podía llegar a desear: una buena casa, un aerodeslizador de última generación, buenos amigos y suficientes mujeres como para formar el mayor harén del añejo Califato de Córdoba.
Pero no estaba contento.
Sentía que le faltaba algo. Las innumerables juergas, viajes y relaciones sexuales siempre le sabían a poco. Quería más….mucho más.
Un buen día, John paseaba por el puerto y fijó su atención en un letrero luminoso de los que se habían vuelto a poner de moda.
En esa época se desarrollará una historia que hoy me atrevo a presentaros:
John era un tipo normal en comparación con sus coetáneos. Era fuerte, ágil, guapo e inteligente. Al igual que muchos otros, sus progenitores habían decidido no dejar al bebé en manos de la naturaleza, por lo que su genética fue manipulada antes de nacer.
Tenía todo lo que podía llegar a desear: una buena casa, un aerodeslizador de última generación, buenos amigos y suficientes mujeres como para formar el mayor harén del añejo Califato de Córdoba.
Pero no estaba contento.
Sentía que le faltaba algo. Las innumerables juergas, viajes y relaciones sexuales siempre le sabían a poco. Quería más….mucho más.
Un buen día, John paseaba por el puerto y fijó su atención en un letrero luminoso de los que se habían vuelto a poner de moda.
“Isla Eternidad. Disfrute de sus vacaciones para siempre. Ahora con un 30 por ciento de descuento”.
Isla Eternidad era un complejo vacacional del que ya había oído hablar en alguna ocasión. Se trataba de la evolución natural de Marina D´or y similares, pero con unas características bien distintas. El que iba allí, no moría nunca. Su salud siempre era fuerte, y ni las enfermedades ni los accidentes podían acabar con las merecidas vacaciones.
Pero todo tenía un lado negativo, y es que una vez habías entrado en la isla, no podías salir nunca más de allí.
A pesar de ello, John no se lo pensó dos veces. Llegó a casa, preparó un buen número de maletas y cogió el primer vuelo hacia la isla.
Cuando aterrizó vio que estaba desierta y así permaneció, sumido en la más absoluta e interminable soledad por toda la eternidad.
Así que ya sabéis: disfrutad de la vida y recordad que mañana os puede tocar a vosotros vivir una tediosa y aburrida inmortalidad.
viernes, 25 de julio de 2008
La Cuadrilla (Supermegafabulilla de la hostia)
Muchas historias ya han visto la luz en el “blog” de fabulillas, y muchas de ellas esperan en nuestras desvariadas cabezas o pequeños garabatos de papel hasta el día que sean publicadas y puedan darse a conocer al mundo. Aunque al final solo lleguen a un par de personas, el hecho de escribir suele llenar muchas veces más al que las crea que al que las lee, ya que como en cualquier otro lado, pueden salir verdaderas obras de arte. O por otro lado (abundantemente), son historias que pensamos y que a terceras personas no pueden significar nada, pero el hecho de escribirla nos ayuda a sentir que esas ideas nuestras puedan cobrar un significado.
Algunas de estas aventuras han sido realmente vividas, pero narradas con un cierto toque surrealista y otras no tan reales pero que suelen estar dentro de nuestra imaginación en la cual los protagonistas suelen ser personajes conocidos de un pequeño colectivo de amigos. Son muchos los que pueden disfrutar de estos cuentos, y en algunos casos de poemas, y en los cuales muchos de ellos los protagonistas o los personajes suelen ser los miembros de una cuadrilla ubicada en la provincia de Burgos, así que es normal que muchas veces las historias, aunque de por sí ya buenas, carecen de una presentación más exhaustiva de estos personajes.
Esto, más que una historia en si, es una biografía de la cuadrilla y de los personajes que la componen, contando sus inquietudes, sus gustos, aficiones y relaciones al igual que de sus temores, claro, contados desde un punto de vista un poco subjetivo, pero intentando darles más vida.
La presentación:
Como en todos los grupos de amigos o colegas, estos se crean ya sea por aficiones comunes, por vivir en un lugar común, haber ido al mismo instituto, colegio, guardería y demás causas que se os puedan ocurrir.
En el caso de la cuadrilla esto es debido a varios factores anteriormente dichos, lo que da un grupo bastante heterogéneo.
Algunas de estas aventuras han sido realmente vividas, pero narradas con un cierto toque surrealista y otras no tan reales pero que suelen estar dentro de nuestra imaginación en la cual los protagonistas suelen ser personajes conocidos de un pequeño colectivo de amigos. Son muchos los que pueden disfrutar de estos cuentos, y en algunos casos de poemas, y en los cuales muchos de ellos los protagonistas o los personajes suelen ser los miembros de una cuadrilla ubicada en la provincia de Burgos, así que es normal que muchas veces las historias, aunque de por sí ya buenas, carecen de una presentación más exhaustiva de estos personajes.
Esto, más que una historia en si, es una biografía de la cuadrilla y de los personajes que la componen, contando sus inquietudes, sus gustos, aficiones y relaciones al igual que de sus temores, claro, contados desde un punto de vista un poco subjetivo, pero intentando darles más vida.
La presentación:
Como en todos los grupos de amigos o colegas, estos se crean ya sea por aficiones comunes, por vivir en un lugar común, haber ido al mismo instituto, colegio, guardería y demás causas que se os puedan ocurrir.
En el caso de la cuadrilla esto es debido a varios factores anteriormente dichos, lo que da un grupo bastante heterogéneo.
Los individuos:
Sin más chorradas vamos a ir presentando a cada uno de los personajes de esta “peculiar” historia, fabulilla o lo que sea:
Sin más chorradas vamos a ir presentando a cada uno de los personajes de esta “peculiar” historia, fabulilla o lo que sea:
Gabriel
En primer lugar, por empezar por alguien... empecemos con nuestro gran amigo Gabriel, Gabi para los amigos, aunque algunas veces le pueden llamar Gabinio, que creo que es porque alguien dijo: “¡¡cuadrilla!! Sabéis que Gabi vinio ayer por fin de Miranda de Ebro (ciudad que huele mal de la provincia de Burgos) a Burgos”. Entonces muchas veces se le llama así, aunque es poco habitual.
Gabi es un gran Comunicador Audiovisual, pero siempre ha sido hábil con la plumilla. Capaz de escribir 47 fabulillas en un día (da igual la calidad de las mismas y si hay leones y hienas mejor que mejor). Por ese motivo le cogieron en Miranda de Ebro para trabajar de cuenta cuentos de la ciudad ya mencionada. En la foto podemos ver su periódico mostrando su titular más famoso.
Su vida ha sido un no parar de recorrer los diferentes rincones de Castilla y León, siendo su actual ubicación la más favorita, ya que viene muy poquito a Burgos. Eso quiere decir que le encanta, digo yo.
Su principal fobia son los aviones, sobre todo los que tienen el morro afilado ya que según él son los que más duelen (los atrae como el Javo los cardenales), pero su afán de reportero nunca le impediría acudir a un aeropuerto si allí podría conseguir una gran noticia, o posible fabulilla.
Le encanta la música y es uno de los tres componentes del grupo de gran éxito The Naas (se dice fonéticamente “de neis”). En el grupo es el guitarrista-cantante, al bajo nuestro amigo Boja y por último el loco de Koncreto en la batería, no os preocupéis, ya tendréis ocasión de conocerlos.
Gabi se encarga de componer la música de las canciones, comprar “amplis” para guitarra y de convencer al resto del grupo de ensayar.
Por último, podemos decir de Gabi que le encanta el cine. Su película favorita es Talitá kum. Lo único que me queda por decirle es que se mejore y que se recupere su ojo derecho, el último avión era un B-52, la atracción de los aviones esta aumentando.
En primer lugar, por empezar por alguien... empecemos con nuestro gran amigo Gabriel, Gabi para los amigos, aunque algunas veces le pueden llamar Gabinio, que creo que es porque alguien dijo: “¡¡cuadrilla!! Sabéis que Gabi vinio ayer por fin de Miranda de Ebro (ciudad que huele mal de la provincia de Burgos) a Burgos”. Entonces muchas veces se le llama así, aunque es poco habitual.

