Foto de la semana

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José Cendón

NO PUEDO PARAR DE CREAR

El fotógrafo gallego José Cendón escribe "Billete de ida". Es la historia de una persona que no deja de luchar por la suerte de África.

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lunes, 7 de enero de 2008

No sé por qué

No sé por qué empecé a buscar a aquella gente. No sé por qué razón se esconden. Tal vez ellos disfrutan en la soledad de su escondrijo, como yo disfruto con el rastreo de los enfermos de esconderite. Sí, los enfermos del esconderite. Yo busco gente, pero no desaparecidos. No soy policía, Muka me libre. Me interesan las personas que no están. Las que no veo.

Nací con un don. Todos los días con la “misma rutina”. Despiertas, estiras, bostezas y asomas la cabeza debajo de la cama. Tomas un buen desayuno. Caminas despacio hacia la puerta, apoyas el brazo en ella, la cabeza en el brazo, cierras los ojos y cuentas; uno, dos, tres... hasta cien.

Tengo un don. Si hay algún loco del esconderite cerca, mi cuerpo lo nota, me avisa. Como Spiderman y su sentido arácnido. El hombre-araña. ¿El hombre araña?. ¡ El gato araña! Ellos si se esconden bien. Y esa gata...

Mi sentido no falla. Lo normal es encontrar al loco del esconderite en menos de diez minutos. Suele ser un hombre harapiento escondido entre cartones. En tres o cuatro patadas salen de su escondrijo.

Una vez tardé casi tres horas. Un pofesional.

Aaah! Pero esa chica me saca de quicio. ( NO IMBECIL!!! Que va a ser Madelaine).

Las reglas son las reglas, y están para cumplirlas. No te puedes esconder en el cementerio. La norma es clara, el límite es siempre hasta el cementerio. Un poco de seriedad. Hagamos las cosas bien. NO te puedes ocultar en un coche, menos aún meterte en el maletero.

Tramposa.
Tramposa.
Tramposa.

Hasta hace unos meses siempre he dado con el oculto. Mi sentido no falla. Ella está ahí. O acá. Dentro del maletero de cualquier coche. No la he visto pero sé que es ella. Sí, ELLA. Una hembra de corta edad. Una falsa mujer. Más que una niña. Mi sentido no falla. Sé que es ella porque empieza a oler a alcohol y piruleta.

Quién me mandaría venir a Madrid. En mi pequeña ciudad ya no me quedaban enfermos por encontrar. Tenía que haberme retirado. Pero no. Madrid, al principio era casi un paraíso, no paraba de encontrar a jodidos locos del esconderite. Patrullaba las calles y era feliz. Pero desde que la sentí por primera vez a esa embustera desequilibrada... nada.

En está mierda de capital no hay más que coches. Odio los coches. Odio los parkings. La odio.

Igual soy yo el enfermo. Igual ella es la cura, la razón para dejarlo. Terapia de choque. No. No caeré en su sucia trampa. Esa mequetrefe se cree más lista que yo. Espera a que me rinde para salir de su zulo y decirme con su voz infantil y burlona “por mí y por todos mis compañeros” “y por mí primero”. Entonces todo mi trabajo hubiese sido en vano. Yo no me planto. He recibido instrucciones directas de la Creadora del Universo, y esa chiquilicuatre no va a poder conmigo. Necesito concentrarme. No puedo romper la holla. Esa tarambana no puede chotearse de mí. Olisquearé todo Madrid y daré con ella. Abriré el maletero y estará ahí, acurrucada, hecha un ovillo. Borraré su sonrisa felina, escupiré todo mi odio concentrado.

Fullera, has perdido. Y gritaré “por...”


Un relato de Konkreto.

2 comentarios:

Borja dijo...

Una maravillosa historia. Espero que le guste a todo el mundo, vamos chicos esto marcha lentamente pero marcha.

Anónimo dijo...

Vamos a entendernos Burboja, si te mando la historia y te digo que no tiene título ejque no tiene título.
(Y el título era lo mejor de la fabulilla...).