La historia de Tobías Carrascosa
- Tantos años trabajando y luchando por sacar a flote una familia y ahora estoy aquí. Me han abandonado. Todos. A mi mujer no la culpo. Ella se fue hace ya tiempo. Aunque si te digo la verdad, creo que nunca amé a esa arpía. En parte es lógico que de un matrimonio sin amor salga una familia así. Cinco hijos… Ocho nietos… Cuando se murió esa bruja me dejaron aquí. Solo. Ni una sola visita en los últimos once años… Pero tampoco les culpo. Ellos tienen su vida lejos de aquí.
- Entonces llegó esta maldita enfermedad que me tiene atado a una cama desde hace exactamente 932 días y sus correspondientes noches.
- Ya lo sé Tobias, me lo ha contado muchas veces.
- Si, los viejos como yo tendemos a revivir viejas penas. Pero también buenos momentos. Todavía me acuerdo de Zeus, aquel pastor alemán que me soportó durante tantos años. Era infatigable, ¿sabes? Siempre quería estar fuera, en el campo… Conmigo… Pero eso son sólo recuerdos. Ahora no me queda nada.
- Eso no es cierto Tobias. Aquí tiene gente que le quiere.
- Bah! No digas bobadas hombre. Dentro de este infierno terrenal no hay espacio para el amor. El resto de los internos sólo esperan pasar el resto de sus días en paz, recibiendo de vez en cuando una visita de sus adorables nietos…
- ¿Y que piensa de mí?
- Que eres un buen hombre. Honesto, pero no me quieres. Sólo haces tu trabajo…Muy bien, por cierto.
- Supongo que eso es un halago.
- No te confundas. Suponer es de cobardes. Lo que importa es saber. ¿Tú crees que eres una buena persona?
- Sí, creo que sí.
- ¿Quieres a tus hijos?
- Claro.
- Pues entonces eres una buena persona. Intenta no cambiar nunca.
- Intentare no hacerlo.
- Así me gusta… ¿Está todo listo?
- Sí. ¿Está seguro de que quiere hacerlo?
- Por supuesto… Esto te va a acarrear problemas.
- Lo sé… Pero soy un buen hombre…
- Gracias por todo Fede.
- No, gracias a usted. Me ha enseñado mucho. Se le olvida algo.
- Ah, sí! Hazme un último favor. Toma este sobre. Léelo cuando todo haya terminado.
- De acuerdo. Adiós Tobias.
- Hasta luego Fede…
Bip… bip…bip….bip…bip….biiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiip
Cuado aquel buen hombre se hubo marchado en pos de su infinito descanso, Fede abrió el sobre mientras una pequeña lágrima corría por su mejilla.
Querido Amigo:
Durante estos últimos años has estado junto a mí. No olvido que te pagan por hacerlo, pero para mí ha sido muy importante tu presencia, tu compañía. Sé que eres un buen hombre, y es por eso que todo lo que tengo te lo dejo a ti. Que se jodan mis hijos. Lo he dejado todo atado para que no tengas ningún problema. Nadie sospechará de ti. Llama a Alfonso Usías, él te dirá como hacerlo.
Gracias por ayudarme a dejar este mundo tan egoísta y deshumano. Ignoro si hay algo más allá, pero siento que mi hora llegó hace ya mucho tiempo. Espero que puedas ser todo lo feliz que yo no pude ser.
Cuida de tu mujer y tus hijos. Ellos son lo más importante. Y córtate el pelo, pareces un jipi.
Eternamente agradecido.
Tobías Carrascosa.
P.D.: Probablemente te sorprenda saber que muero siendo asquerosamente rico. Nadie sabe que me tocó la lotería hace muchos años, así que cuida esa fortuna y sobre todo no alardees de ella.
- Descuide Tobías –dijo Fede agarrando la mano inerte del anciano-. Me cortaré el pelo.
GIT
NO PUEDO PARAR DE CREAR
El fotógrafo gallego José Cendón escribe "Billete de ida". Es la historia de una persona que no deja de luchar por la suerte de África.
Envía una foto de actualidad y sera publicada.
Envía una foto de actualidad y sera publicada.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
Gran historia y mejor final , enhorabuena G.I.T.
gracias J.A.V.
O.K. G.I.T.
Creo que tiene un buen planteamiento pero es muy predecible
Publicar un comentario