Gabi es un gran Comunicador Audiovisual, pero siempre ha sido hábil con la plumilla. Capaz de escribir 47 fabulillas en un día (da igual la calidad de las mismas y si hay leones y hienas mejor que mejor). Por ese motivo le cogieron en Miranda de Ebro para trabajar de cuenta cuentos de la ciudad ya mencionada. En la foto podemos ver su periódico mostrando su titular más famoso.
Su vida ha sido un no parar de recorrer los diferentes rincones de Castilla y León, siendo su actual ubicación la más favorita, ya que viene muy poquito a Burgos. Eso quiere decir que le encanta, digo yo.
Su principal fobia son los aviones, sobre todo los que tienen el morro afilado ya que según él son los que más duelen (los atrae como el Javo los cardenales), pero su afán de reportero nunca le impediría acudir a un aeropuerto si allí podría conseguir una gran noticia, o posible fabulilla.
Le encanta la música y es uno de los tres componentes del grupo de gran éxito The Naas (se dice fonéticamente “de neis”). En el grupo es el guitarrista-cantante, al bajo nuestro amigo Boja y por último el loco de Koncreto en la batería, no os preocupéis, ya tendréis ocasión de conocerlos.
Gabi se encarga de componer la música de las canciones, comprar “amplis” para guitarra y de convencer al resto del grupo de ensayar.
Por último, podemos decir de Gabi que le encanta el cine. Su película favorita es Talitá kum. Lo único que me queda por decirle es que se mejore y que se recupere su ojo derecho, el último avión era un B-52, la atracción de los aviones esta aumentando.
Jorge (el de Montejo)
Uno de los personajes más entrañables de la cuadrilla es Jorge Martinez².
Se le conoce también por Koke, pero se está haciendo un espacio importante su actual nombre: Koncreto, o Diskoncreto porque está siempre disconcretando.
Digo que es un personaje entrañable porque tiene la personalidad de 7 añitos, ¡qué majo es Koncreto! No os dejéis engañar por su aspecto mayor.

Últimamente su bebida preferida era la tónica, pero con eso de que estamos en verano y que empiezan las fiestas ha vuelto, señoras y señores, al KALIMOTXO, su gran amor, y como no sus rigueletes (consiste en hacer un agujero, de tamaño variable, en el culo de cachi con el fin de poder beberlo a modo de porrón, consiguiendo llegar a casa con más kalimotxo en la ropa que en el estomago). Es un gran perfeccionador del riguelete, capaz de tirar el hilillo de kalimotxo (últimamente también vale JB) a la frente y que este consiga llegar a la boca, todo esto es posible porque a medida que Koncreto crece también lo hace su frente.
Abofetea la batería como nadie en el grupo musical The naas, y le encanta la panceta, el picadillo, la morcilla, el chorizo, el jamón, el chuletón, el solomillo, las hamburguesas, el choped, el salchichón, las chuletillas, la oreja, las costillas, la papada, el codillo, los filetes de ternera, de lomo, la pechuga de pollo, alitas, muslitos, el morro, el morro otra vez, y repitiendo con el morro,.... seguro, vamos, fijo que me olvido de algo, así que voy a poner que le gusta todo aquello que tenga ojos, y como no, el primer animal es el cerdo, ese animal mágico.
Después de esta indigestión podemos decir que Koncreto es un chico peculiar un poco, bueno, bastante loco, al cual le encanta hacer el mono, literalmente, que le gusta la fiesta de los pueblos, sobre todo Montejo de San Miguel y hacer la mitad del trayecto del Camino de Santiago en solitario, así que vamos a pasar con el siguiente personaje ya que de este podríamos hacer un libro de solo hablar de su “coletilla”.
Borja
Ya que hemos empezado con los dos componentes del grupo The Naas (se me ha olvidado decir que viene el nombre de un pueblecito irlandés, no se porque se llamaron como los de Eurovisión pudiéndose llamar “Los kalatraba de la buena” o algo así) toca el turno a nuestro amigo Borja de Miguel Iriondo, de Elgoibar y de la Real Sociedad, bueno y también del Quintanilla FC.
Le encanta tocar el bajo con su grupo... calla Gabi, ya lo he dicho mil veces... vale está bien: el gran grupo THE NAAS (tanta publicidad no tiene que ser buena).

Le encanta las chicas que hacen medicina y también ir a Madrid, en particular a Tres Cantos, donde tiene una amiga que hace medicina y que vende calendarios muy chulos y bonitos.
Le encanta el mes de agosto, empezando por la derecha (aunque con la última actualización del calendario quien sabe).
También responde al nombre de “Boja” que es como le llama su perro “Escubi”, el cual se le parece mogollón en todo, sobre todo en las orejas (no de peludas sino de grandes) y se le parece también en que es capaz de mear 20 veces en un minuto.
Su principal temor es el agua, la mar de Alicante le arrebato su bañador más preciado (no se como se puede perder un bañador que te hace daño a los ojos, de lo feo y de lo fosforescente que era).
Suele enfatizar mogollón la “r” (lo contrario que otro integrante del grupo) como: “que prrrrrrrrrrronto hemos venido”.
Alberto:
Bueno aquí estamos con unos de los ex-bajistas del grupo The Naas (quiero pasta por esta publicidad o su equivalente en kalimotxoàbebida refrescante a base de vino y coca-cola). Su inicio fue muy fugaz debido a que él quería tocar sentado en un sofá, cosa que no logró, así que se convirtió en un verdadero “grupi” del trío musical.
No os dejéis engañar por su aspecto serio y de poseer un corazón gélido, en realidad es un auténtico trozo de pan cuya afición es el humor inglés de Oxford y se lo pasa como nadie, saliendo y armándola de fiesta... pues como todo hijo de vecino.
A Alberto, al que llaman muchas veces “Abuelo” o “Albert” (como le gusta que le llamen), le encantan los acontecimientos culturales, ya sean conciertos o artísticos y no es de extrañar, ya que posee una habilidad artística
impresionante, sobre todo especializado en “kalimotxo sobre techo”.

No os dejéis engañar por su aspecto serio y de poseer un corazón gélido, en realidad es un auténtico trozo de pan cuya afición es el humor inglés de Oxford y se lo pasa como nadie, saliendo y armándola de fiesta... pues como todo hijo de vecino.
A Alberto, al que llaman muchas veces “Abuelo” o “Albert” (como le gusta que le llamen), le encantan los acontecimientos culturales, ya sean conciertos o artísticos y no es de extrañar, ya que posee una habilidad artística

Todo este arte realizado en unos pocos segundos y en un audaz movimiento de muñeca. En la imagen podemos ver la obra “El abuelo”.Localización: techo “bar el Monasterio”; sin duda alguna estamos delante de un gran icono cultural, como lo han sido Picasso, Nacho Vegas y Chechu Rubiera (este más en deporte pero también sirve).
Tiene un hobby: el inglés. Es profesor de ingles y se desplaza por todo Burgos con el fin de enseñar a las personas a como ser un buen inglés.
Le encanta hacer el albatros detrás de pájaros en las playas de Laredo y correr como alma que lleva el diablo, y esa agilidad que le caracteriza, con el fin de provocar una estampida aviar, o de tirarse rodando por las escaleras de la casa de Koncreto, como un verdadero especialista.
Le encanta jugar con los muñequitos que tienen “peanas” en los pies, aunque últimamente, nuestro querido amigo Jorgy le haya dado otro significado completamente diferente y opuesto al que de verdad es.
También le encana hacer el Julio a lo pecho paloma (esto es made in Jorgy) y su principal miedo es quedarse a solas con el Javo, en un monte, ya que para aguantar un día a este personaje, que ya presentaremos más adelante, se necesita mucha paciencia y muchos “vete a tomar por culo” si no se quiere terminar con su vida.
Como conclusión, decir que es un buen profesor de inglés, amante de las buenas comidas (no de los macarrones al Cacique del Koki). Pero no al estilo Koncreto, más bien ensaladitas y demás comidas ricas y ligeritas. Le gusta el café sin azúcar y no entiende como la gente puede meterse un sobrecito de azúcar entero en la boca y masticarlo como tal cosa. También los chupitos: llegado a cierto punto de la noche, la barra de cualquier bar sirve para depositar, uno tras otro, miles de chupitos de todos los sabores y colores.
Es un chico que cuando le conoces te roba el corazón. Si es que en esta cuadrilla quién no.
Tiene un hobby: el inglés. Es profesor de ingles y se desplaza por todo Burgos con el fin de enseñar a las personas a como ser un buen inglés.
Le encanta hacer el albatros detrás de pájaros en las playas de Laredo y correr como alma que lleva el diablo, y esa agilidad que le caracteriza, con el fin de provocar una estampida aviar, o de tirarse rodando por las escaleras de la casa de Koncreto, como un verdadero especialista.
Le encanta jugar con los muñequitos que tienen “peanas” en los pies, aunque últimamente, nuestro querido amigo Jorgy le haya dado otro significado completamente diferente y opuesto al que de verdad es.

También le encana hacer el Julio a lo pecho paloma (esto es made in Jorgy) y su principal miedo es quedarse a solas con el Javo, en un monte, ya que para aguantar un día a este personaje, que ya presentaremos más adelante, se necesita mucha paciencia y muchos “vete a tomar por culo” si no se quiere terminar con su vida.
Como conclusión, decir que es un buen profesor de inglés, amante de las buenas comidas (no de los macarrones al Cacique del Koki). Pero no al estilo Koncreto, más bien ensaladitas y demás comidas ricas y ligeritas. Le gusta el café sin azúcar y no entiende como la gente puede meterse un sobrecito de azúcar entero en la boca y masticarlo como tal cosa. También los chupitos: llegado a cierto punto de la noche, la barra de cualquier bar sirve para depositar, uno tras otro, miles de chupitos de todos los sabores y colores.
Es un chico que cuando le conoces te roba el corazón. Si es que en esta cuadrilla quién no.
Oscar
Se le conoce popularmente por el nombre de “Koki”, como el gallo de los dibujos “Los trotamusicos”.
Le encantan la cervezas, tanto es así que se piensa que el color de su pelo es debido a la ingesta masiva de cerveza, en el momento en el que el tupe se le baja significa que ya está destrozado, dispuesto a vacilar a todo el mundo que se cruce con él. Entre los mayores vaciles se encuentra: la cancion del “chiguaga”, que salía en un anuncio de coca-cola y que a todo el mundo que no le seguía la canción le respondía con un “hijo de putaaa”, pero con entonación y todo. A la mayoría no le hacia mucha gracia, pero es ahí cuando entra en juego la diplomacia de Koki, capaz de convencer a cualquiera que en verdad es un hijoputa; otro vacile podría ser el de dame un cigarrillo y juego contigo a que no te lo doy o el de tirar su chupa a la cabeza de la gente madridista, ya que le encanta picar a este colectivo.
Su hobby preferido es la cocina, la de preparar macarrones solamente cocidos, sin sal ni ostias y agregar bastante cacique por encima; una vez saboreados se pueden vomitar con señal de que nos han gustado.
Le encanta saborear la comida. Mastica a tres revoluciones por minuto y es capaza de alimentarse a base de patatas fritas con cerveza, en este último caso es todo lo contrario, ya que capaz de beber tantas cervezas y terminar con los barriles de un bar.
Lo que más le gusta es jugar a los dardos, ya que estas competiciones van acompañadas de cantidades industriales de cerveza. Su último deseo sería la posibilidad de fabricar las maquinas de los dardos con posa-cachis de serie.
Es un ex-jugador del Quintanilla cf. Se retiró para poder beber más cervezas, pero su deseo es el de ser enterrado en el “carricampo”, lo malo es que donde fuese enterrado, la hierba jamás volvería a crecer, o si crece, seguro que el color de la hierba es de cualquier color menos verde.
Se le conoce popularmente por el nombre de “Koki”, como el gallo de los dibujos “Los trotamusicos”.

Su hobby preferido es la cocina, la de preparar macarrones solamente cocidos, sin sal ni ostias y agregar bastante cacique por encima; una vez saboreados se pueden vomitar con señal de que nos han gustado.
Le encanta saborear la comida. Mastica a tres revoluciones por minuto y es capaza de alimentarse a base de patatas fritas con cerveza, en este último caso es todo lo contrario, ya que capaz de beber tantas cervezas y terminar con los barriles de un bar.
Lo que más le gusta es jugar a los dardos, ya que estas competiciones van acompañadas de cantidades industriales de cerveza. Su último deseo sería la posibilidad de fabricar las maquinas de los dardos con posa-cachis de serie.
Es un ex-jugador del Quintanilla cf. Se retiró para poder beber más cervezas, pero su deseo es el de ser enterrado en el “carricampo”, lo malo es que donde fuese enterrado, la hierba jamás volvería a crecer, o si crece, seguro que el color de la hierba es de cualquier color menos verde.
Jorge (jav)
Comúnmente conocido con el nombre de Joguy, Jorgy, Yorgi, “el que se tiró a una en el concierto de pereza”, etc. Es una persona que se le coge mucho cariño: “pero que majo es el Jorge”.
Tiene muchas aficiones: jugar a la play station 2, play station 3, xbox 360, wii, ordenador, Internet y muchas cosas más como jugar a los dardos con su buen amigo largo, Koki.
Le encanta comprarse camisetas por Internet, y la que más le gusta es la que tiene puesta en su fotografia: un conejo con líneas rojas.
Su gato, que salio del armario cuando le metieron en la veterinaria un termómetro por el culo, lleva el nombre de otro integrante de la cuadrilla: Mon (del diminutivo de Montoya).
Le encanta jugar con mecheros y no deja de encenderse unos palitos alargados de color blanco que una vez encendidos echan humo y responden a nombres tan extraños como “Marlboro”, “Lucky”, etc. Estos palitos blancos los consigues de unas maquinas o de una tienda especializada a dos palés por día.
Es una personita muy dulce y muy tierna, con unos pensamientos tan profundos que no puede dejar de hablar en poesía. Sueña en verso constantemente lo que le da pie a nuevas fabulillas.
Comúnmente conocido con el nombre de Joguy, Jorgy, Yorgi, “el que se tiró a una en el concierto de pereza”, etc. Es una persona que se le coge mucho cariño: “pero que majo es el Jorge”.

Le encanta comprarse camisetas por Internet, y la que más le gusta es la que tiene puesta en su fotografia: un conejo con líneas rojas.
Su gato, que salio del armario cuando le metieron en la veterinaria un termómetro por el culo, lleva el nombre de otro integrante de la cuadrilla: Mon (del diminutivo de Montoya).
Le encanta jugar con mecheros y no deja de encenderse unos palitos alargados de color blanco que una vez encendidos echan humo y responden a nombres tan extraños como “Marlboro”, “Lucky”, etc. Estos palitos blancos los consigues de unas maquinas o de una tienda especializada a dos palés por día.
Es una personita muy dulce y muy tierna, con unos pensamientos tan profundos que no puede dejar de hablar en poesía. Sueña en verso constantemente lo que le da pie a nuevas fabulillas.
Te podría dedicar unos versos:
“Yo quiero ir con vos,
a jugar una play station dos,
y si te gano y luego te sale estrés,
no te preocupes también te venceré a la play station tres.
A la xbox tres sesenta me seguirás rogando,
y yo te diré coge mejor este largo mando.
Cansado de perder todo el rato,
enciendes la wii y apartas a Mon el gato.
De la wii yo cojo su mando,
y a lo largo del juego voy vislumbrando,
nuestro destino final fatal
que terminará en horizontal.”
Todo apunta a que morirá por culpa del tabaco... porque no deja de soñar que una maquina expendedora de cajetillas de tabaco se le cae encima.
Roberto
Roberto, que puedo decir que no sepáis de él. Es un gigoló en toda regla y gracias a su sonrisa “profidel” es capaz de embaucar a la chica más difícil que te puedas imaginar; es un autentico depredador de su especie en el que la fiesta es su elemento y las presas son la jovencitas que no saben que las están acechando.
Su técnica es mirar lascivamente y aunque es un solitario muchas veces se le puede ver acompañado de un amigo de la cuadrilla, Montoya, para cubrir los flancos débiles. Muchas veces se le ven hablando en un idioma que pocos conocen, en el que muecas y risas se combinan.
Vamos a explicar los pasos:

Su técnica es mirar lascivamente y aunque es un solitario muchas veces se le puede ver acompañado de un amigo de la cuadrilla, Montoya, para cubrir los flancos débiles. Muchas veces se le ven hablando en un idioma que pocos conocen, en el que muecas y risas se combinan.
Vamos a explicar los pasos:

Imaginemos que tenemos una chica A (Rober insiste en tratarlas como elementos de un conjunto) en un grupo, que lo llamaremos Desván.
Como podemos ver, el tono verde (bueno el color depende de quien lo mire) trataría del grupo de elementos (chicas) en donde se encuentra A. El azul es el grupo del ataque. Normalmente suele cambiar los distintos integrantes del grupo pero hay una constante que se repite, el Rober siempre está, para eso es su táctica.
Es en este momento en el que Rober hace contacto visual, está acechando a su presa y esta ya no puede pensar en otra cosa. Una vez la presa esta aturdida (a esta técnica se le suele llamar la técnica de los tres segundos) la remata con la sonrisa de la muerte. En este punto entran al ataque los integrantes del “grupo de ataque”. La presa sabe que está acorralada por los encantos del Rober y por los del grupo, así que sucumbe a la suave, calida, fina y dulce voz del Rober. La embarga con susurros... ¿susurros?, venga si con susurrillos en la que el contenido pierde de interés y solo el hecho de intercambiar palabras eleva la temperatura del ambiente.
Una vez la presa está atrapada, suele haber algo de pirañeo por el “grupo de ataque” pero sin mayores consecuencias.
Podemos ver la secuencia de ataque del Rober. *, **

* (Recomendamos no mirar fijamente lo ojos del Rober).
** (Esta fabulilla no se hace responsable de las consecuencias).
Cuando alguien le hace la competencia tiene la voz más potente que se pueda imaginar, capaz de producir un porrón de decibelios, dejando inconsciente a todas las personas a un radio de “Escobilla” (localidad de Portugal) a Burgos.** (Esta fabulilla no se hace responsable de las consecuencias).
Lo último que podemos decir del Rober es que le encanta vestir con ropa con dibujito de caballitos jugando al polo, es del Real Madrid y le gusta mucho hablar del fútbol, le entusiasma Portugal y su animal preferido es la hembra del zorro ya que no puede dejar de decirlo.
David
Con este nombre es como le gustan que le presenten a las diferentes chicas que quiere conocer, aunque es popularmente es conocido como “Montoya”, “Mompo”, “Montoyita” o “Mon” (como el gatito del Jorgy).

Respira amor por todos sus poros y le encanta la película “Bambi”, ya que había un cervatillo herido.
Cuando se presenta a una chica suele entablar conversación con bastante facilidad, aunque a veces le de vergüenza, ya que utiliza la técnica de “es que soy tímido”. Las suele decir “que tal guapa...”, “yo soy un caballero...”, “lo último que quiero es molestarte, te he visto hace ya un buen rato y no he podido evitar el tener que hablar contigo...”; y ellas suelen responder respectivamente: “bien”, “vale” y a veces “ya se te ve” y “si te acabo ver entrar en el bar. ¿Cómo es posible que lleves viéndome un buen rato?”. Es en ese momento cuando sabe afrontar la retirada como un autentico caballero.
Trabaja mucho en la “mina”, como el la llama, en Madrid y en algunas circunstancias es compañero de cacería de Roberto.
Javier Celis
Tarde o temprano sabía que llegaría este momento. El tener que hablar de este extraño personaje, a la par de entrañable, ergo bastante loco e imprevisible, sin dejar de ser un friki en toda regla.

Le encanta hacer virguerías con el ordenador, tiene una super-calculadora que hace de todo, menos darle amor ya que la frase “haz algo que no hayas hecho nunca” no es computable.
Tiene la costumbre de salir de fiesta... espera, por donde empiezo, Javo tiene la facultad de salir de fiesta y armarla constantemente, si, si... creo que voy a hablar de la ruta Javobea:
Todo empezó en las fiestas de Quintanilla de Sobresierra... creo que es mejor que primero os muestre un croquis.
Pues esto sería una representación del trayecto del Javo, el croquis es fiable en 98%, claro está, con un margen de error del 95%.

Por lo que piensan los expertos sobre el pensamiento humano, llegaron a la conclusión de que Javo quería llegar a través del monte desde Quintanilla a Masa. La línea roja es el camino realizado del Javo, se puede apreciar una pequeña desorientación. Esta trayectoria es teórica, según la ley del “Principio de incertidumbre de Heisenberg”, que dice que a ciencia cierta, no se sabe donde se encuentra exactamente un Javo en el universo. Lo que hace suponer que Javo es más complejo de lo que se suponía, pero no irracional (espero).
Llevando ya un tiempo andando, decidió desistir de la búsqueda del Santo Grial… había que esto es de otra historia, empecemos: decidió desistir de la búsqueda del pueblo de Masa, y en el punto rojo conoció a una pareja. Acechándola detrás de unos arbustos, se abalanzó sobre ella. Se llamaban Hansel y Gretel y volvían para casa en su carro mágico, así que se auto invitó a que le llevasen a Burgos (la línea verde). Esta parejita les pareció graciosa la criatura y accedieron a llevarle (creo que estaban asustados).
Todo esto con un final feliz, aunque todavía, después de las fiestas nocturnas y por la mañana, se le pueden apreciar en su cuerpo manchas extrañas y heridas aparecidas de la nada. Muchos piensan que son estigmas y que Javo debería ser canonizado, otros que son secuelas de un experimento realizado por criaturas extraterrestres y que lo abdujeron en el camino Javobeo, pero esas cosas muchas veces es mejor no saberlas y tampoco se pueden explicar… la verdad está ahí fuera.
Tiene múltiples personalidades. Esto se nota en sus cambios de humor, que derivan en cólera sin sentido y cabezonería, pero se producen en breves momentos de tiempo.
Pero al fin a y al cabo es una persona que entraña muy buenos sentimientos y puede aportar mucho a esta sociedad, como hacer un “looping” en una autovía, ya que estudia para Ingeniero de Caminos y quiere revolucionar su sector.
Daniel
Se le conoce comúnmente por Dani Melou (del carismático jugador de la serie “Campeones” que jugaba con Mark Lenders).

En realidad no puede afrontar el duro día sin un gran tazón de café. Se dice que es un vampiro que ha evolucionado, que no necesita sangre sino cafeína para poder sobrevivir, en caso contrario irá más débil de lo normal, y por consiguiente más lento (como el TDT que llega la señal con retardo).
Es una persona a la que se le coge mucho cariño y si juegas con el al Mus te vas a descojonar. Si quieres ganar dale un poco de café.
Le encanta dar largas siestas después de comer, desayunar, almorzar, merendar, cenar y después de levantarse.
Su peor enemigo es el grifo de las duchas, ya que nunca le hacen caso y no le sale el agua caliente.
Se ha vuelto un gran amo de casa desde que vive solo y lo que más le gusta es cocinar picadillo por las noches, es todo un artista, verle matar el picadillo en la sartén es un privilegio.
Que no os deje engañar su aspecto de perezoso amigable. Cuando lo requiere es capaz de conseguir velocidades de vértigo, ya sea cuesta abajo o en llano, claro está, con el deposito lleno de café y consume un litro por kilómetro.
Por ultimo decir que le encantan los juegos de palabras, destaquemos algunas como:
-¿Te gustan las galupas?
-¿Qué son las galupas?
-Pues pollas con pelucas.
-¿Has visto la foto?
-¿Qué foto?
-La de mi picha en moto.
-¿Has visto el accidente?
-¿Qué accidente?
-El de mi picha contra tu frente.
Y esta es la que le hizo famoso:
-Se vuelve loca...
-¿El qué?
-Tu picha en mi boca... –después del tiempo que tarda una señal TDT en reproducirse...- ¡mierda no!, ¡qué es al revés!
De tal manera que su mente ha derivado en estar en alerta felina cada vez que se le intenta hacer un juego de palabras. Es cierto Dani, se que vivo no te cogeremos nunca pero… ¿vivo y dormido? Nos veremos en tus sueños.
María
Se la conoce también por Mery, Merí y también a veces por “tronca”.
Es bastante popi aunque ella a veces reniega un poquito y lo que más le gusta es vestirse con vestiditos de flores y mariquitas gigantes.

El peor día de su vida fue cuando se tenía que decantar en una tienda por un zapato u otro, al final siempre se les pasa por la cabeza: -Solucionado, me llevo los dos- pero luego entra ahí una serie de conflictos entre ella misma en la que parece que hay una lucha en un mismo cuerpo. Al cabo de una batalla en la que no parece alzarse ningún ganador llega la pregunta fatídica: -¿Tu qué harías si fueses yo?- Y la primera respuesta que se me ocurre, después de haber visitado la tiendo en dos días, una vez para mirar y la otra para comprar, e inmerso en un mundo que se que no es el mío y rodeado de gente con sus propias luchas internas es: -Yo me pegaría un tiro-.
Juan
Zuazo, que es así como le llama todo el mundo, es una persona muy bonachona y alegre. Tiene su propio vocabulario con palabras o frases como: “Que pasa monarcio”, “estás to loco”, “chiqueta”, “e viejo” y demás.

Le encanta la naturaleza y viajar en bicicleta, tanto es así que no solo ha ido en bicicleta desnudo (que por cierto, tiene que ser mogollón de incomodo, a la par de peligroso, ergo no lo hagáis) sino un día estuvo tanto tiempo pedaleando que llego hasta China y estuvo perdido tres meses, que es lo que tardó para volver a Burgos.
Le gusta mucho jugar con su onda, un día jugando todos con ella en la playa dijo –por favor que no se moje que es un recuerdo de China-. Al cabo de tres segundos ya estaba en el agua, no se quien lo haría.
Le encanta el calor de Alicante y las cervezas del Constan (su viejo) y está estudiando para ser masajista… bueno corrección, está estudiando para ser masajeador… no, así no era, no me sale la palabra, joder el tío que te hace movidas con la manos que te cura que es como un masaje pero no lo es… ¡a, ya se! Fisioterapeuta.
Bueno, espero que todo le vaya bien y que pronto termine la carrera, que aquí en Burgos la cuadrilla tiene ya algunas molestias y es que nos estamos haciendo mayores.
Final

Espero que os haya gustado esta especie de biografía rara y que a nadie le haya molestado, a mí por ejemplo no me ha molestado mucho. Si tenéis alguna duda, queréis mandar otra foto en la aparezcáis mejor o cambiar alguna cosa que no os haya gustado, podéis enviar un e-mail a:
correoinventado@correocaaaliente.es
O al número de teléfono que aparece en este documento, sino aparece será que no lo he puesto pero tú busca por si acaso.
¡Un abrazo muy fuete y os quiero a todos!
1. Ningún animal ha sido dañado al realizar este documento... bueno una mosca a resultado herida porque me estaba tocando los cojones pero creo que se recuperara siempre que encuentre otras alas y abdomen.
2. Este documento tiene copyright o eso creo así que pongo el simbolito: ©.
3. Por lo tanto esta fabulilla tiene todos los derechos reservados. Y que cojones los torcidos también, ya por pedir que no sea.
FIN
Macrofabulilla desarrollada por la burbuja de Jaimelón
jueves, 24 de julio de 2008
IGUAL QUE SIEMPRE
Campo de erguido heno
acamado por el cierzo malo,
abrasado por un sol de odio,
un sol ajeno que desea
ver al que te da alegría apagado.
La zarpa de la envidia,
esa envidia cercana y destructora,
piso tus tallos y renuevos;
esa idea tan traidora que surco tu vida cada día,
esa idea de estúpida moral
incierta y calumniosa
que disparó su envenenada daga
sobre ti, como único objetivo,
para ocultar de esa forma
otros pecados, de manos blancas
y uñas afiladas,
de cuerpos miserables y apretados.
Y mientras el lobo se embriaga
con el gozo de la presa fácil
no ve que alrededor pululan
mas presas que se burlan,
que ríen por su engaño,
por su fiereza domada.
Seguir, pese a seguir yermo,
buscando con rabia de deseo
la vida que se esconde
tras esos muros muertos.
acamado por el cierzo malo,
abrasado por un sol de odio,
un sol ajeno que desea
ver al que te da alegría apagado.
La zarpa de la envidia,
esa envidia cercana y destructora,
piso tus tallos y renuevos;
esa idea tan traidora que surco tu vida cada día,
esa idea de estúpida moral
incierta y calumniosa
que disparó su envenenada daga
sobre ti, como único objetivo,
para ocultar de esa forma
otros pecados, de manos blancas
y uñas afiladas,
de cuerpos miserables y apretados.
Y mientras el lobo se embriaga
con el gozo de la presa fácil
no ve que alrededor pululan
mas presas que se burlan,
que ríen por su engaño,
por su fiereza domada.
Seguir, pese a seguir yermo,
buscando con rabia de deseo
la vida que se esconde
tras esos muros muertos.
lunes, 21 de julio de 2008
A MI AMIGO JORGE
Plasmaremos el amor mutuo
en una bacanal de orgías tinteras,
y abrazaremos el éxito,
que no compartiremos con nadie.
Porque mutuo es tu y yo.
Y eso nadie nos lo puede quitar.
miércoles, 16 de julio de 2008
El Cristal de Jama Cap. 3 El Combate de los DIoses
Ataviado ya como un monje más, el joven rebautizado como Tao Pe comenzó su entrenamiento. A pesar de que él quería desesperadamente iniciar el estudio de los movimientos, el maestro Chow le impuso otra práctica bien distinta.
Durante varias semanas, Jeremy estuvo en equilibrio día y noche sobre unos altos juncos que sobresalían del lago, con el único apoyo de sus pies. Después de varias horas en la misma postura (eso cuando no se caía a las frías aguas) el joven volvía al molino para dar vuelta tras vuelta a la pesada piedra con la que se hacía la harina para después volver a encaramarse a los juncos.
Tan sólo tenía unas breves pausas para dormir y comer, por lo que los primeros días fueron durísimos. Tanto, que llegó a enfermar en varias ocasiones, aprovechando el maestro Chow para endurecer el entrenamiento. Según él, las condiciones físicas dependían del estado mental del individuo. Si se controlaba esto, el luchador no pasaba frío o calor, hambre o cansancio, sueño… o dolor.
Un buen día, cuando el cerebro de Jeremy ya conseguía mantener a su cuerpo en un equilibrio perfecto durante días, el maestro Chow se acercó a él.
- Ya estás preparado para pasar al segundo nivel del entrenamiento, mi joven amigo.
- ¿Usted cree?
- Estoy convencido de ello. Has de saber que nadie había conseguido dominar así su equilibrio en tan poco tiempo. Normalmente, los jóvenes alumnos necesitan años para controlar su cuerpo como lo haces tú.
- Entonces, ¿ahora me enseñará los movimientos?
- Jajaja, no, mi joven amigo. Todavía queda mucho para eso, pero vas por muy buen camino.
Si en la primera fase se entrenaba el equilibrio y la comunión entre cuerpo y mente, la segunda estaba reservada para el fortalecimiento del cuerpo.
De esta forma, el anciano le impuso un durísimo reto. Jeremy debía repetir sucesivamente una serie de ejercicios que englobaban carreras continuas sobre superficies escarpadas, levantamiento de diferentes pesos, saltos, flexiones y demás. Aunque al principio Jeremy pensaba que esta fase sería más accesible para él, dada la fortaleza física que le caracterizaba, tan sólo un par de sesiones le hicieron darse cuenta de lo complicado que sería llevarla a cabo. Y es que mantener una actividad tan exigente durante casi 10 horas seguidas sin comer o descansar es algo reservado sólo para algunos elegidos.
Aún con todo, Jeremy siempre se había volcado con todo lo que iniciaba, por lo que aguantó estoicamente el dolor y el cansancio durante casi dos meses. Un buen día, cuando el joven ya realizaba sin apenas esfuerzo las diferentes sesiones, el maestro Chow se volvió a acercar a él.
- ¿Crees que estás preparado para empezar a aprender, mi joven amigo?
- No lo sé. Eso lo debería decidir usted, mi joven amigo.
- No. Llegado a este punto, nunca permitas que nadie diga lo que puedes o no puedes hacer. Tú eres el único que tiene que establecer tus límites.
- …Sí. Estoy preparado.
- Muy bien. Yo también lo creo.
Aunque Jeremy no lo sabía, era el primer alumno que pasaba las fases previas de su entrenamiento en tan poco tiempo. Eso le hizo merecedor de halagos y envidias a partes iguales provenientes del resto de los alumnos.
Así, bajo el nombre de Tao Pe, el joven empezó a repartir golpes por doquier. Al principio, éstos caían en saco roto, mientras era él el que recibía las palizas, pero como todo en esta vida, la vuelta de la tortilla sólo dependía de la práctica.
A las dos semanas de haber empezado el entrenamiento, Jeremy consiguió devolver la moneda al joven que le venció el primer día, tumbando así a su primer oponente.
Una vez pasado este punto, el ahora conocido como Tao Pe continuó su entrenamiento durante varios años, en los que fue venciendo sucesivamente a los adversarios que se le ponían delante, ante el regocijo del maestro Chow y la condescendencia de Hi Jong.
Día a día, el joven mejoraba su técnica a través de un durísimo entrenamiento, haciéndose un hueco en la vida cotidiana del monasterio. A pesar de todo, la mayor dificultad que encontró durante este tiempo fue la de aprender el incomprensible idioma de los monjes, pero cuando ya se erigía como el mejor luchador de la escuela lo hablaba de manera fluida.
Un buen día, el maestro Chow le llamó a su vera.
- Tao Pe, has mejorado mucho durante estos años. Es hora de que muestres tus habilidades con los maestros.
- No sé si seré capaz de venceros, pero lo intentaré.
El primero en subir al tatami fue Lee Wang, cuyo aspecto febril engañaba a primera vista. Sus puños eran tan rápidos como el aleteo de una libélula y tan duros como el acero.
Saludados los contendientes, la lucha se dirimió en un abrir y cerrar de ojos. Lee Wang sólo pudo descargar su fuerza en un par de ocasiones, a las que Jeremy respondió con cuatro movimientos consecutivos que hicieron mella en el consejero de Chow y el combate se decidió a favor del joven.
En ese momento subió al tatami Chun Tao, de quien se decía que era capaz de vencer a sus oponentes sin ni siquiera moverse, al menos físicamente. Con él, Jeremy se tuvo que emplear mucho más a fondo, pero después de varios minutos en los que los golpes se sucedieron por ambas partes, el joven consiguió tumbar al segundo de los consejeros. Tan pronto como acabó el combate, Chun Tao mostró sus respetos hacia el gran alumno en que Jeremy se había convertido
El tercer combate sería mucho más duro, ya que Hi Jong era conocido como el mejor luchador (sin contar con el maestro Chow) del monasterio. Mientras los contendientes se preparaban para la que podría ser la pelea más interesante en muchos años, todos los monjes se arremolinaban alrededor del tatami. Entre ellos se podían escuchar conversaciones pronosticando quien sería el vencedor, pero en realidad nadie sabía lo que podía pasar.
- Te crees muy fuerte porque has vencido a Chun Tao y Lee Wang, pero todavía te queda mucho por aprender, forastero.- dijo con vehemencia Hi Jong
- Lo sé, pero sólo probando puedo conocer mis límites. Y creo que puedo contigo.
- No me hagas reír. Un occidental jamás podrá vencer a un maestro de la lucha como yo ni con un millón de primaveras de entrenamiento. No eres más que un crío que ha recibido el favor de Chow. Si fuese por mí, no te hubiera dejado entrar nunca aquí.
- Me lo has dejado claro en muchas ocasiones. Sin embargo, el maestro Chow me ha enseñado a no guardar rencor dentro de estos muros. ¿Estas preparado?
- ¿Y tú?
Después de la batalla dialéctica previa a todo gran combate, Jeremy y Hi Jong comenzaron a repartirse golpes a tal velocidad que muchos alumnos no veían los movimientos, mientras que otros se atrevían a afirmar que eran dioses los que estaban peleando y no seres humanos.
Casi media hora después, los dos contendientes sangraban en varias partes de su cuerpo, pero el combate estaba pasando mayor factura a Jeremy. Un mal gesto le hico retorcerse el tobillo e hincar la rodilla en el tatami, momento en el que Hi Jong aprovechó para dar por finalizada la lucha. Con un golpe maestro dejó inconsciente al joven ante el silencio del resto de los alumnos.
Horas más tarde, Jeremy abrió los ojos y se vio tumbado en un confortable lecho custodiado por el maestro Chow.
- No te preocupes. Estás bien, tan sólo has perdido el conocimiento. Tendrás que entrenar más.
- Si… mucho más –dijo Jeremy en un suspiro-. Creo que con el tiempo podré vencerle…
Continuará
Durante varias semanas, Jeremy estuvo en equilibrio día y noche sobre unos altos juncos que sobresalían del lago, con el único apoyo de sus pies. Después de varias horas en la misma postura (eso cuando no se caía a las frías aguas) el joven volvía al molino para dar vuelta tras vuelta a la pesada piedra con la que se hacía la harina para después volver a encaramarse a los juncos.
Tan sólo tenía unas breves pausas para dormir y comer, por lo que los primeros días fueron durísimos. Tanto, que llegó a enfermar en varias ocasiones, aprovechando el maestro Chow para endurecer el entrenamiento. Según él, las condiciones físicas dependían del estado mental del individuo. Si se controlaba esto, el luchador no pasaba frío o calor, hambre o cansancio, sueño… o dolor.
Un buen día, cuando el cerebro de Jeremy ya conseguía mantener a su cuerpo en un equilibrio perfecto durante días, el maestro Chow se acercó a él.
- Ya estás preparado para pasar al segundo nivel del entrenamiento, mi joven amigo.
- ¿Usted cree?
- Estoy convencido de ello. Has de saber que nadie había conseguido dominar así su equilibrio en tan poco tiempo. Normalmente, los jóvenes alumnos necesitan años para controlar su cuerpo como lo haces tú.
- Entonces, ¿ahora me enseñará los movimientos?
- Jajaja, no, mi joven amigo. Todavía queda mucho para eso, pero vas por muy buen camino.
Si en la primera fase se entrenaba el equilibrio y la comunión entre cuerpo y mente, la segunda estaba reservada para el fortalecimiento del cuerpo.
De esta forma, el anciano le impuso un durísimo reto. Jeremy debía repetir sucesivamente una serie de ejercicios que englobaban carreras continuas sobre superficies escarpadas, levantamiento de diferentes pesos, saltos, flexiones y demás. Aunque al principio Jeremy pensaba que esta fase sería más accesible para él, dada la fortaleza física que le caracterizaba, tan sólo un par de sesiones le hicieron darse cuenta de lo complicado que sería llevarla a cabo. Y es que mantener una actividad tan exigente durante casi 10 horas seguidas sin comer o descansar es algo reservado sólo para algunos elegidos.
Aún con todo, Jeremy siempre se había volcado con todo lo que iniciaba, por lo que aguantó estoicamente el dolor y el cansancio durante casi dos meses. Un buen día, cuando el joven ya realizaba sin apenas esfuerzo las diferentes sesiones, el maestro Chow se volvió a acercar a él.
- ¿Crees que estás preparado para empezar a aprender, mi joven amigo?
- No lo sé. Eso lo debería decidir usted, mi joven amigo.
- No. Llegado a este punto, nunca permitas que nadie diga lo que puedes o no puedes hacer. Tú eres el único que tiene que establecer tus límites.
- …Sí. Estoy preparado.
- Muy bien. Yo también lo creo.
Aunque Jeremy no lo sabía, era el primer alumno que pasaba las fases previas de su entrenamiento en tan poco tiempo. Eso le hizo merecedor de halagos y envidias a partes iguales provenientes del resto de los alumnos.
Así, bajo el nombre de Tao Pe, el joven empezó a repartir golpes por doquier. Al principio, éstos caían en saco roto, mientras era él el que recibía las palizas, pero como todo en esta vida, la vuelta de la tortilla sólo dependía de la práctica.
A las dos semanas de haber empezado el entrenamiento, Jeremy consiguió devolver la moneda al joven que le venció el primer día, tumbando así a su primer oponente.
Una vez pasado este punto, el ahora conocido como Tao Pe continuó su entrenamiento durante varios años, en los que fue venciendo sucesivamente a los adversarios que se le ponían delante, ante el regocijo del maestro Chow y la condescendencia de Hi Jong.
Día a día, el joven mejoraba su técnica a través de un durísimo entrenamiento, haciéndose un hueco en la vida cotidiana del monasterio. A pesar de todo, la mayor dificultad que encontró durante este tiempo fue la de aprender el incomprensible idioma de los monjes, pero cuando ya se erigía como el mejor luchador de la escuela lo hablaba de manera fluida.
Un buen día, el maestro Chow le llamó a su vera.
- Tao Pe, has mejorado mucho durante estos años. Es hora de que muestres tus habilidades con los maestros.
- No sé si seré capaz de venceros, pero lo intentaré.
El primero en subir al tatami fue Lee Wang, cuyo aspecto febril engañaba a primera vista. Sus puños eran tan rápidos como el aleteo de una libélula y tan duros como el acero.
Saludados los contendientes, la lucha se dirimió en un abrir y cerrar de ojos. Lee Wang sólo pudo descargar su fuerza en un par de ocasiones, a las que Jeremy respondió con cuatro movimientos consecutivos que hicieron mella en el consejero de Chow y el combate se decidió a favor del joven.
En ese momento subió al tatami Chun Tao, de quien se decía que era capaz de vencer a sus oponentes sin ni siquiera moverse, al menos físicamente. Con él, Jeremy se tuvo que emplear mucho más a fondo, pero después de varios minutos en los que los golpes se sucedieron por ambas partes, el joven consiguió tumbar al segundo de los consejeros. Tan pronto como acabó el combate, Chun Tao mostró sus respetos hacia el gran alumno en que Jeremy se había convertido
El tercer combate sería mucho más duro, ya que Hi Jong era conocido como el mejor luchador (sin contar con el maestro Chow) del monasterio. Mientras los contendientes se preparaban para la que podría ser la pelea más interesante en muchos años, todos los monjes se arremolinaban alrededor del tatami. Entre ellos se podían escuchar conversaciones pronosticando quien sería el vencedor, pero en realidad nadie sabía lo que podía pasar.
- Te crees muy fuerte porque has vencido a Chun Tao y Lee Wang, pero todavía te queda mucho por aprender, forastero.- dijo con vehemencia Hi Jong
- Lo sé, pero sólo probando puedo conocer mis límites. Y creo que puedo contigo.
- No me hagas reír. Un occidental jamás podrá vencer a un maestro de la lucha como yo ni con un millón de primaveras de entrenamiento. No eres más que un crío que ha recibido el favor de Chow. Si fuese por mí, no te hubiera dejado entrar nunca aquí.
- Me lo has dejado claro en muchas ocasiones. Sin embargo, el maestro Chow me ha enseñado a no guardar rencor dentro de estos muros. ¿Estas preparado?
- ¿Y tú?
Después de la batalla dialéctica previa a todo gran combate, Jeremy y Hi Jong comenzaron a repartirse golpes a tal velocidad que muchos alumnos no veían los movimientos, mientras que otros se atrevían a afirmar que eran dioses los que estaban peleando y no seres humanos.
Casi media hora después, los dos contendientes sangraban en varias partes de su cuerpo, pero el combate estaba pasando mayor factura a Jeremy. Un mal gesto le hico retorcerse el tobillo e hincar la rodilla en el tatami, momento en el que Hi Jong aprovechó para dar por finalizada la lucha. Con un golpe maestro dejó inconsciente al joven ante el silencio del resto de los alumnos.
Horas más tarde, Jeremy abrió los ojos y se vio tumbado en un confortable lecho custodiado por el maestro Chow.
- No te preocupes. Estás bien, tan sólo has perdido el conocimiento. Tendrás que entrenar más.
- Si… mucho más –dijo Jeremy en un suspiro-. Creo que con el tiempo podré vencerle…
Continuará
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